The Killers: el cierre que Lollapalooza merecía

La banda oriunda de Las Vegas desató la euforia de sus fanáticos durante casi dos horas con un concierto en el que ofrecieron cada uno de sus himnos. También se acordaron del discutido Liam Gallagher.


"¡Hola, cabros! ¿Nos echaron de menos o qué?", pregunta Brandon Flowers a la multitud que lo esperaba, ansiosa, desde hace horas en el VTR Stage. Fueron casi cinco años de ausencia: desde su debut en suelo nacional en 2007, The Killers se presentó en el país en cinco oportunidades, pero en 2013 fue su última vez. Para combatir la espera, acaso queriendo recuperar el tiempo, los de Las Vegas regalaron un inicio demoledor: "The man", "Somebody told me" y "Spaceman" desfilaron sucesivamente ante la encendida reacción de los presentes.

Un elemento que, rápidamente, llamó la atención fue el decoro del escenario que acompañó al conjunto: en el medio, un símbolo biológico del sexo masculino que cambiaba constantemente de color; otros cuantos femeninos junto a las coristas; también, carteles de neón y lluvias de confeti, acordes al estilo exagerado tan propio de la banda.

El entusiasmo de Flowers fue, también, fundamental. Verdadero showman, el fundador y líder del grupo no cesó su andar sobre el escenario, contagió en todo momento al público e incluso logró que, por momentos, éstos encajasen los coros más sonoros de todo el festival.

Promediando la presentación, "Miss Atomic Bomb" y "Human", clásicos instantáneos, irrumpieron en la escena. Son los hits que anteceden a la gran sorpresa de la jornada: reivindicando la vilipendiada imagen de Liam Gallagher, que horas antes había interrumpido súbitamente su show acusando problemas de salud, Flowers interpretó una emotiva versión de "Wonderwall". Si algo hacía falta para tener al público completamente a sus pies, con el célebre cover el vocalista encontró la respuesta idónea.

Le siguieron las aplaudidas ejecuciones de "Runaways", "All these things that I've done" y "Read my mind", para luego dar paso a un breve descanso que Flowers aprovechó para cambiar su vestuario: dejó atrás el negro dando paso a un traje completamente dorado.

Si el comienzo fue contundente, el cierre no tuvo nada que envidiarle. Culminando, llegaron las canciones que todo el Parque O'Higgins quería cantar: "The Calling", "When you were young" y una magistral versión de "Mr. Brightside", el retrato de una infidelidad que les abrió el camino al estrellato, acompañada por una serie de fuegos artificiales que parecían querer decir ¡gracias!

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