Columna de Alejandro Weber y Karol Fernández: Mejorar las pensiones hoy



El gran desafío en el debate previsional es cómo mejorar las pensiones futuras. Sin embargo, entendemos que la manera de viabilizar una reforma que maximice las rentabilidades de largo plazo del pilar contributivo es aumentar las pensiones actuales. Pero, frente a tantas necesidades sociales que compiten por recursos escasos, ¿dónde debiera focalizarse este esfuerzo? Nuestra respuesta es simple: en la clase media y las mujeres. Veamos qué muestra la evidencia.

Un estudio reciente del Centro de Políticas Públicas de la U. San Sebastián demostró el sustantivo aporte de la PGU en mejorar las pensiones actuales: el 75% de los pensionados mejoraron sus pensiones, la pensión mediana aumentó de un 31% a un 81%, y el monto de la pensión aumentó en más de tres veces, pasando de $82.055 a $267.370.

Sin embargo, los resultados también muestran que persisten brechas de género, en especial para aquellas mujeres que cotizan por períodos más largos. Las mujeres que cotizan entre 31 y 35 años logran una pensión final mediana equivalente al 48% de su ingreso promedio de los últimos 10 años, mientras que para los hombres con igual número de años cotizados equivale a un 75%. También hay brechas en quienes perciben ingresos medios: quienes tenían un ingreso promedio antes de jubilar entre $750 mil y $1.200 mil terminan hoy con una pensión equivalente al 49% de su ingreso. Para mejorar hoy a ambos grupos se plantean a continuación algunas propuestas viables.

Primero, aumentar la PGU a un monto igual a la línea de la pobreza individual, pasando de los actuales $206 mil a $217 mil en forma inmediata, con reajuste automático en el tiempo. Segundo, establecer un seguro solidario de longevidad para los actuales pensionados, que permita solventar hasta el 70% de la pensión base autofinanciada a quienes superen un determinado umbral de edad. De esta forma, sus pensiones subirían de inmediato pues su ahorro individual se ocuparía sólo para financiar la pensión hasta, por ejemplo, los 85 años. Este seguro beneficiaría en mayor medida a la clase media y a quienes coticen por períodos más largo. Tercero, compensar a las mujeres por su mayor longevidad, de manera que a su pensión autofinanciada se adicione el monto faltante para igualarla con la pensión de un hombre con el mismo saldo acumulado, a partir de los 65 años.

Estas tres propuestas tienen un costo en régimen aproximado de 0,8 puntos del PIB. Si el Estado las financiara íntegramente no necesitaría de una reforma tributaria, pues solo al considerar los ingresos por litio, el royalty minero, algunos ajustes en eficiencia del gasto público y reducción de la evasión tributaria, es conservador llegar a 3 puntos del PIB de nuevos ingresos. Si en cambio el Estado solo se hiciera cargo de la PGU y las otras dos propuestas fueran financiadas en forma solidaria por los cotizantes, no se requerirían más de 1,8 puntos adicionales de cotización.

Existen alternativas responsables fiscalmente y viables políticamente, como las mencionadas, para mejorar las pensiones actuales. Ahora falta la voluntad del gobierno para avanzar en serio.

Por Alejandro Weber, decano de Economía y Gobierno, y Karol Fernández, Centro de Políticas Públicas, U. San Sebastián

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