SEÑOR DIRECTOR
El jueves recibimos una noticia sorprendente. Por fin, y después de mucho tiempo, escuchamos una nota de realismo político y económico en nuestro país.
El discurso realizado por el Presidente de la República refiriéndose a las buenas cifras de crecimiento económico publicadas por el Banco Central se centró no en este logro, sino en el gran desafío que tenemos por delante, que es “reconocer que la Red de Protección Social, … se sostiene en tiempos de emergencia para enfrentar dificultades extraordinarias, pero no puede ser permanente”.
Este discurso constituye una luz en la oscuridad, en una economía guiada por un entorno parlamentario, donde no se ha respetado la iniciativa del Ejecutivo en referencia al gasto público, y se ha entrado en una espiral o borrachera de gasto en que nada es suficiente, y solo refleja la necesidad de sumar votos.
Este frenesí electoral nos ha llevado a discutir el cuarto retiro de los fondos de pensiones, ya habiéndose anunciado la innecesaria extensión del IFE universal; obligando al Banco Central a seguir subiendo las tasas de interés para contener las presiones inflacionarias, incrementando el costo del crédito para todos los chilenos, y afectando negativamente las pensiones a las que aspirarán todos los trabajadores en edad de jubilar; además de dejar como herencia una deuda de la que nosotros deberemos hacernos cargo.
Ojalá este atisbo de cordura, que nos llama a partir de ahora a “normalizar nuestra política fiscal y avanzar hacia la recuperación de los equilibrios macroeconómicos”, no solo sea un instante de lucidez en un Chile descarriado, irresponsable e insensato, sino el crudo, pero sano reconocimiento de una realidad que tarde o temprano nos caerá encima como un balde de agua fría.
Michelle Labbé
Economista
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