Germán Marín: la voz imprescindible de la narrativa chilena

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A los 85 años, murió ayer en el Hospital Salvador el escritor de Círculo vicioso. Autor de opiniones a menudo polémicas, deja una obra de gran aliento que exploró en los bordes heridos de nuestra historia.


En La ola muerta, el tercer volumen de su saga autobiográfica, anotó: "Pertenezco a una generación que, vulnerable como todas, hoy asiste en su decrepitud al duelo de sus entusiasmos de ayer". De cierta forma, la obra de Germán Marín fue un ajuste de cuentas con los sueños rotos de su generación, la generación que vibró con Salvador Allende y la UP, así como con los traumatismos de la historia posterior que le tocó vivir. Autor imprescindible de la narrativa chilena de los últimos 25 años, el escritor y ex editor murió ayer, a los 85 años, en el Hospital del Salvador.

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Nacido en 1934 en una familia de ascendencia italiana, Marín murió tras una larga enfermedad y un mes después de la publicación del volumen de cuentos Un oscuro pedazo de vida. "Echo de menos escribir, pero no me da el pellejo", dijo entonces a Culto. "Dejé de escribir harán unos dos meses. Se me empezó a achicar la letra. Para mí, en estos momentos, escribir es una confusión. Entonces dejé de leer y escribir. Incluso leer el diario me cuesta. Es una ceguera que comenzó a inicios de año", decía, con la intuición de que era su último libro.

Sus restos serán velados hoy en la sala 7 del Parque del Recuerdo, y a las 17.00 se celebrará una ceremonia en el cinerario.

"Un oscuro pedazo de vida nos devuelve a ese mundo donde las máscaras del yo se han multiplicado hasta la desfiguración", escribió Álvaro Bisama en el prólogo.

Autor de una obra de enorme aliento y fuerza narrativa, prácticamente sin paragón en nuestro medio, Marín recibió el aplauso de la crítica y se adjudicó algunos premios, si bien las distinciones oficiales lo omitieron. A través de su saga autobiográfica Historia de una absolución familiar, trazó un portentoso retrato de su vida y época, un diálogo con su biografía y con los hechos que delinearon y remecieron nuestra historia.

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Narrador torrencial, de una prosa densa y sinuosa, no cultivó grandes audiencias de lectores, pero encontró admiración en numerosos escritores de las generaciones recientes. De carácter fuerte, como su obra, fue un hombre de opiniones ásperas que no esquivó la polémica, aun si tenía al frente a autores consagrados como Pablo Neruda, líderes políticos como Volodia Teitelboim o súper ventas como Isabel Allende.

Hace solo un par de semanas, el tercer volumen de sus memorias fue escogido entre los 10 libros chilenos del siglo XXI, en una encuesta con críticos y periodistas culturales realizada por este diario.

"Escribió novelas, cuentos, relatos autobiográficos en los que desplegó esa sintaxis única que se inventó para indagar en su memoria y en la memoria retorcida de un país", expresó Diego Zúñiga.

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El turbulento siglo XX

No fue un hombre de acción, pero se involucró con la historia de la segunda mitad del siglo XX. Estudió en el Colegio San Ignacio, donde compartió clases con el cura Raúl Hasbún ( "era muy buen jugador de fútbol, metía goles", recordó); en la Escuela Militar tuvo de instructor a Augusto Pinochet ("se diferenciaba por exhibir uno o dos puntos más altos de inmisericordia cuando montaba en cólera"), antes de que lo expulsaran por desfilar borracho por Vicuña Mackenna; estudió literatura en Buenos Aires con Jorge Luis Borges y más tarde, en los 60, viajó a China.

Regresó admirador de Mao, se enemistó con Pablo Neruda y Volodia Teitelboim por motivos ideológicos. Trabajó en Editorial Quimantú y su novela debut, Fuegos artificiales, salió en los días previos al Golpe de Estado: la edición completa fue destruida.

En México, donde se exilió, escribía los trabajos prácticos (prólogos y catálogos) que firmaba Gabriel García Márquez (Marín aportaba la letra de los textos y el Nobel "ponía la música"). Más tarde se trasladó a Barcelona, ciudad en la que desarrolló labores editoriales.

A su retorno al país y desde mediados de los 90, dio a conocer Círculo vicioso, primer tomo de la trilogía que integran Las cien águilas y La ola muerta. A su vez, publicó una decena de títulos que escarban en la zonas más dolorosas de nuestro pasado reciente, entre ellas Carne de Perro, El Palacio de la Risa y La segunda mano.

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En su conjunto, la narrativa de Marín forma una de las obras más arriesgadas y vigorosas del último cuarto de siglo. De un modo u otro, gira en torno a las heridas del golpe de Estado: "El Golpe fue mi primera comunión. Ahí se rompe todo lo que creía", dijo a Culto.

Amigo de Enrique Lihn, hizo una edición crítica de su obra. Inconformista y exigente, mantuvo relaciones tensas con el entorno del Partido Comunista. Fue detractor de Volodia Teitelboim y sus memorias: "Me parece subliteratura, sus memorias son falsas memorias. No ha tenido la valentía moral de enfrentar los crímenes del estalinismo", decía.

Ejerció como editor literario del sello Random House y promovió la obra de autores como Mauricio Wacquez, Camilo Marks y Rafael Gumucio. Así también, aquella tarea le provocó roces con otros escritores, como Gonzalo Contreras.

La herencia literaria

Varias veces candidato al Premio Nacional de Literatura, Marín deja una obra de una voz inconfundible, recia y a menudo melancólica, una voz imprescindible.

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"Tuve el privilegio de almorzar con él, hace un año, por mediación de Felipe Gana y Álvaro Bisama", recuerda Simón Soto. "Marín estaba lúcido y divertido, aunque flotaba en el aire una soterrada bruma de tristeza. Tenía que ver con la sostenida postergación que le había hecho el Premio Nacional. Pienso que Marín fue, siempre, el contendor cuya obra poseía el mayor mérito literario frente a sus adversarios", dice y agrega: "Sin embargo, la grandeza literaria de Germán Marín va a persistir y lo seguiremos leyendo, escarbando en la complejidad de sus mundos, en su prosa embriagante".

Diego Zúñiga destaca la herencia de su trilogía: "En esos tres libros -Círculo vicioso, Las cien águilas y La ola muerta- está condensada la historia de Chile: sus horrores, su violencia, sus afectos, sus deseos y sus pesadillas".

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