Estrenan cinta sobre la vida cotidiana en Cuba retratada por siete directores

El 14 de noviembre llega Siete días en La Habana, donde participan Benicio del Toro y Kusturica. En siete relatos, la película  describe la isla en la actualidad, con sus miserias y alegrías.




Yuma le dicen en La Habana a los gringos. Particularmente, a los gringos turistas como Teddy, sin más referencias cubanas que dos postales y tres visitas a una página de internet. Teddy es de esos "yumas" voluntariosos y con ganas de explorar. Es estudiante de cine y le han dicho que en San Antonio de los Baños hay una escuela de primera, la mejor del mundo bajo la latitud de Estados Unidos. Por eso Teddy está en La Habana bajando del avión y subiéndose a un taxi que lo llevará a dar vueltas por la ciudad. Por lo bueno, lo bello y lo feo de la vieja capital.

Este es el primer cortometraje, el del día lunes, de la película Siete días en La Habana, realizada por siete directores y con el objetivo de plasmar su visión del país socialista. El filme se exhibió en el Festival de Cannes en mayo del 2012 y su estreno en pantalla grande chilena es el jueves 14 de noviembre. Es una nueva oportunidad para apreciar, además, cómo es visto el país a través de los ojos de Leonardo Padura, uno de sus escritores más sobresalientes: tres de los siete cortos se basan en cuentos del autor de La cola de la serpiente. Entre ese trío está el mencionado El yuma, que dirige el actor puertorriqueño Benicio del Toro y que protagoniza Josh Hutcherson (Los juegos del hambre). Como ocurre en lo que escribe Padura, hay una irrenunciable denuncia de que las cosas no andan de lo mejor en su país. En este caso, el taxista que mueve a Teddy en su Ford cincuentero es un ingeniero que podría estar ganando el triple si los sueldos fueran proporcionales a las calificaciones académicas.

En fin, es una historia con humor y algo de miseria y esa es la tónica de los otros seis relatos. Algunos de los mejores están en manos de los cineastas argentinos Pablo Trapero (Carancho) y Gaspar Noé (Irreversible). El primero dirige a Emir Kusturica, quien se interpreta a sí mismo: alcohólico, pendenciero, gesticulador, sin vergüenza ni ajena ni propia. Kusturica llega a recoger el Premio Coral a la Trayectoria al Festival de Cine de La Habana. Es día martes y llega en condiciones evidentes de intemperancia. El segmento que contiene esta historia se llama Jam session y otra vez se cuela el tópico del profesional que trabaja en algo que no le corresponde. El chofer de Emir es un eximio trompetista y un jazzista que en las noches toca en un club. Este martes invitará a Kusturica y hará una "jam session".

Durante la presentación del filme en San Sebastián, Trapero tuvo buenas palabras para Kusturica: "Ha sido muy generoso porque nos dejó jugar con su imagen. Esos días, además, no bebió una gota de alcohol. Se alimentó con verduras y agua".

El palestino Elia Suleiman también comparte con Trapero el ser uno de los hijos predilectos del Festival de Cannes. Además ganó el Premio del Jurado en ese encuentro en el 2002, por la comedia Intervención divina. A Suleiman le toca el día jueves y es una jornada en su estilo: agridulce, con algo de fracaso. Hace de sí mismo, paseándose por los salones de un hotel habanero, luego saliendo a la calle a respirar el violento oxígeno tropical y retornando otra vez a la morada. De nada sirve la espera. Su reunión debe ser con Fidel Castro, pero dilatan y dilatan el encuentro. Eso sí, en las horas perdidas se ha enterado de que las "guaguas" (buses) siguen llenos, de que la luz y el agua se cortan con rítmica frecuencia, de que los homosexuales no están sentados en la mesa de ningún diálogo nacional, de que los balseros huyen más que nunca.

EL FIN DE SEMANA

El día viernes es de rituales. Gaspar Noé cuenta la historia de una chica lesbiana, que es mandada a exorcizar por sus padres a la jungla. El sábado se llama Dulce amargo y lo dirige el cubano Juan Carlos Tabío, coganador del Oso de Plata de Berlín por Fresa y chocolate, junto a Tomás Gutiérrez Alea. Tabío vuelve al clásico cubano con dos profesiones. Ella es Mirta, una psicóloga que tiene un programa de televisión, pero que se gana la vida haciendo pasteles. La película en siete partes termina en La fuente, uno de los mejores episodios. Es un domingo religioso filmado por el francés Laurent Cantet (ganador de Cannes por Entre los muros, protagonizado por Martha y sus vecinos. En la Cuba de más de medio siglo de socialismo real la Virgen María es más faro y guía que nunca y todos en el barrio quieren construir un altar en su memoria después que Martha soñó con ella.

Una mención aparte merece La tentación de Cecilia, del español Julio Medem. Es el miércoles y es un pequeño drama con un pie en Cuba y otro en Europa: la cantante Cecilia triunfa en España y no sabe si seguir en La Habana o dejarla para siempre. En Cuba tiene a su novio y en Europa, un futuro mejor. Escrita por Leonardo Padura, La tentación de Cecilia es una radiografía del artista que se divide. Quizás un guiño a sí mismo.

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