El regreso del mejor conversador de la TV

Un documental sobre su relación con Muhammad Ali y los archivos en línea de su espectacular programa traen de vuelta a Dick Cavett, una figura de estilo inimitable. Aquí, una guía para revivirlo.


No todo tiempo pasado fue mejor pero a veces sí. The Dick Cavett Show es la clase de espacio de conversación que sentó las bases del formato desde sus inicios en 1968 en EE.UU., en el canal ABC. Tras pasar por seis cadenas y algunas pausas, el programa concluyó en 2007 definiendo un sello insuperable gracias a su conductor. Las maneras de Dick Cavett (83), cuyos episodios del show con su nombre están disponibles en Youtube con cientos de entrevistas a destacadas figuras pop e intelectuales, difícilmente tendrían cabida en la televisión actual. Cavett, un ex gimnasta y estudiante de drama, tempranamente aficionado al mundo de los espectáculos, no estaba interesado en parecer más listo que sus invitados. Manejaba un timing perfecto para intercalar humor, ocurrencias o ingeniosos diálogos pero sin esa premura que recubre el estilo hoy. Digamos nombres. No estaba desesperado por reír y congeniar como sucede con Jimmy Fallon. A Cavett se le recuerda y venera entre animadores como Stephen Colbert, por la profundidad de sus conversaciones en un tono accesible.

Fue así como The Dick Cavett Show, cuyo canal en Youtube acumula 36.5 millones de visitas, congregó a estrellas como Salvador Dalí, Sophia Loren, Alfred Hitchcock, Roman Polanski, Marlon Brando, Kirk Douglas, John Lennon, George Harrison, Jimi Hendrix, Janis Joplin y Jimmy Hoffa.

Algunos eran regalones como Orson Welles. El legendario realizador y actor, acostumbrado a codearse en las más altas esferas, reveló por ejemplo la mínima impresión que le causó Adolf Hitler, como distintos encuentros con Winston Churchill. Según contó, uno de esos cruces le permitió cerrar fortuitamente un trato en Venecia con un financista ruso para filmar una película. El tipo quedó boquiabierto porque Churchill, de vacaciones tras perder el gobierno luego de la II Guerra Mundial, había saludado a Welles inclinándose ligeramente. Al día siguiente el cineasta y el ex primer ministro se toparon en la playa. Welles relató a Churchill la reacción del ruso y cuanto le había ayudado el gesto para asegurar el dinero. Rato más tarde el director estaba reunido nuevamente con el financista y Churchill apareció. Se acercó a Orson Welles y sin mediar palabra hizo una reverencia completa.

Marlon Brando dictando una clase de historia para explicar por qué no fue a recibir el Oscar, Lennon y Harrison sincerando los motivos del quiebre en The Beatles, los intensos debates entre Norman Mailer y Gore Vidal, y feministas versus Hugh Hefner. The Dick Cavett Show es una verdadera biblioteca audiovisual con grandes personalidades del siglo pasado.

Entre todos los invitados, lejos el favorito fue Muhammad Ali. La cercanía entre ambos era sincera. El campeón de peso pesado y el animador se hicieron rápidamente amigos y esa relación es uno de los ejes del documental Ali & Cavett: The Tale of the tapes (2018), disponible en HBO GO, donde el conductor además de ser uno de los entrevistados centrales, se encarga del guión.

A través de las variadas visitas del boxeador al programa se reconstruye su carrera con especial énfasis en la conversión al Islam, la relación con Malcolm X, la negativa de ir a la guerra de Vietnam y el espectacular retorno enfrentando en épicos combates primero a Joe Frazier y más tarde a George Foreman.

A pesar del cariño y el empeño por mostrar a Ali como el más grande, el documental no deja pasar las veces que el boxeador se sobrepasó en el personaje. Frazier ayudó monetariamente al campeón mientras estaba suspendido y sostenían una buena relación, sin embargo Ali exhibió un trato ofensivo y de corte racista hacia su rival a quien solía comparar con un gorila. Por cierto Cavett lo entrevistó cuando Frazier le ganó y el rostro hinchado de Ali evidenciaba la derrota. “Hubo un momento en mi vida en el que sentí que era mi mejor amigo”, confiesa Cavett con un tono que no da espacio a dudas. Tras el show y las luces había dos gigantes que disfrutaban de una verdadera amistad.

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