Columna de Juan Francisco Mackenna: ¡Culpable!



A un año de la conmemoración del 4 de septiembre, el día en que los ciudadanos salvamos Chile, me declaro culpable. Culpable de haberme dedicado a trabajar por más de 20 años, sin pensar que el exitoso modelo chileno iba a ser víctima de tan arteros ataques, creyendo que se defendía solo por lo evidentemente bueno que había sido para adelantar a Chile hasta el primer lugar de todos los rankings de crecimiento humano y superación de la pobreza, al punto de ser la envidia y ejemplo de todos nuestros vecinos.

Soy culpable de no darme cuenta antes de que la libertad tiene muchos enemigos, especialmente en aquellos que creen en un Estado más grande y poderoso, donde los ciudadanos no tienen más derechos y libertades que obedecer al gobierno central. Y de no haberme decidido antes a trabajar por Chile, su futuro y la defensa de la libertad y la democracia, hoy amenazadas por aquellos que las pregonan, pero desde modelos fracasados e ideologías alienantes.

Es fundamental destacar la importancia que jugó la ciudadanía en las fuerzas del rechazo, el trabajo incansable y comprometido que se realizó para alcanzar un triunfo muchas veces insospechado, ninguneado, y que salvó a Chile de la división, del abismo, de las ideas de extrema izquierda. Este esfuerzo colectivo demostró que el pueblo chileno valora y defenderá sus libertades y prosperidad.

Los ciudadanos nos manifestamos fuerte y claro en las urnas contra esos ataques a la libertad y la democracia. Cientos de organizaciones de la sociedad civil estuvieron a la altura del desafío y organizadas dijimos NO, hace poco más de un año, a una propuesta constitucional, divisiva, precaria y con claros visos totalitarios.

Hoy, nuestra nación se encuentra en un débil escenario, con un gobierno a la deriva, arrastrados por una ola de corrupción. Vivimos amenazados por la violencia, delincuencia, salud fallida y en riesgo. Además, enfrentamos el desafío de una generación completa que cada día recibe peor educación. La falta de dirección y liderazgo para ver y solucionar los verdaderos problemas de nuestros compatriotas es alarmante.

En este contexto crítico, y con más fuerza que nunca, las organizaciones de la sociedad civil no vamos a quedarnos sentados. No podemos permitir que otros hagan crecer irracionalmente el tamaño del Estado, restándole libertad a los ciudadanos, quitándoles una proporción cada vez mayor del fruto de su trabajo con mayores impuestos y cargas. Tampoco podemos aceptar que se nos haga creer que para cumplir nuestros sueños es necesaria más plata, mientras se derrocha escandalosamente el dinero de todos los chilenos en convenios impúdicos con organizaciones precarias. La urgencia de la situación exige nuestra acción decidida y colectiva en defensa de nuestros valores y nuestro futuro.

Por todas estas razones nuestra organización nació con vocación de largo plazo para trabajar por Chile, con la esperanza de que muchas personas -sin más ambición que ser felices, disfrutar del fruto de su trabajo, prosperar y vivir en paz- se sumen a esta cruzada.

Por Juan Francisco Mackenna, presidente de la Coordinadora Nacional de Movimientos Ciudadanos

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