El gato en la carnicería

lahiguera
La Higuera, comuna fundada en 1842, pertenece a la Región de Coquimbo.


Dejar a un gato cuidando una carnicería es claramente una mala idea. Aún peor es aumentar el stock de carne, sabiendo que el gato sigue ahí dentro. Una idea que implicaría un total rechazo, al menos, por parte de los dueños del local. Algo similar ocurre con la descentralización: hay una resistencia a entregar responsabilidades y recursos a regiones por temor a que sean mal usados. Es muy frecuente escuchar afirmaciones respecto a que la descentralización pondría en riesgo la billetera del país y que podría intensificar la corrupción local. El temor, finalmente, es que los cerca de $1.350 mil millones que disponen los Gobiernos Regionales (GORE) sean irresponsablemente "comidos" por la burocracia regional –los gatos—.

Si bien estos riesgos pueden ser ciertos, el desafío que enfrenta el gobierno, más que seguir atrasando el proceso, podría estar en identificar qué medidas son necesarias para mitigarlos. Hay varias alternativas sobre la mesa: perfeccionar el control administrativo, aumentar las penas asociadas a la corrupción o crear reglas fiscales subnacionales. Ahora bien, sería deseable que el ejecutivo también considere "ponerle vitrina a la carnicería", es decir, medidas que apunten a aumentar el control social a través de una mayor transparencia en el gasto de los GORE.

Es cierto que sabemos la cantidad de recursos con los que cuentan los GORE, pero también es verdad que poca información tenemos para evaluar qué tan bien han sido utilizados. Para revertir este escenario, dos caminos parecen ser importantes:

En primer lugar, que la información mejore en cuanto a su contenido. Los datos publicados —en particular por la Subdere y la DIPRES— debiesen permitir responder preguntas claves como: ¿qué productos son financiados? ¿Qué objetivos se buscan alcanzar? ¿Qué resultados se obtuvieron? Avanzar en esta línea permitirá saber qué tan consistente es el gasto regional respecto a los objetivos propuestos, qué tanto costó alcanzar dichos objetivos y comparar diversas intervenciones regionales en relación a su costo y efectividad. En segundo lugar, el formato de publicación debe ajustarse al tipo de público que demanda la información. En la actualidad, en un extremo, se publican documentos escaneados imposibles de manipular y, en el otro, se entregan bases de datos que sólo expertos pueden usar. Así, como sostiene el último estudio del Observatorio del Gasto Fiscal, es necesario considerar que la demanda por información es diversa, por lo tanto, los formatos de publicación deben asegurar que todos tengan acceso a la información presupuestaria, ya sean analistas, medios de comunicación o las distintas organizaciones de la sociedad civil.

El escenario actual es inmejorable para "ponerle vitrina a la carnicería". A luz de la experiencia comparada, las reformas pro-transparencia se enfrentan generalmente con la barrera obstruccionista de los actores involucrados. Después de todo, es evidente que el gato cuidando la carnicería será el principal opositor al cambio. Sin embargo, el intendente –algo así como el gato mayor en regiones— hoy en día no tiene el poder suficiente para obstruir reformas. Es más, es probable que acepte cualquier rayado de cancha que acompañe la descentralización, porque del ejecutivo depende su permanencia en el poder y su eventual candidatura a las elecciones de octubre del 2020.

La descentralización efectivamente trae consigo riesgos. Y, tal como el gato en la carnicería, a pocos les está gustando la idea perseverar en este tema. Sin embargo, en los próximos años es probable que "poner vitrinas" sea mucho más difícil: la legitimidad de los votos aumentará el poder relativo del jefe regional, volviendo más difícil avanzar hacia cambios que mejoren los marcos de rendición de cuentas. Por ello, es clave que el ejecutivo avance con urgencia en esta materia, ya que seguir pegados en la inacción, escudados en los temores asociados a descentralización, sólo es regalar tiempo al gato encerrado, permitiéndole crecer lo suficiente, hasta el punto de que, en un futuro próximo, será capaz de bloquear cualquier cambio que atente contra su interés.

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