Acuerdo de doble tributación con Estados Unidos

Su aprobación por parte del Senado estadounidense constituye un paso clave para que Chile pueda potenciar la llegada de inversión de dicho país en sectores clave de nuestra economía.



Luego de 13 años de tramitación, finalmente el acuerdo de doble tributación con Estados Unidos ha logrado luz verde. Ello luego de que el Senado de dicho país aprobara por abrumadora mayoría dicho acuerdo, enviando así una potente señal respecto del interés por profundizar la integración económica con Chile.

El largo tiempo que tomó la aprobación de este acuerdo por parte de Estados Unidos -el Senado chileno ya lo había refrendado en 2015- es una señal de las diversas complejidades que fue necesario resolver. En este último tiempo existía la impresión de que las cosas se podrían poner mucho más difíciles, debido a las críticas que el Partido Republicano ha hecho ver respecto de Chile a propósito del programa Visa Waiver, exigiendo el retiro de los chilenos de este programa si es que nuestro país no se allanaba a proporcionar mayores antecedentes penales de los solicitantes. A pesar de estas dificultades con el programa de exención de visa -que al parecer ha logrado encontrar caminos de solución- han terminado prevaleciendo los vínculos estratégicos entre ambos países. Fundamental ha sido para este resultado el rol que han jugado los equipos técnicos de la Cancillería así como la embajada de Chile en Estados Unidos. Con este paso el país retoma lo que ha sido su estrategia en estas últimas décadas, que es profundizar la integración con el mundo mediante la firma de acuerdos de carácter comercial.

Si bien nuestro país ya tiene un tratado de libre comercio con Estados Unidos -el cual ha permitido un considerable incremento del flujo comercial entre ambos países-, y la inversión de empresas de dicho país en Chile supera los US$ 27 mil millones, contar con un acuerdo de doble tributación era un paso indispensable para profundizar estos vínculos y hacer mucho más atractiva las posibilidades de inversión bilateral.

Un argumento que por lo visto hizo mucha fuerza dentro del Senado estadounidense es el hecho de que con este acuerdo Chile se hace mucho más competitivo para las empresas estadounidenses, ya que el ahorro tributario facilitará la inversión en campos hasta ahora no demasiado explorados, en particular lo que se refiere a todo aquello que facilite la transición tecnológica. En ello el litio cobra un interés particular, y dentro de los argumentos que se escucharon en la Cámara Alta norteamericana es que las empresas chinas, producto de los acuerdos comerciales que han suscrito Santiago y Beijing, cuentan con ventajas para invertir en dichos recursos, algo que a partir de este acuerdo debería nivelarse.

El escenario para los inversionistas extranjeros ha estado sometido a tensión en el último tiempo, producto de una serie de señales erráticas que ha enviado Chile. En el caso de Estados Unidos, inversionistas de dicho país han activado el procedimiento de resolución de controversias establecido en el TLC, a raíz de la reforma constitucional que obligó a las compañías de seguros a tener que adelantar a sus afiliados hasta el 10% del capital contratado en rentas vitalicias, todo ello en el marco de la controversial política de los “retiros”. Por otra parte, en lo que toca a la explotación del litio si bien el gobierno se ha abierto a que los privados inviertan en dichas pertenencias, el modelo que pretende instaurar es de asociatividad, pero con control estatal, lo que ha abierto razonables dudas acerca de su atractivo.

Con este nuevo paso el país retoma lo que ha sido su estrategia seguida en estas últimas décadas, que es profundizar la integración con el mundo mediante la firma de acuerdos de carácter comercial, y tiene una nueva oportunidad para potenciar fuertemente la llegada de capitales externos, algo clave para reactivar el crecimiento.

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