Power to the people: John Lennon en su hora más política

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Entre 1968 y 1972, el ex Beatle incorporó la contingencia a su obra musical y artística. Con una visión radical, el músico participó en marchas, hizo intervenciones y compuso canciones que tocaban temas como la crítica al militarismo, los llamados a la paz y el respaldo a activistas como Ángela Davis y John Sinclair. Sin embargo, para el gobierno estadounidense, el giro político del de Liverpool supuso un peligro e intentó deportarlo. En Culto perfilamos sus años más comprometidos.


¿Qué hacía una estrella de rock en un lugar como ese? entre melenudos y chicas de vestidos floreados que marchaban por una céntrica avenida londinense estaba el mismísimo John Lennon. Luciendo boina negra como si fuera un Che Guevara del primer mundo, chaqueta y pantalón de mezclilla, el músico se preocupaba de levantar con su manos la portada del periódico Red Mole, de tendencia izquierdista, que rezaba: “El IRA contra el imperialismo británico”. Diligentes, los fotógrafos de prensa se concentraron más en él que en la manifestación.

Recién comienzan los setentas y estos encuentran al ex Beatle en el peak de su radicalización política. Todo había partido a mediados de la década anterior cuando habló del mayo francés y Mao Tse Tung en "Revolution" (1968). De la mano de su nueva pareja, Yoko Ono, el de Liverpool pasaba por un renacer creativo tras enfrentar un momento de crisis marcado por el divorcio de su primera esposa, Cynthia. Pero también comenzaba un período en que se interesó por la contingencia, el que se extendió hasta, aproximadamente, 1972.

"Siempre he tenido una mentalidad política, ya sabes, y en contra del status quo. Es bastante básico cuando te crían, como yo, odiar y temer a la policía como un enemigo natural y despreciar al ejército como algo que se lleva a todos y los deja muertos en alguna parte. Quiero decir, es solo una cosa básica de la clase trabajadora, aunque comienza a desaparecer cuando envejeces, tienes una familia y te tragas en el sistema. nunca fue político, aunque la religión tendía a eclipsarlo en mis días ácidos, eso sería alrededor del '65 o '66. Y esa religión fue directamente el resultado de toda esa mierda de superestrella: la religión era una salida para mi represión. Pensé , 'Bueno, hay algo más en la vida, ¿no es así? ¿No es cierto?'", dijo el artista en entrevista con los intelectuales Tariq Ali y Robin Blackburn para Red Mole, en enero de 1971.

Lo cierto es que entre los difíciles días finales de The Beatles y sus primeras aventuras en solitario, Lennon buscaba referencias, puntos sobre los que trabajar. Había empezado la terapia primal con el Dr. Arthur Janov, la que le había ofrecido una nueva perspectiva sobre su pasado. En Plastic Ono Band, hubo espacio para eso en temas como "Mother", pero también sobre la sociedad inglesa de posguerra. "Te lastimaron en casa y te golpearon en la escuela/Te odian si eres inteligente y desprecian a un tonto/Hasta que estés tan jodidamente loco que no puedas seguir sus reglas", canta en "Working class hero", el chico que creció en Mendips junto a sus tíos.

Pero por entonces, las noticias de las manifestaciones en contra de la guerra de Vietnam llegaban a todas partes del globo. Lennon, un compulsivo consumidor de medios, pronto se fue enterando de diversas consignas. Una que llamó su atención fue "Todo el poder para el pueblo", que solían repetir los estudiantes en las marchas y también era levantado por colectivos como los Panteras Negras.

Como entendía el poder de los mass media, el inglés comprendió que a través de ellos podía amplificar su inquietud. De allí el impacto de sus intervenciones artísticas junto a Yoko que fusionaban activismo y arte, como el bed in, o encamada por la paz en Amsterdam y Montreal -en que compuso "Give peace a chance"-, la instalación de carteles con la frase "War is over if you want it" y el envío de bellotas a líderes mundiales. Incluso, en una oportunidad se unió a una manifestación contra las bombas atómicas…por teléfono.

Otras medidas fueron más directas. Una mañana el chofer de John, Les Anthony, concurrió al palacio de Buckingham para entregar un paquete. Contenía una carta para la reina Isabel II, escrita por el artista en la que devolvía su medalla de Member of British Empire, que se le había concedido tanto a él como al resto de los Beatles en octubre de 1965. "Su Majestad, le devuelvo mi MBE como protesta contra la intervención de Gran Bretaña en el asunto Biafra, por apoyar a Norteamérica en la Guerra de Vietnam y por el descenso de 'Cold Turkey' en las listas de éxitos. Con amor, John Lennon".

Artistas y revolucionarios

Por la trayectoria de sucesos, no fue raro que el de Liverpool decidiera lanzar un single titulado "Power to the people". Aunque salió al mercado en marzo de 1971, en rigor lo compuso al día siguiente de conceder la entrevista a Tariq Ali y Robin Blackburn a comienzos de ese año.

