Ecos en la eternidad



Por Juan Ignacio Brito, periodista

Apunto de entrar en batalla, el general Maximus Decimus Meridius arenga a sus tropas: “Lo que hacemos en vida tiene eco en la eternidad”. La frase corresponde a la película Gladiador y resulta útil para entender lo difícil que es la toma de decisiones bajo presión para quienes lideran ejércitos o gobiernos.

La verdadera fibra de un político se prueba en esas situaciones. Los que llegan a ser estadistas saben que su atención no puede estar fija solo en el presente. Deben considerar el pasado, pues, quiéranlo o no, son herederos de una tradición a la que deben respeto. Por supuesto, necesitan poner atención al presente, pues se desenvuelven y desarrollan su acción inmediata aquí y ahora. Pero también deben tener mirada de futuro, porque las decisiones de hoy “tendrán eco en la eternidad”. Ya decía Edmund Burke que el Estado es una comunidad entre los que viven, los que han muerto y los que están por nacer.

Puede afirmarse incluso que lo que distingue al estadista del simple político es su capacidad para equilibrar esas tres dimensiones sin defraudar ninguna. Y también es posible sostener que hoy extrañamos ese tipo de liderazgo, patéticamente ausente en el paisaje nacional.

Nuestros líderes políticos actúan con miopía. Los ejemplos abundan: la ley que autorizó el retiro del 10% del fondo de pensiones es quizás la muestra más obvia. Sin embargo, la más reciente es la negociación entre el gobierno y Celestino Córdova. Es esta una de esas transacas en las que, con tal de resolver una urgencia inmediata, se abren las puertas a situaciones que sin duda generarán problemas mañana.

No es necesario ser adivino para saber que algo así tendrá lugar. Más bien, hay que mirar a lo que ya se dijo en el pasado, pues no pocas veces se encuentra allí la clave para proyectar el futuro.

En febrero de 2014, tras conocerse el fallo que encontró a Celestino Córdova culpable del delito de “incendio con resultado de muerte”, el Presidente Piñera celebró que “se comenzó a hacer justicia en un caso tan emblemático”. Añadió que, pese a que la justicia no lo consideró así entonces, “nosotros creemos que quemar vivas a dos personas es un delito terrorista”. Luego, en la campaña de 2018, ratificó que “nunca negociamos con terroristas” y advirtió que “el terrorismo es implacable y cruel. No hay que darle ninguna ventaja”. No obstante estas declaraciones formuladas en distintos momentos con tanta convicción, el actual gobierno entró en una negociación directa con Córdova, condenado por ese crimen “tan emblemático” y, según la opinión del propio Presidente, indudablemente “terrorista”.

¿Qué conclusión sacarán los mapuches radicales? No hay que ser machi para intuirlo. Solo entender que lo que se hace hoy tiene consecuencias para la eternidad. 

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