Un patrimonio en peligro: la historia que guarda el Museo Nacional de Afganistán y que está en la mira de los talibanes

Piezas del Museo Nacional de Afganistán.

El organismo cultural emplazó a las nuevas autoridades a tomar cartas en la protección de sus colecciones. “El Museo Nacional de Afganistán insta a las fuerzas de seguridad, la Comunidad Internacional, los talibanes y otras partes influyentes a prestar atención a la seguridad de los objetos y no dejar que los oportunistas utilicen esta situación para causar deterioro y contrabando de objetos". Sin embargo, los antecedentes previos de los talibanes al respecto no son los mejores.


El comunicado, publicado vía Facebook ahorra comentarios. El Museo Nacional de Afganistán ha sido uno de los organismos que ha mostrado una mayor preocupación por los acontecimientos que ha vivido el país luego de la llegada de los talibanes al poder.

“La ciudad de Kabul ha sido testigo de un caos sin precedentes; utilizando la oportunidad saqueadores y contrabandistas en diferentes partes de la ciudad han saqueado propiedades privadas y públicas”, acusa el comunicado.

Aunque dentro de todo, el Museo informó que la situación hasta el momento está más o menos controlada. “El personal del museo, los artefactos y los bienes están a salvo todavía, pero la continuación de esta situación caótica causa una gran preocupación por la seguridad de los artefactitos y bienes del museo para los empleados del museo”.

Finalmente, el organismo emplazó a las nuevas autoridades a tomar cartas en el asunto. “El Museo Nacional de Afganistán insta a las fuerzas de seguridad, la Comunidad Internacional, los talibanes y otras partes influyentes a prestar atención a la seguridad y la seguridad de los objetos y no dejar que los oportunistas utilizan esta situación y causa de de deterioro y contrabando de objetos y objetos y otras partes de influencia Bienes de esta institución”.

Antecedentes de destrucción

Pero pedirle a los talibanes resguardar las piezas de un museo, es como dejar al gato vigilando una tienda de carnes. Hay que considerar que en 2001, en la época anterior a la invasión de Estados Unidos, el ministro talibán de Información y Cultura, Qudratullah Jamal, y el de Finanzas, Aqajan Motaseb, se presentaron en el museo con hombres armados con mazas y a continuación procedieron a destruir más de 2.750 piezas de arte, solo porque representaban figuras humanas o animales. Para la interpretación que islam que hace el grupo, esas imágenes son algo prohibido.

Los talibanes tienen antecedentes de terror al respecto. Recordado es el episodio, también de 2001, cuando a punta dinamita simplemente hicieron volar en pedazos dos gigantescas estatuas de Buda ubicadas en el valle del Bamiyán. Una de 55 metros de altura y la otra de 38 metros, eran los dos más grandes que existían en el mundo hasta entonces. Hoy solo queda el polvo de sus ruinas.

Estatuas de Buda en el valle de Bamiyán antes de su destrucción.

Incluso, hasta ahora, los restos del monumento tienen una vigilancia tan precaria que cualquiera puede comprar una entrada (de 4 dólares para extranjeros y 60 centavos de dólar para afganos), y la gente puede entrar y hacer lo que quiera, como llevarse piezas para venderlas.

Asimismo, otro episodio, del pasado 18 de agosto, fue cuando los talibanes redujeron a polvo la estatua de Abdul Ali Mazari, ubicada en Bamiyan. Mazari fue un líder chiita que justamente se levantó contra los talibanes en los 90, aunque fue asesinado por sus enemigos en 1996.

Las piezas del Museo

El patrimonio del Museo tiene bastantes cosas. Según su propio sitio web del museo, tienen objetos del Patrimonio budista de Afganistán, que consta de artefactos y restos encontrados en monasterios budistas, especialmente en el sur de las montañas Hindu Kush.

También hay patrimonio etnográfico antiguo de Afganistán en una colección que contiene más de 7.000 piezas notables, que incluye joyas, textiles, tapetes, alfombras, diez bandas, cortinas bordadas, equipo para animales, herramientas, armas, instrumentos musicales, vasijas, etc.

Además, la web detalla también los artículos antiguos de Nuristan (una de las provincias del país), que incluyen muebles, vasijas, armas, joyas, postes de casas y estatuas.

Una de las piezas del Museo.

En todo caso, no es primera vez que el centro cultural de Kabul se enfrenta a una situación así. Como recoge National Geographic, ya en 1989, el entonces Presidente de Afganistán mandó a esconder 22.000 piezas en varios cofres cuyas llaves fueron repartidas a diferentes personas, justamente para evitar robos por paret de sus rivales de entonces, los soviéticos. Una operación similar fue llevada a cabo en 1994, el gobierno volvió a ordenar el traslado de miles de piezas para salvaguardar su integridad de ataques y bombardeos. Aunque, como decíamos, en 2001, el recinto fue saqueado por los talibanes.

Pero, hace unas horas, el vocero de los Emiratos Islámicos de Afganistán, Zabihullah Mujahid, pidió a la gente evitar el contrabando de artículos antiguos a través de aire y tierra, lo cual de alguna manera es una forma de proteger el patrimonio del Museo .

“Si estos tipos de personas son arrestadas, sus monumentos serán confiscados y los transferencias serán tratados legalmente -dijo Mujahid-. Queridos paisanos, los monumentos antiguos del país muestran la identidad histórica y cultural del país y pertenecen a todas las personas de este país. Esta es la razón por la cual dejar de contrabandear artefactos y destruirlos”.

Sin embargo, con los antecedentes expuestos, nadie tiene mucha confianza. De hecho, según informa National Geographic, los trabajadores del Museo han retirado objetos de la exhibición para guardarlos en lugares seguros. Aún tienen grabadas a fuego en sus retinas las imágenes del saqueo de 2001.

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