Reseña de libros: de Rutger Bregman a Boris Quercia

El historiador holandés Rutger Bregman.

Un ensayo que propone una nueva perspectiva histórica de la naturaleza humana; el poemario de Muriel Rukeyser que documentó una tragedia minera, rescatado por la Usach; la novela de ciencia ficción distópica del autor de Santiago Quiñones, y un libro ilustrado sobre dos hermanos pequeños de la prehistoria, en las lecturas de esta semana.


Dignos de ser Humanos, de Rutger Bregman (Anagrama)

Querían ir en busca de aventuras, salir al mar y sentirse libres, lejos del internado.. En junio de 1966 los seis amigos del St. Andrew’s College, en la isla de Tonga, se llevaron un velero, una bolsa de plátanos, cocos y una cocinilla a gas. El mayor tenía 16, y 13 el menor. Pero una tormenta los dejó a la deriva ocho días, y finalmente arribaron a la isla de ‘Ata, un olvidado islote rocoso. Quince meses después, cuando ya habían sido dados por muertos en sus hogares, fueron rescatados. Durante ese tiempo, se adaptaron, se organizaron, compartieron tareas, hicieron un huerto, recogieron agua. También discutieron, pero solucionaron sus conflictos. Fueron la versión alternativa de El señor de las moscas. La versión real y humana, dice Rutger Bregnam, quien rescata esta historia y es una de las muchas que cita -desde el huracán Katrina a Rapa Nui- para desarrollar su teoría, audaz y humanista: que contra todas las versiones que sostienen que somos una especie egoísta y salvaje, la naturaleza humana es esencialmente buena.

El Libro de los Muertos, de Muriel Rukeyser (Usach)

En Gauley Bridge, un pueblo de una sola calle, donde el tren llega silbando desde lejos, se construye una gran hidroeléctrica. La compañía encarga la construcción de un túnel y en los primeros años de la Gran Depresión cientos de hombres acuden de todas partes, en su mayoría afroamericanos. Y cientos son los que enferman y comienzan a morir. “Me despierto asfixiado y mi esposa/ me da vuelta hacia la izquierda;/ entonces me duermo en el sueño que siempre veo:/ el túnel asfixiaba/ la oscura pared tosiendo polvo”. En las rocas había silicio y centenares murieron de silicosis. La poeta y activista Muriel Rukeyser (1913-1980) viajó hasta allá en 1936 y compuso este volumen, un conjunto de poesía documental donde cruza testimonios, declaraciones judiciales, exámenes médicos y citas al Libro de los muertos egipcios. Un título fundamental de la poesía norteamericana, traducido por primera vez por Jaime Pinos y un acierto editorial del sello de la Usach.

Electrocante, de Boris Quercia (Suma)

“En un momento vendrá la muerte de todo lo electrónico y las personas de carne y hueso tendrán que desenchufarnos, sacar nuestras baterías y volver a la época pretórica”, relata o piensa el electrocante de Natalio, el protagonista de la nueva novela de Boris Quercia. En un futuro indeterminado y distópico, cada persona tiene un electrocante, especie de asistente o robot de compañía, y estos suelen ser como sus dueños. Natalio es policía y vive en City, donde millones de personas viven conectadas a las fantasías virtuales que les provee Sueños Especiales. Pero algunos están traficando cupos usando identidades falsas, y la empresa contacta a Natalio para investigar el fraude. Thriller en clave ciencia ficción, la novela presenta un mundo sombrío y segregado, decadente, atravesado de tensiones e intentos de rebelión, y a un protagonista que lleva la herida profunda de una gran pérdida y que de algún modo recuperará la capacidad de soñar.

Cavermanos, de Fabián Rivas (Zig-Zag)

Warg y Argh son dos hermanos cavernícolas, que discuten mucho porque son muy diferentes. Warg, la mayor, heredó las habilidades y la pasión por la caza de sus padres y abuelos. En cambio Argh, el menor, prefiere jugar entre los árboles o entretenerse en el río. Su hermana está muy molesta por ello: piensa que el mundo prehistórico es demasiado peligroso para no saber sobrevivir. De este modo, decide entrenar al pequeño: le enseña un arco y una flecha, y Argh hace música con ellos; le muestra cómo hacer una rueda, y el niño descubre sus posibilidades recreativas. Warg se siente abatida, pero no bajará los brazos. Una fábula divertida y entrañable en torno a las diferentes personalidades y sensibilidades, así como a la forma en que los hermanos se complementan, ilustrada con cálidos y amables dibujos.

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