Narcocultura y farándula política



SEÑOR DIRECTOR:

La narcocultura nuevamente al escenario: Peso Pluma, un artista del que existen registros de hacer apología al crimen, incluso consumiendo droga sobre el escenario, en el centro del debate tuitero. Y más allá. Se abre en espacios de líderes de opinión y autoridades. Lo que más se oye: se está librando una guerra contra el crimen organizado, y su presentación en el Festival de Viña es contraproducente.

Efectivamente, la literatura nos habla sobre la naturalización de la violencia en expresiones culturales. ¿Es la censura la mejor estrategia contra el narco? Y si es así, ¿por qué no definitivamente se prohíbe la comercialización de esta industria musical? No parece del todo insensato quizá dar la batalla en el campo de la libre expresión. ¿Es Peso Pluma el chivo expiatorio de este no nuevo fenómeno de farándula política?

La narcocultura no es la responsable del dominio que está teniendo el narco en Latinoamérica. Es un efecto, no la causa. Instituciones débiles y la precariedad de la misma clase política que ahora adopta una posición moralizante son las que tienen al continente como el más violento del mundo. Resulta anecdótico que frente al narco se libre una batalla cultural que el Estado perdió en barrios marginales hace rato. Simbolismos que nos hablan más de la farandulización de la política que de un buen diseño institucional para hacer frente el consumo de drogas. Finalmente, allí reside el negocio del narcotráfico.

José de la Cruz Garrido

Centro Políticas Públicas UDD

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