Una cuestión de tamaño




Para un lector o auditor distraído por las celebraciones de Año Nuevo, podía parecer perfectamente una discusión de camarín de machitos adolescentes barriobajeros. Sin embargo, en realidad, el año comenzaba con dos líderes de países con armamento nuclear, enviándose mensajes públicos, sobre "quién lo tenía más grande". Así, mientras Kim Jong-Un señalaba en su discurso de Año Nuevo, que todo Estados Unidos se encontraba al alcance de las armas nucleares norcoreanas y se jactaba de "tener un botón en su escritorio", Donald Trump respondía agresivo y casi inmediatamente, que él también tenía uno, "pero mucho más grande y poderoso" y, agregaba, que el suyo "realmente funcionaba". Con ello, el presidente de Estados Unidos, terminaba de configurar esta especie de diálogo "machistoide" con guiños freudianos, sobre uso y tamaño del instrumental.

En una de sus obras, el lacaniano, filósofo y psicoanalista (para seguir en línea con la escena inicial)  Slajov Zizek, señala que los chinos tienen una peculiar forma de maldecir a alguien: "ojalá que vivas en tiempos interesantes", le desean a su enemigo. Y es que son precisamente las épocas aburridas, las que están llenas de estabilidad y certidumbre, mientras que las interesantes, están plagadas de dudas, sombras y crisis. En ellas, no se vive bien. Podrán estar repletas de "entretenciones" y de hechos que colmarán posteriormente los libros de historia, pero de la misma manera, abundan los miedos y las turbulencias.

Aquel diálogo nuclear entre Trump y Kim entonces, es fiel reflejo de esta época tan interesante que nos ha tocado vivir, y cuya intensidad, para mayor abundamiento, bien la refrenda el último Informe del Eurasia Group, con el que comenzamos el 2018.

Allí se señala que a lo largo de los veinte años en los que se ha presentado este documento, el mundo nunca había sido un lugar tan peligroso, como consecuencia de estar sometido a tantas situaciones geopolíticas al mismo tiempo, capaces de detonar una crisis a escala global.

El 2018 será por tanto, un año en que viviremos en peligro, entretenidos, pero sintiendo cada día que estamos sentados sobre un polvorín global, que puede ser detonado en algún momento por algunos de estos dos líderes, que serían dignos pacientes para Sigmund Freud.

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