Marcos Gendre: “No veo influencia britpop en bandas que vayan a decir algo en los próximos años”

Liam y Noel Gallagher, de Oasis

El periodista español acaba de publicar en el país su libro “Britpop: la vida moderna es una basura”, en que se explaya sobre los días de gloria del movimiento en que destacaron nombres como Oasis y Blur. En charla con Culto desmenuza su impacto en la industria musical del momento y en la actual cultura de la nostalgia.


Fue un momento viralizado en las redes sociales. En la intimidad de la concentración en Brasil, el joven Ben Brereton cumplió el ritual de iniciación para los recién llegados a la selección chilena; el futbolista de 22 años cantó para sus compañeros el tema “Wonderwall”, el exitoso sencillo de los británicos Oasis, lanzado hace 26 años, que bien puede considerarse un hito en la era del britpop.

En nuestros días la revisión del pasado está presente en la reposición de producciones televisivas de antaño y en guiños estilísticos de la industria musical; una tendencia que en su momento analizó Simon Reynolds en su Retromanía. De allí que el movimiento que agrupó a bandas como Blur, Suede, Elastica, entre otros, se ha vuelto a discutir como fenómeno.

Ese es el eje que articula el libro Britpop: la vida moderna es una basura, del español Marcos Gendre, ya disponible en el país vía Santiago-Ander Editorial. Un trabajo que analiza el desarrollo del movimiento a través de sus actores; pasan capítulos sobre las bandas ineludibles como Blur u Oasis, sus vínculos con otros grupos, y el rol de la industria de medios. También indaga en la presencia femenina en bandas como Elastica, más ligadas a la corriente riot grrrl americana que al Swinging London sesentero.

Gendre es un periodista que ha escrito en medios como Rockdelux y ha publicado libros sobre leyendas británicas como The Smiths y Joy Division. Asegura que el interés por el movimiento va más allá de lo estilístico. No hay que olvidar, que ante todo fue una revisión de la tradición musical inglesa de los sesentas, en los días en que el grunge llegado desde la otra orilla del Atlántico se imponía en las listas.

“El britpop fue más una tendencia que un género musical, una revisión actualizada que, en mayor o menor medida, sirvió para recolocar a Londres como capital mundial del pop -señala a Culto, desde España-. Aunque luego grupos como Pulp y Oasis no tenían nada que ver con el recuerdo al Swinging London de los años sesenta”.

Marcos Gendre

Pero en tanto revisionista, el movimiento no se empeñó por presentarse como una fuerza rupturista. “Con la excepción de Pulp o Saint-Ettiene, ningún grupo perteneciente al Britpop eran tan vanguardista, inquieto y moderno como lo fueron la mayoría de sus referentes, ya sean Beatles, Bowie o incluso los Kinks”, señala Gendre.

Eso sustenta el interés actual por volver a esa historia. “Creo que sí es importante hablar de britpop como un punto de fuga del presente que se dio en los noventa y marcó una tendencia en otros estilos musicales, en estas tres últimas décadas”, asegura.

Recuperar el orgullo perdido

Si hubo un actor de la industria tan decisivo como los músicos en el alcance del britpop, fue la prensa. Así lo reconoce, por ejemplo, Simon Price, el editor de Melody Maker en el capítulo dedicado al movimiento en la serie This is pop, disponible en Netflix. De allí que el ideario revisionista del movimiento fuese tan decisivo en las salas de redacción de las revistas de la época, como en los estudios de grabación.

“El britpop fue todo un fenómeno invocado y espoleado por la prensa británica para recuperar el orgullo perdido del divismo pop de los años setenta -explica Gendre-. También funcionó como resistencia ante los ataques de otro género revisionista como lo fue el grunge, recreando ese antiguo duelo de Inglaterra contra Estados Unidos”.

Pero lo más sustancioso es que esa mirada nostálgica de una era dorada difuminada en añosos elepés modificó conductas. “Fue en el hecho de cambiar la perspectiva crítica de la prensa musical -detalla Gendre-. El britpop fue la excusa perfecta para dar como buena la búsqueda en el pasado como forma de fotocopia a escala de grises y no como puente hacia el futuro. Anteriormente, casi toda muestra revisionista del pasado era crucificada”.

Y allí, asegura, está su vínculo con el presente. “Esto ha conllevado a un cambio de enfoque en el pop de estos treinta últimos años, que, de repente, han visto que el saqueo del pasado no era mal visto por la crítica, sino todo lo contrario. En este sentido, la influencia del britpop ha sido fatal, deviniendo en una cultura de la nostalgia, asimismo, promovida por las huestes neoliberalistas del Tony Blair, el Primer Ministro Rockero”.

Por tal razón, el periodista asegura no hay una mayor influencia del britpop como propuesta estilística en la creación musical de nuestros días, más en línea con los códigos impuestos por el estilo urbano y el desarrollo de las carreras solistas.

Elastica

“No veo influencia britpop en bandas que vayan a decir algo en los próximos años porque, en general, los grupos se fijan en lo que sirvió como libro de bitácora estilístico, y no en los que lo tomaron y le dieron el filtro de producción de los años noventa -detalla-. Básicamente, porque lo que hicieron los Beatles o Kinks es la semilla original de algo que simplemente fue adaptado en los noventa”.

Y aunque reconoce que no ha visto el mencionado capítulo de la serie de Netflix, Gendre detalla algunos puntos que a su juicio, suelen olvidarse al analizar el britpop. “No se pueden mentar a Blur, Supergrass o Elastica y no hablar de Stereolab, Disco Inferno o Bark Psychosis, grupos ingleses que coincidieron en el tiempo y que sí intentaron empujar los tiempos hacia adelante desde una perspectiva contraria del pasado; en su caso, desde la reinvención y la búsqueda de nuevas fronteras estilísticas”.

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