Silvio después de Fidel: la nostalgia del trovador mayor

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El artista cantó anoche en Santiago bajo un escenario inédito: su vida sin un Castro ni un hombre de la Revolución en el poder de Cuba.


No tuvo puntos medios, una reacción más visceral que reflexiva. "Fue cuatro días antes de mi cumpleaños 70. El más triste de mi existencia", definió Silvio Rodríguez, en entrevista con Culto en abril, al rememorar el día en que falleció Fidel Castro, el 25 de noviembre de 2016. De esa forma, el cantautor perpetuaba su imagen como una de las figuras más fieles a la Revolución cubana y una de las pocas voces aún activas de ese período que ha continuado reivindicando su huella. Por esa misma fecha, el expresidente de Ecuador, Rafael Correa, le pidió en su programa de TV que definiera a Fidel en un concepto: "Un padre", sintetizó el músico.

Pero el mundo es otro. No solo el mayor artífice de la Cuba actual ya no está, sino que los Castro abandonaron el poder durante este año, designando como sucesor a Miguel Díaz-Canel, el político que ni siquiera había nacido cuando en 1959 se inició el proceso revolucionario. Un escenario al que nunca se había enfrentado el autor y ante el que ha adoptado dos actitudes visibles: resignarse ante la progresiva desaparición de la primera plana de los cabecillas de la Revolución y un entusiasmo apenas moderado por el nuevo mandatario de la isla.

Entre varios periodistas extranjeros que viven en Cuba no existe un conocimiento cabal sobre lo que el cantautor opina de Díaz-Canel. En la propia entrevista con Correa, sólo revela que tiene "esperanza" ante la nueva etapa. En la conversación con Culto reconoció que lo conocía poco: "En la medida en que se ha ido haciendo presidenciable, se ha ido poniendo rígido, más ortodoxo conceptualmente. Es una opinión subjetiva, hace años que no lo veo".

Sin apuntar al flamante presidente, Rodríguez en su blog Segunda cita se ha mostrado crítico con aspectos internos del gobierno. Por ejemplo, reclamó que el Ministerio de Relaciones Exteriores de su nación le haya quitado el permiso de residencia y la acreditación al periodista uruguayo Fernando Ravsberg, de larga residencia en La Habana. "Parece que al fin los Cazabrujas de Dores se sienten lo suficientemente fuertes y desatados; tanto, que parecen capaces de hacer lo que no hicieron Fidel ni Raúl", escribió. La lealtad que aún declara hacia los Castro se contrapone a lo difundido por Pablo Milanés, el otro gran insigne de la nueva trova: pareciera que mientras el primero se ha vuelto más nostálgico por la Revolución, el hombre de Yolanda ha empezado a desclasificar aspectos menos amables, como cuando contó que fue sometido a trabajos forzados en un campo de concentración. "Cuando hablo de ello, es como si hablara del diablo", dijo Milanés meses atrás.

Con respecto al presente de Rodríguez, Moisés Ávila, jefe de Redacción de la agencia AFP en La Habana, dice: "Silvio sigue siendo muy popular en Cuba y una referencia. En septiembre dio un show a teatro lleno y recorre La Habana con conciertos gratuitos. Expresa algunas opiniones críticas a algunas decisiones estatales, a través de su blog, siempre dejando en claro que se mantiene revolucionario". En otras palabras, Silvio sigue tallado a la manera de un hombre del siglo XX.

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