Collective: el extraordinario documental que debió ganar el Oscar

El incendio de un club nocturno en Rumania es el punto de partida de esta obra feroz, que sigue en tiempo real cómo una investigación periodística develó lo peor del sistema de salud de ese país. Compitió este año al Oscar con El agente topo y Mi maestro el pulpo y, ahora que llegó a Chile por HBO Max, queda claro por qué mereció la estatuilla. Imperdible.


Collective parte justo después del incendio de un club nocturno en Bucarest, en 2015, que mató a 64 personas, entre ellas a casi toda la banda de heavy metal que se presentaba esa noche y que consideró una buena idea sumar un show pirotécnico en un recinto cerrado y con solo una salida. El techo del lugar se prendió en cosa de segundos y el hospital más cercano se repletó de heridos. Muchos fallecieron más tarde, no por sus quemaduras, sino por infecciones hospitalarias. Eso se supo gracias a una investigación de Cãtãlin Tolontan, periodista de un periódico deportivo llamado Gazeta Sporturilor, que develó que el desinfectante suministrado a los hospitales estatales era completamente inútil, debido a que estaba diluido en secreto por la compañía fabricante. Y eso es solo el inicio de una serie de revelaciones aún peores, con corrupción generalizada del poder de Rumania.

El realizador Alexander Nanau comenzó a filmar inmediatamente después del incendio y tuvo acceso privilegiado a la redacción del Gazeta Sporturilor, incluso antes de que la investigación llegara a puerto. Su cámara registra los llamados de las fuentes, las reuniones con ellos, el nerviosismo de los periodistas, las conferencias de prensa y, una vez que cae el Ministro de Salud y es relevado por otro más joven e idealista, el filme también accede al despacho del nuevo ministro y de sus asesores. Collective es un documental en tiempo real -no tiene entrevistas en tiempo presente ni imágenes de archivo- y eso lo convierte en una pieza asombrosa, porque a momentos parece una película de ficción que filma a actores, porque la noticia está sucediendo delante del realizador y, por tanto, a ojos nuestros.

Que el incendio sea solo un punto de partida para contar la putrefacción del sistema de salud y político de Rumania es una decisión acertada, porque por un lado camina la tragedia de quienes resultaron quemados y sobrevivieron y las familias de los fallecidos, y por otro la vorágine de la investigación periodística. El cine suele adornar el trabajo de los periodistas y rara vez consigue plasmarlo tal como es. Spotlight (2016) logró hacerlo en buena parte de su metraje, pero al lado de Collective queda varios escalones más abajo, porque acá vemos una tragedia real de magnitudes enormes: cae el gobierno -queda uno de transición-, la gente sale a protestar, el poder político empieza a operar y, pese a las revelaciones horrorosas de cómo funcionaba el sistema de salud, un año después el mismo partido político involucrado en corrupción vuelve a salir electo. Como si aquí no hubiera pasado nada.

Parte de esa sensación de ferocidad e incredulidad de lo que sucede con el caso -hay una sorpresa tras otra, uno no para de decir “esto no es posible”- se multiplica gracias al tono que eligió el realizador para narrar y editar su documental. La tragedia es lo suficientemente fuerte como para agregarle más, y opta por un tono sobrio y elegante, rehuyendo de las lágrimas. En rigor, lo que genera es mucha rabia y adquiere un eco particular que se haya estrenado en Estados Unidos y ahora en Latinoamérica en tiempos de pandemia, donde los ministerios de salud de todos los países han adquirido un rol protagónico.

Collective se llama así por el nombre de la discoteca incendiada, pero también posee una doble lectura: la cinta muestra cómo el trabajo colectivo de un editor y dos periodistas logra revelar una verdad que costó numerosas vidas y que, sin ese esfuerzo, habría permanecido oculto. ¿Tuvo valor? Para las familias de quienes murieron indudablemente sí. Para el país, a juzgar por lo que vino después, no mucho. Para quienes vemos este documental, es como una cachetada y el recuerdo de cómo el periodismo puede no solo incomodar, sino remecer al poder. “Cuando el gobierno falla, todos pagamos el precio”, dice certeramente el tagline del documental.

Doblemente nominado a los premios Oscar de este año, en las categorías de Mejor Filme Internacional y Mejor Documental, debió ganar en esta última categoría. Competía con El agente topo, pero incluso la directora Maite Alberdi decía que Collective lo merecía. Finalmente, los votantes de la Academia se inclinaron a premiar Mi maestro el pulpo. Ahora, que se puede ver en Chile por HBO Max, queda bastante claro que esta extraordinaria cinta debió alzarse con la estatuilla. Una imperdible de esta temporada.

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