Introduciendo la rutina de belleza coreana a nuestra vida

maquillaje coreano
Ilustración: Milo Hachim.

La cosmética coreana lleva años arrasando en el mundo y su éxito no es casual: sus ventajas son su especificidad para cada problema de la piel, ingredientes naturales, precios asequibles y sus empaquetados, a veces coloridos y exagerados y, otras, minimalistas y delicados, pero siempre cuidados al detalle.




Alejandro Kyo Chung nació y creció en Chile, pero sus padres llegaron desde Corea hace treinta años, por lo que las costumbres de su casa siempre han sido las de ese país. "En Corea hay una preocupación por los alimentos y su relación con la salud y el futuro. Mis papás siempre me decían que comiera tal cosa porque era buena para la salud o para la concentración, para que me fuera mejor en los estudios, como el ginseng". Asimismo, el cuidado de la piel siempre le pareció importante y a tener en consideración, algo que lo diferenciaba de sus amigos chilenos, porque el cuidado facial no está extendido entre los hombres de nuestro país: "Yo siempre he usado un limpiador y una crema, y a veces iba a dormir a la casa de algún amigo chileno y me daba cuenta de que ellos no se limpiaban la cara antes de dormir. Para mí era como lavarme las manos antes de comer. Hasta que fui de intercambio a estudiar a Corea, y allá experimenté lo que sentiría un occidental al ver la importancia que le daban al cuidado de la piel: allá tu piel es la señal de si estás bien o mal, dice lo que está pasando dentro de tu cuerpo. Si estás pálido te preguntan si estás bien, si te ven una espinilla en cierto lugar de la cara, te dicen en qué parte del cuerpo estás teniendo un problema. Para mí fue shockeante ver que allá existen mascarillas faciales para niñas de seis, siete años, con diseños infantiles y un tamaño de acuerdo a su cara. O que en el metro no vendan golosinas, como acá, sino cremas. Eso quiere decir que allá comprar cosméticos es algo imprescindible, algo que la gente quiere tener a la mano, por eso hay vendedores ambulantes de esos productos".

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Su preocupación no es ilógica —la piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo y, por tanto, uno de los más importantes—, ni reciente: se sabe gracias a pinturas en murales antiguos que ya en el siglo I a.C tenían una cultura del maquillaje y que esta floreció en el siglo X, durante el gobierno de la dinastía Goryeo (919-1392), época de la que datan los elaborados envases para cosméticos y espejos de bronce que se han encontrado en Corea. La cosmética ha sido tan importante para ellos y desde hace tanto tiempo que incluso podemos leer las recetas que utilizaban para elaborar ungüentos durante la era Joseon en el libro Principios y práctica de la medicina oriental, escrito por el médico Heo Jun (1539-1615), quien, además de aconsejar alimentos y preparaciones para curar enfermedades, entrega información sobre cosmética, desde suplementos nutritivos para evitar el envejecimiento de la piel hasta cómo blanquearla con polvos de arroz, hacer un rouge con pétalos de cártamo y recetas para hacer mascarillas y limpiadores naturales con porotos negros y rojos.

Peonías, ginseng, aloe vera, pepino, hongos medicinales, todos estos son ingredientes que los coreanos han utilizado durante siglos para elaborar sus cosméticos, por lo que han podido perfeccionar la técnica hasta llegar a nuestros días, y hoy su variedad puede ser abrumadora, entre limpiadores, tónicos, esencias, sérums, mascarillas, lociones y protectores solares. Los coreanos cuidan su piel con una estricta rutina que se ha hecho famosa como "la rutina de los diez pasos". Sorprendentemente, su principal fuerte no es la cantidad de productos, sino su especificidad: a diferencia de como hacemos en Chile, donde solemos comprar cremas según si nuestra piel es grasa o seca y luego, a partir de los treinta años más o menos, una antiedad, los coreanos desarrollan su rutina personal a partir del conocimiento de su tipo de piel: si es grasa o seca, si tiene rosácea o no, cuán abiertos están sus poros, etcétera. Alejandro, que acaba de fundar junto a dos amigos la tienda de cosmética Yeppo, ubicada en la calle Patronato, dice que es imposible recomendar un producto para cualquier persona. "Mucha gente cree que cualquier crema servirá para su tipo de piel, pero todas las pieles son diferentes. Lo primero que hay que hacer es una evaluación para saber qué tipo de piel tienes". Para esto, en Yeppo.cl puedes agendar una consulta gratuita en la que un pequeño robot llamado Lumini, desarrollado por Samsung, escaneará tu rostro por menos de un segundo y te dirá la edad de tu piel (que no necesariamente es la de tu cuerpo), tu nivel de rosácea, manchas, poros abiertos e hidratación, entre otras cosas, data que luego puedes llevarte contigo en tu celular y que te será útil para elegir los productos que utilizarás cada día.

Cuando ya conoces tu tipo de piel, puedes comenzar una rutina según tus necesidades y elegir, por ejemplo, una crema para las arrugas o un tónico para pretar los poros. "Yo siempre aconsejo no partir con una rutina de belleza de cero a diez, sino de cero a cuatro, porque comenzar con una rutina que considera diez pasos no solo es difícil de incorporar a tu día, sino también muy caro. Cuatro pasos es una manera más amigable de introducirse, donde el cero sería la limpieza y el cuatro el protector solar".

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Ilustración: Milo Hachim.[/caption]

La rutina para novatos que nos propone Alejandro Chung de Yeppo dice así:

0- Limpieza

"Me gusta usar esta analogía que le escuché a Angie, que es una influencer de cosmética coreana aquí en Chile: cuando uno le va a hacer una cirugía a una persona para tratar un problema de su cuerpo, lo primero que hace es limpiar esa zona con un algodón". La limpieza es importante porque preparamos la piel para el tratamiento que viene a continuación.

1- Exfoliación

"Siguiendo con la analogía de la operación, exfoliar sería como abrir la zona con un bisturí, porque lo que hacemos al exfoliar la piel es abrir la piel y quitar una capa que son células muertas, grasa y suciedad acumulada". Esta parte de la rutina no se hace a diario, sino unas dos veces por semana, pues exfoliar a diario puede ser muy abrasivo para tu piel.

2- Tónico

"Una vez que limpiamos y exfoliamos la zona, pasamos al tónico, que es donde metemos los nutrientes y se humecta la piel. Es como si antes, al limpiar y exfoliar, hubiésemos vaciado un recipiente y ahora los estuviésemos rellenando". El tónico refresca, hidrata, cierra los poros y equilibra la piel para recibir tratamientos posteriores.

3- Crema humectante

El último paso de esta rutina condensada es el de la humectación. "La piel transpira todo el rato, todo el día estamos botando agua, por lo que es importante aplicar una crema humectante que selle la piel e intente retener un poco de esa agua que se vamos botando".

4- Protector solar

El sol es el principal culpable del envejecimiento prematuro y es importante aplicarse una protección contra él sin importar si nos expondremos a él directamente o no. También hay que recordar aplicarlo más de una vez durante el día.

"Esta misma rutina puede repetirse en las noches, antes de dormir, quitando el bloqueador, claro, que solo se ocupa de día".

Sobre la autora:

Escritora. Autora de la novela Incompetentes (2014, La Pollera) y el volumen de cuentos Terriers (2017, Hueders).

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