"El día después me llamó y dijo que lo había disfrutado tanto que había escrito una canción para el movimiento, que luego procedió a cantar: 'Power to the People' -contó Ali a The Guardian-. Los eventos en Derry, en el domingo sangriento, lo enfurecieron mucho y posteriormente sugirió que deseaba marchar en la próxima manifestación de Troops Out en Irlanda, y lo hizo, junto con Yoko Ono, vistiendo camisetas de Red Mole y sosteniendo el papel en alto. Su titular era: 'El IRA, contra el imperialismo británico'".

La letra era un paso adelante. Si en "Revolution" aún se mostraba dudoso ("Me pides una contribución/Bueno, tu sabes/Estamos haciendo lo que podemos), en "Power to the people" no dudaba en ir al grano. "Digamos que quieres una revolución/Mejor nos ponemos en marcha de inmediato/Te pondrás de pie y saldrás a la calle". Tal como él mismo lo estaba haciendo en ese momento.

El tema fue grabado en el estudio personal que Lennon tenía en su mansión de Ascot. Algunas grabaciones adicionales se hicieron en Abbey Road. Por esos mismos días, el músico había compuesto su himno humanista definitivo, "Imagine", el que daría nombre al disco que grabaría poco tiempo después, en el cual incluyó algunas composiciones de raigambre política como "I don't want to be a soldier"; aunque en general se trataba de un LP más optimista y comercial respecto de la pesadumbre de Plastic Ono Band.

Pero una vez mudado a Nueva York, junto a Yoko, John se involucró con activistas.Estos valoraban los esfuerzos del ex Beatle y pensaban que sus causas se podrían beneficiar con el patrocinio de una megaestrella como él. Al fin y al cabo, su "Give peace a chance" se había convertido en un himno contracultural que se solía cantar en las concentraciones exigiendo el cese de la guerra de Vietnam.

En concreto, Lennon se relacionó con Abbie Hoffman y Jerry Rubin quienes lideraban el Partido Internacional de la Juventud, o Yippies. El grupo era había mostrado su poder de convocatoria al organizar diversas marchas y manifestaciones que llamaron la atención de los medios y conmocionaron a Estados Unidos. "Cuando los conocí [a Hoffman y Rubin] dije: 'Son como artistas, hombre'. Y ellos nos dijeron [a Yoko y a mí] 'Ustedes dos artistas, son como revolucionarios'", detalla el biógrafo del músico, Phillip Norman.

Por ello, se involucró en actos y concentraciones como el que se realizó en favor del activista John Sinclair, quien había fundado el grupo radical Panteras Blancas, y que se encontraba en prisión tras ser sorprendido vendiendo dos gramos de marihuana. Aunque se mantuvo el suspenso hasta el último minuto, John y Yoko aparecieron en escena y cantaron un tema compuesto especialmente para la ocasión llamado como el homenajeado. "No es justo, John Sinclair/En el revuelo de respirar aire/¿No te importa John Sinclair?/En la escalera de respirar aire/Déjenlo, libérenlo", pedía sin rodeos. La presión fue tal, que Sinclair fue liberado en un par de días.

Tal momento quedaría plasmado en el álbum Some time in New York City, de lejos el más político de toda su carrera. Reúne un cuerpo de canciones en que desarrollan temáticas contingentes. Entre estas, el apoyo a figuras como Sinclair ("John Sinclair") y Angela Davis ("Angela"); el motín en la prisión estatal de Attica ("Attica State"); la represión en Irlanda ("Sunday bloody sunday" y "The luck of the irish"); la discriminación a la mujer ("Woman is the nigger of the world"), entre otros. El disco no logró un buen rendimiento comercial (logró el puesto #48 de Billboard) y en general fue muy poco comprendido por los críticos, a quienes pareció disgustarles el giro más radical del autor de "Jealous Guy".

Para su mala fortuna, las críticas no eran su mayor problema. Por entonces habían ojos sobre los pasos del músico. Según Phillip Norman el FBI comenzó a hacer gestiones sobre Lennon en 1969 a raíz de las presiones de un congresista conservador quien preguntó al mismísimo J. Edgar Hoover -el todopoderoso director del organismo- sobre la posibilidad de prohibir en USA la portada de Two Virgins, en que John y Yoko figuran desnudos. Más allá de algunas averiguaciones que no condujeron a nada, el asunto quedó ahí. Pero ahora era distinto.

“Con el trasplante de John a Nueva York y su abierta muestra de figuras como Abbie Hoffman, Angela Davis y John Sinclair, el FBI finalmente tuvo algo importante para analizar -detalla Norman-. La manifestación por la libertad de Sinclair en Ann Arbor fue fuertemente infiltrada por informantes del FBI, y se recopilaron informes detallados de los discursos pronunciados por Rubin, Seale, Allen Ginsberg y otros. Un hombre encubierto del FBI que habló con John en el backstage afirmó haberlo escuchado hablar en ‘tono anti-cumplimiento de la ley’ y lo declaró ‘un fuerte creyente en el movimiento [Yippie] y en el derrocamiento de la sociedad actual en Estados Unidos hoy’”.

