El poderoso influjo del disco Corazones en la generación de Gepe

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Más allá de la bandera electro-pop del cuarto disco de Los Prisioneros, lo que Jorge González heredó a toda una generación de músicos fue el desprejuicio.


La fotografía de Alejandro Barruel es vehemente: la camisa blanca de Jorge González con una mancha de sangre a la altura del corazón da para pocas interpretaciones. Así es la portada Corazones, de una intensidad y un desparpajo que llamó la atención más allá de ser el primer disco de Los Prisioneros sin uno de sus integrantes históricos.

En un comienzo, cuando Corazones fue lanzado en mayo de 1990, ni la crítica ni los seguidores del grupo respaldaron al disco. El tono contestatario de los primeros álbumes de Los Prisioneros se estrelló de lleno con un álbum de canciones resueltas sobre sintetizadores y letras que hablaban de amores imposibles.

Aunque escasas, sí hubo voces que leyeron la movida de González.

El mismo mes que Corazones llegó a las bateas, el periodista Iván Valenzuela vaticinó lo que la generación de Gepe, Javiera Mena, Dënver y Teleradio Donoso confirmaría del disco. Desde la revista Wikén, escribió que esperaba que el álbum "se convierta con los años —aunque es prematuro decirlo sin la perspectiva del tiempo— en una pieza clave de la música pop chilena".

Consultado por Culto, el productor Cristián Heyne tiene otra lectura: "No tengo la certeza de lo que significó ese disco para la generación de Gepe. Para mí es un disco valioso por muchas razones, sobre todo por la reinvención profunda que llevó aparejada para Los Prisioneros".

Gepe opina que "Jorge González fue el primer tipo relevante en la música chilena que dijo que le cargaba el rock. Por eso yo creo que es tan importante el disco Corazones, porque las canciones son tan potentes como un riff de AC/DC: tienen un grado de síntesis, de fuerza y de verdad, que no se veía desde Las últimas composiciones, de Violeta".

Apenas nueve canciones de electro-pop, todas compuestas por Jorge González y grabadas junto al argentino Gustavo Santaolalla en California, signaron a una generación que vio en el hombre de "Tren al sur" una figura a seguir: tan íntimo como desprejuiciado al tiempo que atento a los sonidos en boga.

"A nosotros nos enseñó a entender el sentido pop de la música", opinó Mariana Montenegro, la mitad de Dënver. "Tiene una originalidad única al mezclar sonidos electrónicos con letras románticas".

Álex Anwandter aseguraba que "es música que no tiene prejuicios" y que, por eso, "para algunos escucharlo es como ir a la escuela del pop. Ahí está todo".

"Para mí y muchos de esta generación —dice Gepe— el disco Corazones es como la piedra angular de todo el electro algo, del electro pop, del electro canción o de la canción linda no más, cuando la música deja de ser rock".

El hombre de "Hablar de ti" dice que más que a su música, Corazones lo tocó "como persona y como sentir de mi generación".

"El momento en que empezamos a escuchar harto ese disco fue cuando empezó Internet y esa sensación de acordarse de lo que uno escuchaba cuando chico y obtenerlo", dice Gepe.

"El primer recuerdo que tengo es como de ir a la playa con mis viejos e ir escuchándolo en el auto y todos cantando 'con la entrepierna bien jugosa' (como dice la letra de 'Corazones rojos') y cosas así. Mi papá, mi mamá, mi hermana. Fue bonito. Ese primer recuerdo se nos activó a todos los que teníamos más o menos veinte o dieciocho años. Me acuerdo que en una fiesta en la casa de los Fredi Michel, de Alejandro Paz, él puso el Corazones y todos dijimos: 'Hueón, ¿te acordai de esto?' Estaba la Javiera Mena y habían varios más. Debe haber sido como el año 2001. Fue muy lindo ese momento. Como de conexión con el pasado y al mismo tiempo sentir que eso te servía", rememora.

Luego sigue: "Más allá de influenciar mi música, Corazones me influenció a mí. Me hizo. Me conectó con algo básico e importante. Obviamente que lo musical se cuela por ahí: hay una canción que se llama 'Lienza', que sale en el disco Audiovisión, que tiene que ver musicalmente con ese disco".

-En Viña lo citaste en medio de "Celosía".

-Sí, con “Cuéntame una historia original”. Jorge siempre está presente. Lo conocí en México, el 2007. Tocó el bajo en dos tocatas mías allá. Fue un honor. Se aprendió todos los temas y tocamos con Pedropiedra en piano y guitarra y yo en batería y voz.

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