Columna de Daniel Grimaldi: 50 años del Golpe: tres conmemoraciones opuestas

Foto: AGENCIAUNO


La política chilena llegó más dividida de lo razonable a la conmemoración de los 50 años del Golpe y hoy existen a lo menos tres conmemoraciones: la de las fuerzas que apoyaron y las que aún adhieren a Pinochet, la de las fuerzas políticas que recuperaron la democracia, y, la de los ciudadanos más despolitizados a los que el tema en verdad no les importa demasiado.

En el 2003 hubo gestos importantes de parte de la UDI y RN cuando reconocieron los crímenes durante la dictadura y se comprometieron a fortalecer los Derechos Humanos. Sin embargo, el contexto de aquel entonces era muy diferente al de hoy, la derecha no había vuelto al poder desde la transición y consideraban necesario un giro hacia el centro frente a la hegemonía ética de los opositores a la dictadura, que se reflejó algo en el primer gobierno de Piñera. Luego las cosas cambiaron, estos sectores volvieron a conducir el país por segunda vez desde el retorno a la democracia, la izquierda perdió su fuerza y se abrió un campo insospechado para la extrema derecha. Hoy, no pocos dirigentes vuelven a justificar el golpe y a relativizar las violaciones a los Derechos Humanos en dictadura. Para la derecha los cincuenta años han sido la oportunidad del empate, al parecer las declaraciones del pasado no eran sinceras y muestran que su cambio cultural era un espejismo.

Por su lado, gran parte de los partidos opositores a la dictadura hicieron su mea culpa mucho antes de recuperar la democracia. Los partidos retomaron la senda y el compromiso con la democracia liberal realizando importantes transformaciones ideológicas de sus proyectos y su política de alianzas. El Estallido Social de octubre del 2019 fue un momento en que se puso a prueba tal compromiso y ninguno de estos partidos de manera institucional alentó la violencia o un quiebre institucional, salvo pocos dirigentes a título personal. La gran mayoría tomó distancia de esas posturas y la prueba está en la salida institucional a la crisis que firmaron todas las fuerzas en el Congreso. Sin embargo, la conmemoración de los 50 años para estas fuerzas políticas se realiza con una actitud defensiva frente a la arremetida de la derecha, no fueron capaces de conducir el primer proceso constituyente y con un gobierno débil hoy existe dificultad para dar respuesta a problemas importantes que requieren acuerdos transversales.

Finalmente, creo que la ciudadanía no está polarizada al respecto, sino las élites políticas. Si hay opiniones divergentes, éstas no constituyen un tema de división y enemistad insalvable. En cambio, los chilenos perciben una política más violenta en el Congreso, en los medios y en las redes sociales, una dinámica que se suma a la violencia general que se vive en la vida cotidiana. La dictadura y nuestro pasado político les importa cada vez menos y la adhesión a la democracia se relativiza cuando el sistema político no da respuestas. Para los ciudadanos los 50 años del Golpe parecen una conmemoración “privada” de la clase política a la cual no se sienten convocados.

Es urgente que la política deje de promover la violencia discursiva y las odiosidades y que trabajemos en serio en la formación para la ciudadanía, la participación y la valoración de los Derechos Humanos y los acuerdos, a ver si aprendemos y llegamos a los 60 años del Golpe con una democracia más sólida.

Por Daniel Grimaldi, director ejecutivo Fundación Chile21

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