Justicia argentina condena a prisión perpetua a represores en caso de hija de líder Abuelas Plaza de Mayo

Según los jueces, se los condenó a la máxima pena por "su complicidad en el genocidio" durante la dictadura, por delitos cometidos en el centro clandestino conocido como "La Cacha" de esa ciudad.




Una corte federal de Argentina condenó el viernes a prisión perpetua a 15 acusados por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar del país, incluido el secuestro y asesinato de Laura Carlotto, hija de la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto.

En una sala repleta de militantes de organismos de derechos humanos en la ciudad de La Plata, en Buenos Aires, un Tribunal Oral Federal leyó la condena a los acusados.

Según los jueces, se los condenó a la máxima pena por "su complicidad en el genocidio" durante la dictadura, por delitos cometidos en el centro clandestino conocido como "La Cacha" de esa ciudad.

Los jueces absolvieron a uno de los acusados y condenaron con prisión de entre 12 y 13 años a otros cuatro.

La dictadura militar que gobernó el país sudamericano entre 1976 y 1983 secuestró, torturó y asesinó a cerca de 30.000 personas -mayormente activistas políticos y trabajadores-, según organismos de derechos humanos.

En muchos casos, los represores se apropiaron ilegalmente de los hijos de las víctimas nacidos en cautiverio, como sucedió con el hijo de Laura Carlotto, nacido en junio de 1978.

Desde entonces, Estela de Carlotto se abocó a la búsqueda de su nieto, a quien encontró en agosto.

Las Abuelas de Plaza de Mayo han logrado identificar a más de 110 hijos de desaparecidos apropiados por miembros de la dictadura.

El juicio se inició en diciembre de 2013 contra los acusados, que pertenecían a la Armada, el Ejército, el gobierno de la Provincia de Buenos Aires, a la Policía y el Servicio Penitenciario Bonaerense.

Al término de la lectura del veredicto, se produjeron incidentes cuando dos de los acusados provocaron con gestos desafiantes al público, que respondió con gritos de "asesinos" mientras miembros de las fuerzas de seguridad retiraban a los condenados de la sala.

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