Proyecto para reformar la Constitución



SEÑOR DIRECTOR

La Presidenta Bachelet envió al Congreso un proyecto de nueva Constitución, concluyendo así la última etapa de su intento por dejar iniciado un proceso que sustituya la carta de 1980 por otra elaborada democráticamente. Los cambios que introduce la nueva carta son demasiados como para ser analizados en tan breve espacio. Dicho esto, y más allá de algunas propuestas nocivas (como la que eleva la edad mínima para postular al cargo de Presidente de la República, o la que limita la reelección de parlamentarios a dos períodos, algo contradictorio con el declarado propósito de empoderar al Congreso), el solo revisar el proyecto "desnaturaliza" las normas vigentes, ilustrando que es posible contar con una Constitución más democrática que la impuesta en 1980.

Por otra parte, más allá de la polémica que ha generado la forma y la oportunidad en que Bachelet presentó su proyecto, lo cierto es que para la mayoría de la derecha y del empresariado no habrá nunca un buen momento para sustituir una carta fundamental que, en el fondo, les acomoda. Esto es lamentable, porque sugiere que el país continuará viviendo con una Constitución que, en lugar de suscitar lo que Habermas denomina "patriotismo constitucional", representa un factor de profunda división entre los chilenos y un constante recuerdo de que la ley fundamental que nos rige es la que introdujo una cruenta dictadura.

En este contexto, Sebastián Piñera tiene la oportunidad única de continuar el proceso de cambio constitucional iniciado por Bachelet y conducirlo (como lo hiciera el también centroderechista César Gaviria, en Colombia) hasta la promulgación de una nueva Constitución que nos represente a todos.

Javier Couso

Profesor de Derecho Constitucional UDP

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