Crítica de discos: Biffy Clyro y Dream Theater son el presente, pero Elton John es la eternidad

Buenos discos de nombres consolidados para este fin de semana: el cantante inglés despacha grandes colaboraciones desde el encierro, mientras Biffy Clyro y Dream Theater demuestran que el rock sigue despierto en su inventiva y calidad.


Biffy Clyro - The Myth of the happily ever after

El trío escocés que dice presente cuando se habla de la renovación del rock a pesar de los augurios fúnebres, continúa en racha increíble. A un año del alabado A celebrations of endings -tercer álbum número uno en el Reino Unido-, The Myth of the happily ever after se presenta como una obra hermanada de borde más optimista, como la salida del túnel tras la pandemia. El cantante, guitarrista y líder Simon Neil, autor de los once temas, es por lejos el compositor más interesante del momento en el rock británico. Su versatilidad melódica, la emotividad en primer plano, la variedad de recursos que transitan plásticamente desde demoledores riffs en distintos moldes, cruces acústicos y piezas de decoración electrónica, lo convierten en un verdadero prodigio. Se desenvuelve resuelto entre el progresivo, el indie, el soft, el math y el space rock, con instrucciones para llenar estadios y corear estribillos. La magnificente DumDum, Errors in the history of God y Slurpy slurpy sleep sleep, encapsulan la totalidad de estas cualidades, dentro de un gran nivel generalizado. Basta de fichas a Coldplay y Foo Fighters. El futuro es ahora y lleva el nombre de Biffy Clyro.

Dream Theater - A view from the top of the world

La experiencia de este decimoquinto título de la banda neoyorquina de metal progresivo, se asemeja a una vuelta en la más espectacular de las montañas rusas. Desde el inicio con los nueve minutos y 31 segundos de The alien, el viaje implica giros en espiral, ligeros remansos y aceleraciones en búsqueda de emoción. Con más de 30 años de trayectoria es imposible desconocer las extraordinarias destrezas de estos músicos, como apuntar las serias dificultades para ajustar al formato canción la técnica superlativa y la ambición compositiva. Ese territorio que Genesis, Rush y, en menor medida, Yes y King Crimson, conquistaron al franquear los 80, aún supone dificultades para Dream Theater. Sin embargo, A view from the top of the world contiene un potente contrapeso melódico cortesía de James LaBrie, reluciente en Answering the call y particularmente en Transcending time, con sus resabios AOR. Más que un collage de virtuosos pasajes solistas como suele ocurrir en el quinteto, las canciones fluyen como nunca sin transar la omnipresencia metálica del material, con crecientes toques crujientes de djent en guitarras.

Elton John - The Lockdown sessions

Con 74 años y su nombre inscrito para siempre en lo más alto del pop, Elton John trabaja con intensidad juvenil. Aprovechó el encierro para armar un ambicioso disco híbrido, entre colaboraciones de consagrados y estrellas del momento, el tributo a sí mismo, y los respetos a otros artistas y canciones inolvidables, circulando entre el soul, el R&B, la música bailable y el rock clásico. En esta casilla, la canción final, I’m not gonna miss you, junto al legendario Glen Campbell, fallecido de Alzheimer en 2017, cuya letra refleja emotivos ribetes de la enfermedad, es una pequeña joya. La alianza firmada con Dua Lipa para Cold heart (PNAU remix) exuda glamour y pista. El cover de It’s a sin de Pet shop boys en compañía de Years & Years, con Olly Alexander transfigurado en Michael Jackson, es 110% dramática. Los voltios de The Who invaden E-Ticket cantada por un atemporal Eddie Vedder. Los abrazos entre gigantes llegan con las emotivas voces góspel de Finish line en dúo con Stevie Wonder, y los toques progresivos de la sorprendente Stolen car junto a Stevie Nicks. Entre las 16 canciones hay más de un relleno, pero la consistencia y la enérgica vibra de Sir Elton predominan.

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