Todo se complicó de cara a las elecciones presidenciales de 1972, en que Richard Nixon buscaba la reelección. Los activistas contrarios a su administración y la guerra de Vietnam decidieron organizar una gira por el país para movilizar al nuevo votante joven. La edad para acceder al derecho a voto se había rebajado a los 18 años, por ello, John y Yoko se sumaron. La idea era seguir las paradas de la campaña del mandatario en todo el país, concluyendo con un festival de tres días en Miami, donde se llevaría a cabo la Convención del Partido Republicano.

Con el anuncio de la gira, en el FBI estallaron. Cegados por la paranoia y la histeria, buscaron toda clase de conexiones para demostrar una posible colaboración de Lennon con un -todavía más improbable- complot para interrumpir las elecciones presidenciales de 1972. Tal como cuenta el documental The US vs John Lennon las reuniones del inglés con activistas, su estatus de ídolo para la juventud y su condena por posesión de marihuana en Inglaterra -que hasta entonces impedía que le dieran la visa definitiva-, les parecieron motivos suficientes.

A partir de allí la pareja viviría un calvario. El gobierno les informó que había cancelado la renovación de sus visas (estaban con visado de visita) y debían abandonar el país antes del 15 de marzo. El motivo: el asunto de la marihuana. A partir de ahí, contra el tiempo buscaron revertir la deportación. La clave, sería intentar anular la condena por drogas al demostrar que ésta había sido irregular, pues siempre le pareció extraño que la policía llegara de forma intempestiva a su casa.

"Su sospecha de que la policía había plantado la droga también parecía más plausible ahora -detalla Norman-. El oficial de detención, el sargento Norman Pilcher se había forjado conscientemente una carrera en los medios persiguiendo a las estrellas del pop, agregando los cueros cabelludos de Hendrix y Mick Jagger a su cinturón, a menudo con evidencia igualmente dudosa. Antes de que terminara este año, Pilcher estaría tras las rejas por conspiración para pervertir el curso de la justicia".

Abatido por la desesperación, las reuniones con abogados, los seguimientos e interceptaciones telefónicas, Lennon se alejó gradualmente del activismo. Aunque Hoffman y Rubin le pidieron que se uniera a ellos en la manifestación en la convención republicana, el inglés se negó. Entendió que para el momento en extremo delicado que vivía, no era conveniente.

"Lo que esto realmente dice aquí es que el Servicio de Inmigración y el FBI han logrado presionar a Lennon para que cancele sus planes para esta gira nacional de conciertos y se retire de la actividad contra la guerra -afirma el historiador Jon Wiener, quien investigó el suceso en su libro Gimme Some Truth: The John Lennon FBI Files en entrevista con NPR- . Sus abogados le dijeron que su caso para luchar contra la deportación era bastante débil. De hecho, nunca habían visto a nadie ganar un caso bajo estos términos, y por lo tanto, el consejo legal era [no] hacer nada más que pudiera provocar más a la administración de Nixon. Realmente quería quedarse en los Estados Unidos. Yoko estaba involucrada, en ese momento, en una disputa de custodia sobre su hija de un matrimonio anterior: su hija Kyoko. Entonces, John, si hubiera sido deportado, Yoko se habría quedado atrás. No quería separarse de Yoko [Ono ya tenía una tarjeta verde], así que canceló los planes para la gira de conciertos. Abandonó la actividad de movimiento y el FBI informa que han logrado su trabajo".

La batalla legal concluyó casi tres años después. Con Lennon en la práctica retirado de la música y Nixon fuera de la Casa Blanca por el escándalo de Watergate. La aprobación de la Green Card coincidió con el nacimiento de su segundo hijo, Sean. Para el músico fue una coincidencia casi cósmica. Pero el desgaste lo había barrido emocionalmente. En parte ello justificó que por casi cinco años se dedicara a ser un amo de casa millonario, un tanto excéntrico, que hacía pan, veía televisión por muchas horas y completaba los puzzles de los diarios. La política ya no sería tema.

"Te diré lo que sucedió literalmente -contó Lennon a Rolling Stone en 1975-. Salí del barco, solo que era un avión, y aterricé en Nueva York, y las primeras personas que se pusieron en contacto conmigo fueron Jerry Rubin y Abbie Hoffman. Es tan simple como eso ... Y lo siguiente que sabes es que estoy haciendo los [shows] de beneficios de John Sinclair y una cosa y otra. Soy bastante móvil, como artista, ya sabes ".

Cuando regresó a las andanzas musicales, en 1980, el músico recordó de forma muy crítica los años de activismo. Como si el sosiego propio de la vida familiar le hiciera recapacitar. Pero también, en cierta forma, la distancia le dio otra perspectiva sobre su pasado. “Ese radicalismo era falso, realmente, porque estaba por culpa. Siempre me sentí culpable de haber ganado dinero, así que tuve que regalarlo o perderlo -contó a Newsweek ese año-. Esto significa que era un hipócrita. Cuando creo, creo hasta las raíces. Pero siendo un camaleón, me convertí en quienquiera que estuviera”.

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