Tres series para volver a creer en el amor

El streaming no hace magia, pero ayuda a conectar con historias y crear ilusión. Acá te recomendamos dos series de Netflix y una de Amazon que hablan del amor sin caer en clichés y de modo inteligente.


Modern Love - Amazon Prime Video

El New York Times tiene una columna y un podcast llamado Modern love, con historias originales y a menudo ocurrentes sobre el amor. Amazon Prime Video recogió algunas y las convirtió en una serie de ocho capítulos independientes entre sí y con actores como Tina Fey, Julia Garner, Ane Hathaway y Dev Petel, entre otros.

La serie, ambientada en Nueva York, pasó algo inadvertida y para todos quienes aún no la ven, es un buen momento para darle chance, porque está escrita y plasmada de manera tan liviana y humana, que puede devolver las ganas de emparejarse a cualquiera.

La mejor historia es la de Patel como un CEO de app de citas que es entrevistado por Julie (Catherine Keener), quien termina siendo el corazón del capítulo, contando un romance de su pasado en un relato muy emotivo.

También se eleva sobre el resto el segmento protagonizado por Anne Hathaway, quien en clave musical interpreta a una chica que conoce a un tipo en el supermercado y logran congeniar. Pero la historia, realmente, quiere contar que ella es bipolar y que esa dificultad la hará una y otra vez desechar a pretendientes cuando no quiere salir ni siquiera de su casa. Es cierto que a ratos hay niveles de azúcar desmedidos, pero, como en todas las historias, cuenta con un final feliz.

Hay relatos para enamorarse de los personajes y otros con los que probablemente te caerán algunas lágrimas. Como con La carrera mejora según te acercas a la meta, sobre dos ancianos que es una verdadera declaración de amor sobre la Tercera Edad, aún cuando toca ciertas teclas que uno puede adelantar mientras avanza el metraje.

La gracia de Modern love es que suma todos los clichés propios sobre el romance, pero le da un contexto insólito, en muchos casos, y como se trata de unitarios, no tienes la obligación de verlos todos. Una suerte de menú romántico para tomar los platos que quieras.

Crashing - Netflix

Antes de que Phoebe Waller-Bridge hiciera esa gran serie llamada Fleabag y que terminara convirtiéndose en una estrella llamada para la nueva Indiana Jones, filmó esta pequeña comedia romántico sobre un grupo de adultos jóvenes que viven en un hospital abandonado. Y entre ellos comienzan a desarrollarse historias de amor.

Con un tono que a ratos recuerda Cuando Harry conoció a Sally -la película romántica por excelencia-, Crashing es impredecible, con repentinos cambios de tono y algunas alusiones sexuales explícitas, muy al estilo de su creadora, quien acá interpreta a Lulu, una chica que se ha reencontrado con su mejor amigo de infancia (Damien Molony), quien ahora es chef.

Como la serie es inglesa, no hay clichés que sí uno puede encontrar en la ficción estadounidense, los capítulos son de media hora y se pueden ver en modo maratón y, aparte de hablar mucho sobre sexo y relaciones de pareja, también aborda temáticas como la generación millennial, el trabajo precario, la familia y las relaciones con amigos. Todo, de un modo quizás más liviano del que uno quisiera, pero a cambio logrando entretener y sacar risas.

Sin llegar a ser como Fleabag, plantea el debate más común. ¿Puede un hombre y una mujer heterosexual ser solamente amigos, sin ni un poco de tensión sexual? En la historia, la protagonista parece que en cualquier minuto va a ir más allá con su mejor amigo, que está comprometido. Ese enganche hace que uno llegue hasta el final para dilucidar el dilema.

Master of None, segunda temporada - Netflix

Como está anunciada para este año una tercera temporada de Master of none, creada y protagonizada por Aziz Ansari, hay que volver a mirarla o ver por primera vez. Si bien es aconsejable ver la primera temporada, puedes optar por no hacerlo y derechamente ir a su segundo ciclo, que es una historia de amor enorme, brillante, quizás lo mejor que ha salido sobre el tema en la ficción estadounidense.

Dev (Ansari) es un treinteañero de origen indio que se dedica a la actuación y vive en Nueva York. La primera parte sitúa su vida y a su grupo de amigos, pero el segundo ciclo parte en Italia, donde conoce a una treinteñera con la que traba amistad. El problema es que ella está emparejada y solo pueden ser amigos. Lo que comienza a partir de ahí es una crónica sobre cómo dos personas pueden llegar a engancharse: hablar por horas al teléfono, reírse de estupideces, salir a comer o a un bar, ir a bailar, echarse de menos, contarle cosas que no confidenciarías a nadie más. En el fondo, conectar.

Lo bueno de Master of none es que no es azucarada ni torpe, su libreto se siente cercano y honesto -el protagonista intenta citas en una app estilo Tinder y acumula ancécdotas horribles en su mayoría, buscando olvidar a la chica italiana-, y tiene la mejor escena romántica de los últimos años en TV, al son de la versión original de la canción “Un año de amor”.

También posee el final más brillante y urgente en ficciones románticas. Si ves Master of none, segunda temporada, y aún así no vuelves a creer en el amor, es que quizás no tienes pulso.

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