Dispares señales en materia económica

Si bien el Ministerio de Hacienda está previendo ahora que 2023 cerrará en números azules, el aumento del desempleo, las altas tasas y la menor liquidez, sumado a la incertidumbre de las reformas, siguen generando un cuadro complejo para empresas y consumidores.



El Ministerio de Hacienda actualizó sus proyecciones para este año y ahora anticipa que la economía chilena no registrará una caída, sino un leve crecimiento de 0,3% este 2023. La revisión alcista de las perspectivas oficiales alentó a algunos a manifestar un mayor optimismo sobre el futuro de la actividad local.

Lo concreto es que el Imacec de marzo registró una caída interanual de 2,1% y el primer trimestre podría haber registrado un descenso de 0,9% anual -el segundo consecutivo- de acuerdo con las cifras preliminares. Además, al comparar los niveles de actividad con los meses previos -usando la serie limpia de estacionalidad- el dato de marzo refleja un estancamiento en relación con los niveles del último año móvil. En esta debilidad ha incidido el débil desempeño del sector minero, que para el primer trimestre habría registrado una caída anual de 1,9%.

Por su parte, el desempleo escaló en el primer trimestre a 8,8%, el nivel más alto en 20 meses. Las cifras en el mercado laboral sugieren que más personas han iniciado una búsqueda de empleo, pero no han logrado conseguirlo. De hecho, la tasa de ocupación en marzo (55,7%) registró una leve caída en relación al nivel de febrero (55,8%) y se mantiene muy por debajo de los niveles prepandemia (58,2%). Es decir, para recuperar los niveles de ocupación previo a la crisis sanitaria en el mercado laboral deberían generarse más de 400 mil empleos, algo muy improbable con los niveles de actividad recientes.

Las variables claves que inciden en el consumo y en la inversión futura anticipan perspectivas débiles para estos componentes de la demanda interna en los próximos meses. Además de la debilidad en la generación de nuevos empleos, la caída en las remuneraciones reales -que recién en marzo de este año mostró señales de estabilización-, el alza en las tasas de interés y la menor liquidez previsiblemente tendrán impactos significativos en las decisiones de consumidores y empresarios para este año y el próximo. De hecho, en la última encuesta del Banco Central, el mercado anticipa para 2023 una caída en el consumo privado (-3,4%) así como en la formación bruta de capital fijo (-3,5%).

Las relativas mejores perspectivas locales responden a factores externos a la administración actual. Los resultados electorales de septiembre pasado y del 7 de mayo son elocuentes para graficar que la mayoría de los chilenos rechaza las lógicas refundacionales, y en tal sentido una futura Constitución tiene ahora mejores chances de resultar más equilibrada. Con todo, aún es prematuro para magnificar sus efectos en las decisiones de las familias y las empresas, por lo que el riesgo de una caída en la actividad económica no se ha disipado.

En este contexto, también resulta imprescindible asegurar que las relativas mejores condiciones externas y la mayor confianza de los privados luego de los resultados electorales recientes no sean empañadas por un actuar contumaz en materia reformista que siga creando incertidumbre innecesaria en el sector empresarial, pues de no corregirse tal actitud es difícil imaginar que la inversión se pueda reactivar con fuerza.

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