70 años de la Declaración Universal de Derechos Humanos

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"Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos". Con esta afirmación fundamental comienza el artículo 1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, escrito en un momento histórico, cuando las naciones se levantaban de la Segunda Guerra Mundial con sus millones de víctimas y una vasta destrucción en todos los continentes.

La Declaración Universal –el documento más traducido en el mundo- no solo dio origen a un sistema universal de derechos humanos, con estándares y tratados internacionales ratificados por la gran mayoría de los Estados, sino que también inspiró las constituciones modernas y movimientos sociales diversos.

Los progresos alcanzados en la realización de derechos y libertades a raíz de la Declaración Universal son irrefutables, y Chile no está al margen de ello. El país ha mostrado su firme compromiso con el sistema universal y ha sido escogido nuevamente por la comunidad internacional como miembro del Consejo de Derechos Humanos.

Chile también ha suscrito a los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un plan basado en los derechos humanos, que resalta la necesidad de avanzar de manera integral en las distintas áreas de desarrollo, consagrando los principios de igualdad y no discriminación, incluyendo a todas las personas, especialmente aquellas en condiciones de mayor vulnerabilidad, marginalidad y exclusión.

Gracias a esa voluntad y al incansable trabajo de individuos y organizaciones defensoras de derechos humanos en la sociedad civil, la democracia chilena hoy cuenta con una robusta institucionalidad y conciencia pública para enfrentar los retos relacionados con los derechos humanos que surgen en materia de desarrollo social, del medio ambiente, seguridad pública, justicia y gobernanza, entre otros.

Sin embargo, aún queda mucho por hacer, por ejemplo en materia de violencia y discriminación contra mujeres y niñas, en el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas, migrantes, personas LGTBI, personas con discapacidad, entre otros. Los desafíos asociados al cambio climático y el medio ambiente también agrupan diferentes riesgos para el goce pleno de los derechos humanos de las poblaciones afectadas. La acción para afrontarlos exige cumplir con las responsabilidades tanto por parte del Estado como de la empresa privada en la protección y el respeto de los derechos humanos.

Aunque hayan pasado más de siete décadas, las lecciones aprendidas por los líderes mundiales que negociaron y adoptaron la Declaración Universal no deben pasar al olvido. Nuestro presente plantea importantes desafíos a la humanidad, y lo que se concibió entonces como una hoja de ruta para los pueblos hacia un mundo más justo y pacífico sigue estando plenamente vigente.

La Declaración Universal de Derechos Humanos ilumina el camino hacia ese mundo más sostenible con el que soñamos. Ahora más que nunca, nuestro deber compartido está claro: Defendamos los derechos humanos de todas las personas y en todo el mundo, sin dejar a nadie atrás.

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