Roma se llena de miles de peregrinos por canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II

<p class="bullet">Por primera vez en la historia, dos pontífices serán canonizados en forma simultánea. La ceremonia será presidida por el Papa Francisco y estará presente Benedicto XVI.</p> <p class="bullet">Se calculaba que más de un millón de personas, venidas de todo el mundo, presenciarían la ceremonia que se llevará a cabo en el Vaticano.</p>




En las plazas, en las calles. Con mapas como acordeones, buscando a un raro ejemplar de romano autóctono que sepa dar indicaciones. En el bus, interrogando al conductor con aire perdido o bien organizados en enjambres siguiendo a un paraguas levantado por el cura o la monja que guía la compañía. Con la mochila en la espalda, un gorrito para el sol, a veces la guitarra, siempre zapatilla y la cruz al cuello. Son familias y grupos de jóvenes, sacerdotes, monjas, parejas recién casadas. El crisol del peregrino se despliega por completo en cada rincón de la ciudad eterna. Sobre todo en las iglesias, que anoche se quedaron abiertas para una velada coral de agradecimiento.

Los feligreses -un millón, según las previsiones- invaden Roma y aquel pequeño estado que lleva dentro, en la vigilia de un día histórico. Un día en el cual por primera vez dos pontífices -Juan XXIII y Juan Pablo II- serán canonizados de forma simultánea. Oficiará la ceremonia el actual Papa Francisco y muy cerca estará sentado Benedicto XVI, quien finalmente confirmó su asistencia.

"Es todo un hito: somos testigos de algo excepcional: dos Papas proclamando santos a dos de sus predecesores", evalúa Alfonso Riobo, que llegó con la diócesis de Madrid y dirige la revista Palabra.

La fila para entrar a la Basílica para visitar las tumbas de los casi-santos avanza lenta. Hay que calcular al menos 45 minutos de espera. "Llegamos 32 desde Trentino, norte de Italia, para estar en este momento especial. Nos preparamos estando todos unidos", cuenta Caterina, 20 años.

Tiziana Brincivalli, 63 años, profesora jubilada, recuerda a Juan XXIII. "El Papa Bueno fue el Papa de mi infancia, el primero del que me acuerdo bien. Recuerdo que en la escuela nos llevaron a la cafetería para ver en la televisión el principio del Concilio, con los obispos que llegaban...".

Cada uno guarda su recuerdo. La gran parte del pueblo reunido aquí por el llamado del Papa Francisco conoció a Juan XXIII por haberlo estudiado, visto en foto, escuchado en los cuentos de los padres o visto en la infancia. Pero la mayoría tuvo una experiencia directa de Juan Pablo II y muchos le vieron en vivo. Es un hecho generacional: Angelo Roncalli fue Papa de 1958 a 1963. Y temporal, se podría decir, ya que Juan Pablo II ocupó el solio de Pedro durante 27 años.

Polacos, españoles, africanos de decenas de naciones y matices de piel, hasta indios y muchísimos latinos, de 17 países distintos: por una dulce contrapartida, el Papa viajero reunió en Roma al mundo entero.

"Juan XXIII le conozco de cuento. A Juan Pablo II lo vi, de cerca, estuvo dos veces en Venezuela", dice Dolores, 50 años. Norma Aránguiz llegó con 18 compañeras y un solo hombre, desde Angol, Chile. "Tardamos 33 horas en llegar. Pero merecía el esfuerzo".

"Estamos aquí porque nos movió un gran sentimiento nuestra compatriota Floribeth que fue saneada por Juan Pablo II", cuenta Jessica Duarte, 42 años, de Costa Rica, al referirse al milagro que le valió la aureola al papa polaco.

Diez mil agentes de las varias fuerzas velan sobre la ciudad, 3.500 más que un día normal. "Estamos preparados para acoger este gran evento de importancia mundial para todos los católicos", tranquilizó Angelino Alfano, ministro de Interior.

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