Niña y A Crying Diamond: la historia tras las dos canciones más reveladoras en la carrera de Mon Laferte

La artista habló con Culto sobre dos de los temas más personales de su último álbum, donde como una especie de relato circular le canta a su hija que viene en camino, para luego mirar de frente su propia infancia y narrar en una composición en inglés una experiencia de abuso sexual que sufrió a los 13 años. Escucha aquí los tracks y conoce sus letras.


Los álbumes de Mon Laferte funcionan como testimonios abiertos que rondan parte de su vida: ahí están los hits Amor completo o Tu falta de querer, desgarradores y honestos desahogos que en su momento dejaron fluir el quiebre y el romanticismo en partes iguales.

Pero 1940 Carmen, su última entrega, aparecida hace sólo un par de días, va mucho más allá. Las experiencias narradas se vuelven mucho más directas y, por consecuencia, más profundas. Hay un ánimo por retatar sin alegorías algunos de los episodios fundamentales de su existencia.

Ella misma lo reconoció en una entrevista con Culto el pasdo domingo: grabado en un un departamento vía Airbnb en el distrito de Hollywood, en Los Angeles, California, mientras con su pareja seguía un tratamiento de hormonas para intentar quedar embarazada, es el álbum por lejos más personal de su exitosa trayectoria. Crudo, austero, esquelético, confesional sin perder su acento melódico.

“Me estaba volviendo loca con las hormonas, la ansiedad, la incertidumbre, el miedo. Tuve rollos personales, laborales”, relató la artista. “Para mí la música siempre ha sido mi escape, mi sanación, entonces empecé a agarrar la guitarra y a inventar canciones, me propuse que mi energía en vez de estar en la ansiedad y estos miedos iba a estar más concentrada en hacer música. Y ahí fue cuando empecé a crear este disco”.

De hecho, en la primera parte del trabajo aparece Niña, canción de cuna interpretada como un susurro, un arrullo dulce y delicado imaginado cuando aún no recibía la noticia de que sería madre, la que sólo oficializó a mediados de agosto. “¡Soy feliz! Seré mamá”, anunció a través de sus redes sociales.

Pero el tema estaba escrito de mucho antes, muy en la sintonía de otras estrellas de la música que se dieron el espacio para despachar dedicatorias sentimentales a sus hijos en sus primeras etapas, partiendo por el ejemplo más clásico, John Lennon, quien compuso Good night para su primer retoño, Julian -cantada finalmente por Ringo en el Álbum Blanco (1968)- y Beautiful boy para Sean, ya hacia la mitad de los años 70.

Niña, oh, mi niña

Oh, mi dulce amor

Esta es mi canción de cuna para ti, mi niña

El cielo iluminas y ruedan colibrís

Brillan girasoles y llueven semillas

Te he esperado tanto

Y te cuidaré

Ya te he amado tanto

Oh, niña, mi niña

Es parte del inicio del emotivo tema sostenido en apenas una guitarra, sin mayor decoración ni otros elementos, con su voz limpia en primer plano.

“Esa canción todavía no estaba embarazada cuando la hice, pero la escribí pensando en mi bebé, que quería que llegara. Pero también hay algo de eso, que puede ser para ti misma, para tu infancia. Le puse niña porque en realidad rimaba más bonito que niño, rimaba con más cosas (ríe). Pero digamos que usé el ‘niña’ como se usa en neutro”, comentó a Culto.

Laferte ha seguido compartiendo imágenes de su embarazo en redes digitales. Una fue en octubre pasado, cuando exhibió su “guatita” de cinco meses y bromeó: “Les juro que sólo es un bebé… Y unas pizzas”.

La otra fue hace sólo cuatro días, culminando su reciente gira por Estados Unidos, cuando confesaba que extrañaba mucho estar en los escenarios y que ahora por fin se sentía completa.

Un testimonio revelador

Pero a veces los minutos más felices de la existencia pueden abrir puertas más complejas. Retroceder de frente a experiencias y sucesos que precisamente simbolizan lo opuesto.

Algo así le sucedió a la cantante en este álbum que califica de “ansioso”, lleno de “rollos personales y laborales” y donde “me estaba volviendo loca con las hormonas”. La inminente llegada de su primer hijo y el ir en reversa hacia un período tan difuso como la infancia la hizo crear A crying diamond, probablemente el track más revelador de toda su discografía, donde narra el abuso sexual por parte de un hombre de 40 años a una niña de 13 que “usa vestidos de mal gusto y sueña con ser una cantante famosa, pero apenas tiene para comer”, según relata en su primera estrofa.

“Él mató la última gota de su felicidad y se llevó toda su juventud. Y eso lo hace sentir bien. Sabe que Dios lo comprende porque Dios también es hombre”, canta en inglés, en una frase que resulta un guiño -casual o no- a ese himno feminista trazado por Jorge González hace tres décadas en Corazones rojos.

“Y el hijo de puta sabe que ella es una joya. El diamante más brillante de la ciudad”, es el final del tema.

Si quedaban dudas de cuánto de autobiográfico o no hay en este relato, la propia autora se encarga de aclararlo. “No, no hay ficción en este disco. En algunos discos puede que haya algo de ficción, pero realmente todo lo que escribo es lo que estoy sintiendo. Y sí, este álbum refleja mucho mi estado de ánimo y mis experiencias personales”.

Luego sigue: “Este es un tema que nunca había querido tocar, que todavía me da mucho pudor pero que lo puse en la mesa. Un abuso que sufrí en mi infancia. No me habría atrevido a abordarlo yo creo si no hubiese estado en hormonas”.

“Y es que de alguna manera empezó a surgir en mí como un instinto maternal desde el momento en que lo empecé a intentar. No creo que le pase a todas las personas, todas las mujeres somos distintas, pero empecé a pensar mucho en eso, como en mi niña también, en mi pequeña, en este deseo ultra protector de mi parte. No sé, tendría que analizarme un psicólogo para entender por qué quise contar esto, pero salió y lo quise contar en una canción, a mis 38 recién”.

La artista chilena más popular y exitosa de la última década ha levantado un trabajo de inusitada honestidad, dando cuenta de una autora con una personalidad tan única como universal gracias a temas presentes como el abuso y la maternidad.

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