¿Giro del gobierno en Liceos Bicentenario?

Si bien es valioso que el Ministerio de Educación ahora busque reimpulsar estos programas, han surgido dudas por el foco que el gobierno pretende dar a la nueva convocatoria, con criterios que no necesariamente apuntan a la formación académica de excelencia.



El ministro de Educación anunció que durante el presente año su cartera abrirá una convocatoria para 80 nuevos Liceos Bicentenario. Sus declaraciones contrastan con lo expresado hace solo unos meses, cuando en el marco de la tramitación de la Ley de Presupuestos 2023 el gobierno había pretendido recortar los recursos destinados a dicho programa, que no era de su gusto, y así darle término gradual a medida que se fuera cumpliendo el plazo de los convenios vigentes con otros 320 liceos. La medida, como era previsible, generó una fuerte polémica.

Las causas del giro del gobierno en esta materia responden sobre todo al compromiso adquirido con los legisladores para sacar adelante el presupuesto de la cartera de Educación. Se acordó entonces que no habría una reducción de los recursos y adicionalmente se solicitaría una evaluación externa para conocer su impacto y poder introducirle mejoras.

De este modo, es positivo que el ministro esté cumpliendo su palabra, apoyando una iniciativa que cuenta con un gran respaldo ciudadano, el que se constata en las fuertes preferencias que muestran las familias a la hora de postular a los liceos que participan de ella. La situación por la que atraviesa el sistema escolar, y especialmente la educación pública, obligan a perseverar en aquellas políticas que -sean o no del gusto del gobierno de turno- contribuyan a ampliar las opciones educativas de calidad, sobre todo para estudiantes que provienen de contextos más desaventajados y que, pese a sus méritos, no estarían pudiendo acceder a una educación de excelencia.

En ese contexto, han surgido algunas dudas por el foco que el gobierno le dará a la nueva convocatoria, pues el ministro sostuvo que se buscará “ampliar la mirada” del programa, valorando la diversidad de las trayectorias y poniendo el foco en la “innovación, colaboración, integralidad e inclusión”. Estos principios, si bien son valiosos para el ámbito educativo, no necesariamente coinciden con el énfasis que hasta ahora han tenido los Liceos Bicentenario, que se halla en la promoción de una cultura de altas expectativas para alcanzar una educación de excelencia. Es esto lo que ha atraído a las comunidades educativas a participar de dichos proyectos y los ha hecho tan valorados por las familias. La interrogante que surge es si por querer introducir elementos que tienen mayor coherencia con la visión ideológica del gobierno en educación, no se podría terminar desnaturalizando este programa. Sin duda es válido que éste avance en iniciativas propias, pero el ponerlas bajo el rótulo de este programa podría terminar siendo otra manera de terminar con él tal como lo conocemos.

Por último, es importante también que la entrega de más recursos para financiar los proyectos de fortalecimiento presentados por los liceos adjudicatarios, venga acompañada de los apoyos necesarios por parte del Ministerio de Educación, pues tal como han indicado voces expertas en el programa, dicho apoyo es en gran medida lo que haría la diferencia y explicaría su éxito.

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