Guerra, migración y pobreza: las 143 imágenes de World Press Photo llegan a Chile

Desde el viernes, Espacio Fundación Telefónica exhibe las mejores fotos del año premiadas por el certamen internacional.




Por 35 años, la cámara de John Stanmeyer (1964) ha registrado los crudos acontecimientos del presente en distintos lugares del planeta, desde la guerra en Afganistán hasta la propagación del VIH en Asia, pero la mirada del estadounidense siempre se ha dirigido al pasado remoto de Africa. La idea de que el origen de la humanidad proviene del continente negro es algo que obsesiona a Stanmeyer y que, de alguna forma, ha logrado darle sentido a su quehacer fotográfico en los últimos años. "Me siento un ciudadano del mundo y me fascina todo sitio al que podamos llamar casa. En el fondo, estoy siempre trabajando sobre el concepto de qué somos colectivamente, y por eso tengo un compromiso con las narraciones cotidianas, con lo que nos hace ser lo que somos", dice a La Tercera  John Stanmeyer, cuya foto, publicada por National Geographic, fue elegida la mejor del año en la última World Press Photo (WPPh), el premio de fotoperiodismo más prestigioso del mundo, fundado en 1955 en los Países Bajos.

La imagen del estadounidense resume justamente su interés en las conexiones humanas: en Yibuti, país ubicado en el Cuerno de Africa, un grupo de inmigrantes alza sus teléfonos móviles hacia el cielo intentando captar la débil señal de Somalía, con el fin de comunicarse con sus familiares. Yibuti es la parada habitual en la ruta de los inmigrantes de Somalía, Etiopía y Eritrea que van hacia Medio Oriente, a buscar mejores oportunidades. "Eran unas 15 personas que sacudían sus teléfonos al mismo tiempo. Me conmovió porque refleja el tema en el que he estado trabajando: las migraciones que poblaron el planeta hace millones de años y que siguen hasta hoy. No hay diferencia entre ellos y sus antepasados, todos vivimos la misma experiencia, sólo que ahora la tecnología permite comunicarnos con nuestra familia, que es la esencia de lo que somos", señala el fotógrafo.

El jurado alabó el sutil mensaje de su imagen: "Es una foto que abre la discusión acerca de la tecnología, la globalización, la migración, la pobreza y la humanidad. Es una imagen sofisticada, poderosamente matizada".

Desde el viernes, la instantánea de Stanmeyer protagoniza la muestra con otras 142 fotos premiadas este año por la World Press Photo (WPPh), que llega a Chile y se exhibe por quinto año consecutivo en el Espacio de Fundación Telefónica. "Es de nuestras exposiciones más visitadas, en un solo mes recibimos unas 40 mil personas", dice Andrés Wallis, vicepresidente de la Fundación Telefónica, sobre la muestra que estará también en Alemania, Canadá, Japón, Francia, Noruega y España, y que reúne los mejores trabajos de 2013, de 53 fotógrafos en las categorías de Noticias generales, Vida diaria, Naturaleza, Deportes, Retratos y Temas contemporáneos.

NUEVAS GENERACIONES

Las víctimas del derrumbe de un edificio en Bangladesh, los sobrevivientes del tifón Haiyan en Filipinas, el ataque del Ejército Libre Sirio en Damasco, el tiroteo en un centro comercial en Kenia o la violencia doméstica dentro de una familia en Ohio. Estos son algunos de los temas que recoge la edición 57ª de la WPPh, en la que la foto de Stanmeyer destaca por estar alejada de la crudeza que suele dominar la selección.

Eso no quiere decir que el fotógrafo se haya mantenido al margen de los acontecimientos más duros del fotoperiodismo. Entre sus reportajes para la revista Time, donde trabajó 10 años, y para National Geographic, donde publica hasta hoy, está una serie sobre el tsunami de 2004 en Indonesia y sus efectos en la salud mental de Asia. También registró la situación de los refugiados de la guerra civil en Uganda y la trágica situación social en Haití. Stanmayer está atento a los temas sobre injusticia social, pobreza y derechos humanos, que suele recoger en historias íntimas, pero igual de emotivas. Por sus imágenes ya ha ganado el Premio Robert Capa y varias veces el Premio Poy como mejor fotógrafo del año.

¿Le preocupa que su fotografía pueda ser demasiado violenta?

Creo que eso depende más de la interpretación del público. Si de alguna forma te hago reflexionar, te hago sentir feliz o te hago sentir horrible, entonces mi trabajo está hecho. A lo que voy es que mi fotografía no es realmente mía. No armo nada, sólo sigo a esta gente y la narración va fluyendo naturalmente. Lo que sí me interesa es la composición, que la foto tenga sentido, que transmita un compromiso y una pasión.

¿Qué es lo más difícil de este trabajo?

Las jornadas son extenuantes, se trabaja por meses y a veces me pregunto cómo mantener la energía para continuar. También he sido arrestado y cuando hay guerras siempre uno quiere regresar pronto a casa, muchos de mis amigos no han vuelto. Pero cuando eres fotógrafo y haces crónicas del mundo que te rodea, tienes que abstraerte de ti mismo y concentrarte en las personas que te están dejando entrar a su mundo.

¿Qué significa para usted haber ganado la WPPh?

Estoy muy agradecido, pero no trabajo para los premios. Creo que a los que se debiera premiar es a la misma WPPh, son ellos los que se encargan de llevar estas fotos al mundo. Gracias a ellos muchos chilenos serán iluminados con este puñado de realidad y podrán preguntarse sobre quiénes somos y hacia dónde estamos yendo. Qué les estamos dejando a las nuevas generaciones.

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