Los momentos: Eduardo Gatti y los 50 años de un clásico que casi no fue

Un hit sin estribillo. Un himno chileno creado en Francia. Un tema incluido a última hora en el debut de Los Blops. Un master destruido el 73 y redescubierto ocho años después. “La canción me llegó nomás”, dice su autor sobre un éxito que volverá a tocar este viernes.


En un día como este, hace medio siglo, Eduardo Gatti comenzaba a hacer las maletas para volver a Chile. Había llegado a Europa en enero de 1970 a bordo de un buque salitrero que zarpó en Valparaíso y atracó en Gijón, en busca de aventuras y alentado por sus ídolos del rock inglés. Volvería a Santiago seis meses después con sus mismos 20 años, pero cargado de experiencias, tras haber vivido en carne propia la resaca de la revolución de las flores, de haber visto en vivo a Pink Floyd y Fleetwood Mac y de haber escuchado por primera vez la música celta y un single de Leonard Cohen, The partisan. Estos últimos descubrimientos fueron la inspiración de una melodía que surgió en su cabeza por esos días y que grabaría meses después con el título de Los momentos.

“Yo compuse la música, o sea la melodía y la guitarra, cuando estaba en París, en febrero del año 70”, cuenta el músico, quien entre julio y agosto de ese año volvió a Chile y en octubre entró al estudio del sello Dicap para grabar el primer LP de Los Blops, grupo al que se había integrado informalmente un año antes. Un mes después el disco vería la luz, incluyendo -como segundo track- aquella creación que trajo desde Francia y que, con los años, se transformaría en la más popular de su repertorio, la más homenajeada -con versiones de Gepe a Nito Mestre- y en uno de los himnos del cancionero nacional. Un éxito que el cantautor volverá a tocar en vivo este viernes, a 50 años de su creación, acompañado por su hijo y en un teatro sin público.

Una serie de accidentes

Su letra salió rápido, en solo minutos, luego de una decepción amorosa. Pero su publicación fue más accidentada y fruto del azar. Tras una grabación que estuvo al borde del naufragio debido a las presiones que enfrentaron Los Blops por parte de Dicap -sólo resueltas una vez que Víctor Jara intercedió por el grupo-, el quinteto logró entrar al estudio y registró sus primeras nueve canciones. Allí surgió otro problema: “El ingeniero tomó los tiempos y nos dijo que un lado del LP iba a quedar con menos minutos de los que la industria aceptaba, que necesitábamos otra canción. Todos me miraron, porque sabían que tenía una guardada debajo del poncho que no había querido mostrar porque no estaba muy seguro de ella”, cuenta el autor.

Sin tiempo para ensayar, Gatti grabó la guitarra y la voz, Juan Pablo Orrego improvisó con un xilófono y una joven que ese día les tomaba fotos hizo el acompañamiento vocal de un futuro éxito que no necesitó estribillo. Aunque faltaban años para que el tema se convirtiera en clásico. “Con el primer LP no nos dieron ni bola en las radios”, cuenta el exguitarrista de Los Blops.

Con el golpe militar los tres primeros LP del grupo fueron destruidos o simplemente desaparecieron. Recién en 1978, cuando Gatti revivió a Los Blops como trío -junto a Orrego y Pedro Greene- y volvieron a grabar Los momentos en un single de 45 para RCA, la canción adquirió la estatura que tiene hoy. “Estuvo como ocho años pasando de boca en boca, de fogata en fogata. Mucha gente pensaba que la canción era uruguaya. Recién el 78 quedó todo más claro, y las radios la difundieron mucho”, relata el solista.

Este viernes, a las 21 horas, Gatti volverá a tocar su gran éxito en un concierto virtual en un recinto sin público, que además inaugurará Arena Virtual, una nueva plataforma de shows por streaming (entradas en Ticketpro). El espectáculo lleva por título “Navegantes”, en un guiño a la travesía europea que el cantautor realizó hace medio siglo a bordo del carguero Donamira.

Si bien no hay planes de reunir a Los Blops por el medio siglo de su debut, Gatti sí trabaja en un festejo del aniversario 50 de Los momentos para fines de este año. “A mí esa canción me llegó nomás, no hice un ejercicio intelectual muy profundo. Que de alguna forma haya penetrado en el inconsciente colectivo no obedece a ningún tipo de fórmula”, asegura.

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