A la fila



SEÑOR DIRECTOR:

Cuando se discutía la Ley 20.845, mal llamada de inclusión escolar, muchos advertimos los efectos negativos que tendría en la educación. Pero finalmente se impuso un modelo que va contra lo más esencial de las personas: su derecho a perseguir sus sueños libremente.

Las filas que hemos visto frente a escuelas, colegios y liceos del país, son de padres buscando una mejor educación para sus hijos, de acuerdo con sus intereses, talento o vocación; apoderados que siguieron todo el proceso del Sistema de Admisión Escolar, partiendo por la postulación en agosto pasado, esperando que el algoritmo se hiciera cargo de su realidad familiar, pero que no tuvieron suerte.

Para algunos, este es el tercer año intentando que sus hijos queden en el establecimiento de su interés. Razones hay muchas (preferencia por un proyecto educativo, cercanía al hogar, ambiente escolar, entre otras), pero el sistema no se hace cargo de ellas.

El SAE tiene algunas ventajas, como terminar con las odiosas discriminaciones arbitrarias, pero claramente tiene desventajas que hay que corregir. En el mundo hay experiencias mixtas exitosas que vale la pena revisar. Esperamos no tener que vivir otro proceso así, porque, de lo contrario, solo quedará ponerse a la fila.

José Luis Velasco

Presidente ASEDUCH

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