Bugs Bunny: el conejo ícono de la cultura pop llega a las ocho décadas

El popular personaje de Warner Bros. cumplirá 80 años el próximo lunes, aún vigente y con proyectos en camino, pero cargando con una historia que también ofrece claroscuros.


Si los efectos de la pandemia se han comparado con las devastadoras consecuencias de una guerra mundial, al menos hay un personaje que en medio de cada una ha funcionado como buena compañía y un necesario escape a la realidad. Aportando humor, ingenio ante la amenaza y siempre un truco bajo la manga, Bugs Bunny se alista a cumplir 80 años el próximo lunes, aún vigente y enormemente querido. Pero, al igual que en su origen en la década de los 40, sensible a los vaivenes de su época.

En la última serie de los personajes propiedad de Warner Bros., Looney Tunees Cartoons, no hay armas de fuego, y por tanto Elmer Gruñón no cuenta con su característico rifle para ir detrás del conejo del “¿Qué hay de nuevo, viejo?”, sino que debe intentar capturarlo usando una guadaña. La cada vez más tensa discusión en torno a las armas en EE.UU. fue anticipada por los productores y la serie -recién estrenada en la plataforma HBO Max- marcó ese ajuste y quizás vengan otros para Bugs Bunny y compañía.

Para ver una vez más al cazador con su rifle de toda la vida quedarán las decenas de cortos y películas realizados en 80 años, partiendo por A wild hare, el debut de ocho minutos de ambos personajes el 27 de julio de 1940; la consolidación definitiva de varias pruebas que los creadores venían realizando con los dos desde 1938.

Pero fue apenas el comienzo de una figura tan norteamericana como adorada. Inicialmente planeado como una parodia de Superman -otro icono estadounidense tanto o más popular hasta hoy-, el corto Super-rabbit (1943) derivó en que la Armada de Estados Unidos decidiera convertirlo en miembro honorario. Todo porque en la historia Bugs Bunny aparece con el uniforme de marine.

En el mismo periodo, en una esquina más oscura, Bugs Bunny nips the nips (1944), mostró el encuentro del protagonista con un soldado japonés y sus intentos por hacerse pasar como un general de sus filas. Aunque no pertenece a los títulos del personaje que por su contenido nunca se emitieron por televisión (bautizados como Censored Eleven), universidades como la de Berkeley, en California, lo estudian como parte de los “dibujos animados racistas de Warner Bros.”.

Siempre inusual en la resonancia de una creación salida de las caricaturas, el conejo fue condecorado en el Paseo de la Fama de Hollywood en 1985, siendo la segunda figura animada en lograrlo después de Mickey Mouse. Un personaje con el que por cierto siempre han rivalizado en popularidad y sólo compartieron pantalla una vez: en 1988 en ¿Quién engañó a Roger Rabbit?.

“(Bugs Bunny) es una mascota de la compañía, pero conoces su voz. Él es lo que son los estadounidenses, pero también lo que desean que puedan ser”, planteaba el portal The Verge, de la revista Nueva York, comparando ambas figuras.

En su recorrido por ocho décadas también ha marcado época por cómo, ante el peligro, frecuentemente optaba por disfrazarse y emplear vestuario y maquillaje de mujer. No son pocos los que lo ven como una referencia para la diversidad sexual. “Bugs Bunny fue mi introducción al drag”, señaló RuPaul hace unos años a The Hollywood Reporter.

Menos simpatía mostró por el personaje el Presidente de Argentina, Alberto Fernández, que en una charla a fines del año pasado sostuvo que “los dibujos animados son una forma de control social y Bugs Bunny es un gran estafador”, generando una discusión que incluyó desde analistas políticos a críticos de cine.

De cualquier modo, la fiesta de Bugs Bunny se puede seguir por partida doble en televisión por cable, en Boomerang (Looney Tunes Clásicos y New Looney Tunes, de lunes a viernes a las 19 horas) y en Cartoon Network (entre este viernes y el lunes, a las 16 y 23 horas). Ambos canales emitirán el lunes y viernes respectivamente la película Space jam, revisitada por muchos tras el fenómeno en torno a la docuserie de Michael Jordan, The last dance.

Una secuela de esa cinta será el siguiente paso del conejo más popular de la cultura pop. Junto a LeBron James, otra estrella de su época de la NBA, y producida por Ryan Coogler (Pantera Negra), para 2021 se planifica su debut en los cines, un cuarto de siglo después del filme con Jordan. Será otra prueba de la vigencia de Bugs Bunny y de su resonancia en una era muy distinta a la que lo vio nacer.

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