La inclusión como derecho



Por Loreto López, fundadora de Nouveau Arquitectura

El año 2008, luego de años de negociaciones y luchas por parte de personas con discapacidad y organizaciones dedicadas a promover sus derechos, se ratificó la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, instrumento internacional de las Naciones Unidas, cuyo propósito es promover, proteger y asegurar el goce pleno y en condiciones de igualdad de todos los derechos humanos y libertades fundamentales para todas las personas con discapacidad.

Ese mismo año, esta Convención fue ratificada por Chile, generando una agenda al respecto que permitió promulgar una serie de leyes y decretos que buscaban establecer normas sobre la igualdad de oportunidades e inclusión social de las personas con discapacidad, como es el caso de la Ley 20.422, Decreto Supremo 50, Ley 21.015 o la Ley 21.275.

Hoy se conmemora el Día Internacional de las Personas con Discapacidad y se vuelve imperativo analizar qué ha pasado en estos años, cuáles han sido los avances en la materia y cómo esperamos que nuestro país se desarrolle en diversos ámbitos, tales como educación, salud, vivienda, cultura, ocio, además de todo el abanico de interacciones que generan participación social.

En el ámbito de la arquitectura se está trabajando en ello. El 4 de marzo de 2016 se promulgó el Decreto 50, que modificó la Ordenanza General de Urbanismo y Construcción, incorporando criterios de accesibilidad en espacios públicos o privados, estableciendo exigencias que permitan asegurar la igualdad de oportunidades para personas con discapacidad.

Bajo este parámetro, se entregaron exigencias específicas, tanto para nuevas construcciones como para construcciones existentes, las cuales se han ido poco a poco implementando, pero falta un largo camino que recorrer, el cual permita generar un país con construcciones inclusivas.

La arquitectura es un factor de cambio social que permite realizar diseños participativos y colaborativos, incorporando la experiencia de personas con discapacidad, con diseños orientados a satisfacer realmente las necesidades, permitiendo el uso pleno de nuestros espacios y ciudades.

Este concepto es una herramienta que permitirá planificar sobre lo que queremos para nuestras ciudades bajo un concepto de inclusión, tomando en consideración la expresión adoptada como lema por las personas con discapacidad, organizaciones y cuidadores relacionados: “Nada sobre nosotros sin nosotros”. Para ello, se hace fundamental desarrollar iniciativas asociativas que aporten en instaurar nuevos espacios de conversación entorno a la inclusión y a la accesibilidad.

Pero, ¿cómo logramos esto? Y la respuesta no puede ser otra sino que a través de una cultura inclusiva, donde el principio de no discriminación sea una hoja de ruta a seguir en nuestro país.

Tenemos la convicción de que el diseño de nuestros espacios y ciudades deben partir con una mirada y condiciones completamente accesibles, tal y como se consideran, por ejemplo, las exigencias antisísmicas o de seguridad. O bien, donde los establecimientos educacionales no generen barreras, ya sean físicas, actitudinales o de aprendizaje; donde el Estado garantice los derechos de las personas con discapacidad en toda su amplitud; y donde la información se entregue sin discriminación llegando a todas las personas.

Y en ese llamado participamos cada uno y cada una de nosotros y nosotras, a través del uso del lenguaje correcto, de la concientización en el buen trato, y sobre todo, en la búsqueda de los reconocimientos de los derechos de las personas con discapacidad.

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