¿Es buena idea quemar desechos para producir energía?

18 de Febrero del 2015

La Amager Bakker es un a planta líder en Dinamarca en materia de gestión de residuos. Lo que hace es recibir diariamente entre 250 y 300 camiones con desechos sólidos que no sirven para el reciclaje y a partir de eso producen energía eléctrica y calefacción para la ciudad.


Se trata de una de las iniciativas premium del gobierno de Dinamarca para convertir a su capital, Copenhague, en carbono neutral a 2025. Amager Bakker, o Copenhill, comenzó a operar en 2017 para reemplazar a una antigua planta de energía, y se ha transformado no solo en un importante mecanismo para abastecer de electricidad a la ciudad, sino que, además, a partir del 4 de octubre abrirá una pista artificial de esquí, única el mundo, en la superficie del edificio.

“Esta es una empresa pública, nuestros dueños son cinco municipalidades, esto les pertenece, es de la gente”

, explica Morter Kramer Nielsen, de la compañía. La planta es líder en su país en materia de gestión de residuos.

Lo que hacen es recibir diariamente entre 250 y 300 camiones con desechos sólidos que no sirven para el reciclaje y a partir de eso producen energía eléctrica y calefacción para la ciudad.

Una vez que la basura es recepcionada y revisada termina produciendo energía (

ver infografía

). Luego, explica Kramer,

“le vendemos esa electricidad a toda Dinamarca”

. Uno de los problemas que deben enfrentar, sin embargo, son los residuos tóxicos. Para eso, cuentan con un proceso que consta de cuatro etapas, los que logran eliminar el óxido de nitrógeno y mercurio, entre otras sustancias. Según la compañía, este mecanismo les ha permitido estar muy por sobre los estándares ambientales. Pese a eso, genera una alta emisión de dióxido de carbono: un tercio es emisión fósil por el plástico presente en residuos.

“Estamos trabajando duro para evitarla”

, asegura el ejecutivo. La idea, agrega, es sacar todo el dióxido de carbono de la planta.

“Somos muy conscientes de que a pesar de que es una planta muy limpia, lo podría ser todavía más. Pero los vertederos contaminan muchísimo más y Copenhague quiere ser carbono neutral en seis años, así que estamos apurados, y esto es lo más vanguardista que se puede hacer”

. Estas plantas, llamadas waste-to-energy, que ya funcionan en Dinamarca, como en otros países, han permitido abordar la problemática de la gestión de residuos en esas naciones.

Son tan productivas, que deben, incluso, importar desechos desde Reino Unido y Noruega: son compradores de basura.

Su importancia radica no solo en que generan energía (en Dinamarca la principal fuente es el viento), sino que contribuyen a abordar la problemática de la basura:

el alto nivel de residuos en el mundo está aumentando a un ritmo alarmante, según las proyecciones del Banco Mundial.

El organismo señaló en un informe de 2018 que la rápida urbanización, el crecimiento de la población y el desarrollo económico harán que la cantidad de desechos a nivel mundial aumente 70% en 30 años y llegue a un asombroso volumen de 3.400 millones de toneladas, versus las 2.010 de 2018. Y del total solo el 13,5% se recicla y el 5,5% se composta. Por este motivo,

algunas agrupaciones ambientalistas señalan que las plantas de waste-to-energy podrían desincentivar aún más las políticas de reciclaje.

¿Qué pasa en Chile?

Desde el Ministerio de Energía siguen con atención el tema, pero reconocen que más que para producir electricidad, estas plantas podrían ser una alternativa a la gestión de residuos. Gabriel Prudencio, jefe de la división de Energías Sostenibles de la cartera, asegura que analizan la opción, pero que desde el punto de vista económico no es relevante en la producción energética.

“En gran parte del mundo se ven como una alternativa para los rellenos sanitarios, pero hoy en Chile instalar un relleno no es tan alto como en otros países”,

dice.

En la Novena Región, la empresa WTE Araucanía busca instalar una de estas plantas en Lautaro, con el rechazo de agrupaciones sociales y de la Municipalidad de Temuco.

Según explican, el proyecto original, presentado en 2017, consideraba una etapa de higienización que en la actualidad ya no está. Por este motivo, el Servicio de Evaluación Ambiental de La Araucanía resolvió en septiembre que

la compañía debe abrir una nueva etapa de participación ciudadana e incorporar observaciones al proceso de evaluación ambiental.

Manuel Díaz, investigador del Centro de Energía de la U. de Chile, dice que si bien considera que es una buena alternativa en países desarrollados, en Chile existe el problema de que las ciudades están saturadas de contaminación.

“Hoy la tecnología permite que sean cero emisiones, aunque con una inversión muy grande”

, asegura. Pero, además, agrega que otro impedimento es que los residuos que llegan a los rellenos son de todo tipo:

“Materia orgánica, animales muertos y otro tipo de desechos que no son tan fáciles de quemar y generan mayor toxicidad”.

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