Columna de Gonzalo Islas: La misión de Mariana

27/10/2022 FOTOGRAFIAS A MARIANA MAZZUCATO FOTO: MARIO TELLEZ / LA TERCERA


No pasó inadvertida la visita de Mariana Mazzucato. Su paso por Chile viene a representar un capítulo más en una larga historia de economistas extranjeros asesorando o inspirando nuestra política económica, que comienza con el francés Couselle-Seneuil en el siglo XIX y que incluye a otros destacados como Nicholas Kaldor y Milton Friedman.

Mazzucato postula que el Estado no solo tiene que dedicarse a corregir “fallas de mercado”, sino que debe crear y dar forma a otros nuevos y tomar un rol protagónico en el desarrollo de nuevas tecnologías, empoderando a los gobiernos para direccionar el cambio tecnológico e invertir decididamente en tal dirección. Para ello, resulta clave el concepto de “misión”, tareas ambiciosas a desarrollarse en un horizonte de largo plazo que requieren la coordinación de distintos actores.

Quizás Mariana no lo sabe, pero la palabra “‘misión” tiene un significado particular en la historia económica chilena. “Misiones” era el nombre que se le daba a las comisiones de asesores de expertos económicos extranjeros, varias de las cuales tuvieron un impacto en nuestra institucionalidad que perdura hasta hoy. En efecto, en 1924 la “Misión Kemmerer” llevó a la creación de la Superintendencia de Bancos, el Banco Central y a la incorporación de principios de responsabilidad fiscal en la Constitución de 1925. Tres décadas más tarde, la “Misión Klein Sacks”, que tenía como principal objetivo el control de la inflación, propuso un marco de reformas modernizadoras de la economía. Si bien su éxito en lo referido a la inflación fue solo parcial, muchas de sus propuestas fueron recogidas en décadas posteriores.

¿Qué nos propone la “Misión Mazzucato”? Lamentablemente, la conversación sobre su visita quedó marcada por su interés en el “experimento” o “experiencia” chilena en “matar al neoliberalismo”. Algo similar que lo señalado por Joseph Stiglitz, también de visita la semana pasada en Chile, quien declaró que “el neoliberalismo debería haber muerto muchas veces”.

“Matar al neoliberalismo” puede ser una frase atractiva en tiempos de campaña o para ganar aplausos o atención en ciertos círculos académicos, pero no es demasiado útil como guía de política económica. Nuestra economía enfrenta una coyuntura compleja con una inflación que se mantiene en una tasa anual sobre los dos dígitos y expectativas de crecimiento negativas para el 2023, entonces la muerte del neoliberalismo no parece ser el mejor camino para incentivar la inversión, tan necesaria para la recuperación económica.

Al mismo tiempo, existen oportunidades en la transición energética. El potencial de nuestro país para el desarrollo de energías limpias es sumamente alto. De hecho, no es casualidad que en el Chile neoliberal que parece molestar a Mazzucato y Stiglitz, la generación eléctrica eólica y solar ya supera a la generada por carbón.

Precisamente, en la transición energética, el concepto de misión y las ideas de cooperación público-privada que propone Mariana Mazzucato pueden ser valiosas. El desafío para sus seguidores en Chile es entonces superar los slogans fáciles y la nostalgia por un pasado industrializador y proteccionista que parece estar presente todavía en parte del equipo económico del gobierno. Solo de esa forma en algunas décadas se podrá recordar a la “Misión Mazzucato” como una visita con impacto positivo y no simplemente como una anécdota acerca del uso del lenguaje español por parte de la economista.

Por Gonzalo Islas Decano Facultad de Ingeniería y Negocios Universidad de Las Américas

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