Vecindario donde vive el capitán del Costa Concordia lo defiende de ataques

"Es una buena persona, un marinero experto, un excelente  comandante", se escucha en Meta di Sorrento la ciudad en que reside Francesco Schettino, en el sur de Italia,  cerca de Nápoles y donde cumple arresto domiciliarios.




Tras el naufragio del Costa Concordia, el capitán de la nave Francesco Schettino, ha recibido los dardos de muchos sectores y la prensa lo muestra como un cobarde por huir ante la adversidad, que ahora está bajo arresto domiciliario acusado de homicidio múltiple, causar la tragedia y abandonar el barco. Incluso hoy ya había camisetas con la frase en italiano "Vada a bordo, cazzo!", emulando la frase con que se le ordenaba a Schettino volver a cumplir su tarea tras escapar al momento del naufragio, como consta en el expediente investigativo.

"Gracias, capitán" era el más moderado titular elegido el por el mayor diario del país, el Corriere della Sera, reflejando la gratitud de los italianos, que ven el comportamiento de Schettino como una vergüenza nacional, apunta Reuters.

Sin embargo, en Meta di Sorrento, la ciudad al sur de Itlia, cerca de Nápoles, donde cumple el arresto, los vecinos lo defienden. Considera que hizo todo lo posible para salvar a los pasajeros.

"Es una buena persona, un marinero experto, un excelente comandante", repite en defensa del marino, de 52 años, el vecindario de la ciudad .

Al llegar a Meta el martes por la noche, Schettino se  defendió en primera persona frente a sus amigos y su familia. "Hice mi deber, no escapé, ayudé a los otros", alegó a pesar de  la grabación difundida horas antes de un diálogo áspero que  mantuvo con el comandante de la capitanía de puerto, Gregorio De  Falco.

No obstante, sus conciudadanos repiten un dicho: "quien va por mar navega, quien  está en tierra, juzga". O sea, "se están diciendo un montón de infamias, pero Franco (apodo de Francesco) aclarará todo". Algunos definen lo ocurrido como una "tragedia", "un incidente que le podría ocurrir a cualquiera".

La tía Laura del capitán responde al teléfono: "ocurrió una diablada, somos un familia de navegantes, hicimos siempre nuestro deber". La madre, por su parte, sostiene que se están diciendo  "muchas infamias" sobre su hijo. Pero que "quien se equivoca  debe pagar y pagará", consigna Ansa.

Frente a la casa del capitán Schettino, está Francesco Amato,  quien fue durante más de diez años comandante. Trabajó junto con  Schettino en la línea naviera Tirrenia. 

Y relata: "crecimos juntos y todos en este pueblo nos dimos  cuenta enseguida de su bravura, de su capacidad. Era el 'top'  entre todos nosotros. Y es por esto que hace años le dijimos que  si quería hacer carrera debía cambiar compañía, tenía que  apuntar a la 'Costa' (por Costa Cruceros, dueña del "Concordia",  ndr) y así hizo una espléndida carrera".

Si se le pregunta sobre el contenido de la conversación entre  Schettino y De Falco, el ex comandante se queda un momento en  silencio. "Me desilusionó, pero estoy convencido que la suya fue  una reacción dictada por el shock", dice luego.

En la misma nave accidentada trabajó hasta julio Gaetano  Perrusio, un cocinero. "Saben -cuenta- Franco me ayudó a tener  ese puesto de trabajo".

"A Schettino -relata el cocinero- lo conocemos todos en este  pueblo, él ayuda a quien tiene necesidad, está siempre  dispuesto. De él nunca nos hubiésemos esperado una cosa como  ésta".

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