Fernando Riera mirará siempre el Nacional

Los discípulos Salah y Pellegrini asistieron al homenaje de su mentor. Pizzi estuvo cerca de media hora en el evento.




El frío era intenso en el corazón de Ñuñoa. Pero en plena esquina de Campo de Deportes con Grecia parecía no importar. Miles de aficionados hacían fila para retirar una entrada para los festejos por el bicampeonato. Centenares homenajeaban a un maestro: Fernando Riera.

El fútbol chileno le rindió tributo a uno de sus impulsores. Cerca del mediodía se inauguró una escultura tallada en mármol travertino del Tata. El rostro del DT  que llevó a Chile a alcanzar el tercer lugar en su Mundial de 1962 mirará para siempre el coloso, con uno de sus mensajes escrito: "En la hora del triunfo disfruta con equilibrio, sin olvidar que no siempre ganarás".

Asistieron al homenaje sus familiares, pupilos y amigos. También sus principales discípulos: Manuel Pellegrini y Arturo Salah, quienes impulsaron la  elaboración del busto, en respuesta a la negativa de los vecinos de renombrar la calle Campo de Deportes.

A la ceremonia concurrieron Juan Antonio Pizzi y Jean Beausejour. Ambos fueron recibidos con fuertes aplausos. Aunque el favorito fue siempre el Ingeniero, quien se sentó junto a su amigo el presidente de la ANFP.

Luego de destapar el monumento, Pellegrini comentó el legado de Riera: "Gran parte de sus jugadores lograron ser técnicos. Fuimos influenciados, porque nos supo transmitir la vocación día a día". Macanudo se retiró a los 30 minutos, pero antes se estrechó en un abrazo con el Ingeniero.

En tanto, Salah estaba emocionado. No dudó en tildar como "privilegio" su cercanía con el histórico DT. "Me enseñó valores. Honradez, humildad, de no ganar de cualquier forma, que lo importante era el cómo hacerlo", aseguró. Ante la pregunta si su mentor estaría orgulloso de su carrera, no tuvo una respuesta clara. "No lo sé. Está mirando cómo lo hacemos". Pero agregó: "Ahora que me toca el privilegio de estar dirigiendo el fútbol quiero lograr que nuestra actividad tenga la línea que él siempre quiso".

Sus cercanos concuerdan que Riera estaría iracundo con el homenaje. Su sello era el bajo perfil, la humildad. La misma que está grabada en su monumento que será vigía del fútbol chileno para siempre.

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