Consignas de malas reformas

SEÑOR DIRECTOR:

En el 2014, la consigna fue una reforma tributaria “contra los poderosos de siempre”. A pesar de las cientos de advertencias sobre los efectos nocivos del aumento del impuesto corporativo sobre la inversión y otras materias, se aprobó. Una década más tarde, podemos decir que fue el punto de partida de una década perdida en crecimiento económico, no redujo la desigualdad, recaudó la mitad y el debate tributario nunca se cerró como se prometió.

En el 2015, la consigna fue terminar con “los cerrojos de la dictadura del sistema binominal” y se reemplazó, a pesar de la advertencia de los especialistas, por uno proporcional que fragmentó el sistema, dificultando la posibilidad de llegar acuerdos. Es bastante transversal el diagnóstico, nueve años después, que esta reforma ha sido un lastre para el progreso del país.

La reforma de pensiones comenzó su discusión con la consigna “No + AFPs” apoyada por quienes hoy gobiernan, como el origen de las bajas pensiones. Por esto, no es complejo simular que, con las reglas propuestas por los que hoy gobiernan, el Estado más temprano que tarde, controlará el sistema de pensiones y el mercado de capitales. Mientras la técnica ha sido tratada de “absurda”, en temas tan cruciales como cuál es la tasa de reemplazo que queremos llegar y cómo la medimos. Con todo, sin abordar los temas de fondo, las generaciones futuras terminarán con menores tasas de reemplazo que las generaciones actuales y el Estado administrando las pensiones de todos los chilenos.

La política aún está a tiempo de evitar un nuevo fracaso de tropezar con la misma piedra, dejándose llevar por las consignas, esta vez poniendo en riesgo los ahorros y futuras pensiones de todos los chilenos.

Matías Acevedo F.

Economista