Vanguardia en los 80, el origen de las Cleopatras y el Trolley: la arrolladora vida de Vicente Ruiz según su primer documental

Vicente Ruiz: A Tiempo Real se titula el filme que se estrena el viernes 7 en el Festival Santiago a Mil, una íntima cinta en el que se revisa la carrera del artista chileno durante la dictadura militar y comienzos de los 90, con testimonios de Patricia Rivadeneira, Ramón Griffero y el propio actor, director y coreógrafo chileno. Su dupla de realizadores y Ruiz detallan la película en diálogo con Culto.


El registro existía. La cámara del realizador y fotógrafo Enzo Blondel se adentró en el underground nacional durante los 80, y gracias a su contundente labor se había trazado un camino para eventualmente realizar un filme sobre las iniciativas artísticas de la época, una explosión creativa que se desplegó por espacios como el Trolley y Matucana 19.

“No solo hay muchas grabaciones de las obras de arte, sino que también de muchos momentos íntimos: en las casas, arriba de un techo, en compañía de alguien. Encontrar tu vida tan registrada, y que eso se sintetice en un primer documento, tiene un peso muy fuerte”, dice a Culto Vicente Ruiz, uno de los personajes fundamentales de la escena nacional de esos años. “Ahora nos damos cuenta de la importancia de este archivo de Enzo Blondel”.

Cuatro décadas después de su irrupción en plena dictadura, el actor, director y coreógrafo es el foco de Vicente Ruiz: A tiempo real, un documental de una hora en que se examina su labor artística en los 80 y comienzos de los 90 a partir, principalmente, del material audiovisual capturado en ese momento por Blondel (productor asociado del filme). Ahora que está terminada, el estreno de la cinta dirigida por Matías Cardone y Julio Jorquera se concretará a través de tres funciones en el Festival Santiago a Mil, entre este viernes 7 y domingo 9, en el aula magna del Centro de Extensión del Instituto Nacional.

Foto: José Andrés Peña

El origen del proyecto se remonta a una cena de camaradería organizada por la actriz Patricia Rivadeneira en que Ruiz y Cardone coincidieron. “Fue una decisión casi inmediata hacer una película”, señala el artista chileno sobre colaborar con el productor detrás de series de televisión como Mary & Mike y Dignidad.

Este, a su vez, admite que no conocía en detalle la evolución del under chileno, pero en algún punto la idea de realizar una cinta sobre ese instante conectaba con el estudio de artistas que inició en su primer largometraje como director, Palabras cruzadas: Los amigos de Matta-Clark (2014). En esta ocasión, mediante el respaldo del trabajo fotográfico de nombres como Gonzalo Donoso y las grabaciones de esos años, Cardone junto a Jorquera avanzaron durante la pandemia en la reconstrucción de la ebullición artística de quienes crecieron durante el régimen de Pinochet.

Bajo restricciones sanitarias, la dupla completó entrevistas a Ramón Griffero, la actriz Consuelo Castillo Echeverría, Rivadeneira y las exintegrantes de las Cleopatras, testigos y colaboradores de la creación de Ruiz, a través de títulos como Las novias, Hipólito, En vivo y Medea. Y no solo eso: también se indagó en cómo el origen y consolidación de su método lo erigió como un gran maestro de una generación. “No hubiesen existido las Cleopatras si no hubiésemos participado en la performance de Vicente”, se escucha en un pasaje del filme.

“La performance se hacía una sola vez: había un acto fresco y espontáneo, una resistencia que después se desarmaba”, explica Ruiz. “Pero creo que la performance siempre está en ese lugar de riesgo, de peligro, de búsqueda, de investigación, de no manejo de algunos aspectos que pueden dar seguridad”. A modo de tributo al propio documental, asegura, el debut de la próxima semana se acompañará de El Gavilán, una performance de 13 minutos en que dialoga con la obra de Violeta Parra.

Foto: Gonzalo Donoso

“Más allá de las anécdotas, lo más fascinante es el método”, apunta Cardone. “Es muy único. Para mí, es comparable con Ramón (Griffero), con Andrés Pérez. Si los miras, cada uno tiene un mundo y una obra específica, y nosotros queríamos rescatar estas obras de Vicente que por suerte alguien las filmó. Queríamos mostrar que había un estilo distinto, un nuevo estilo de baile, y que eso lo armó él con su grupo”.

Luego de probar distintos armados de la película, en algún momento durante el proceso desaparecieron las imágenes a cámara de los entrevistados, quedando una cinta más concisa e inmersiva. “La pandemia nos ayudó a encontrar el punto de vista. A medida que seguíamos editando, nos dimos cuenta de que todo lo que nosotros habíamos grabado no entraba en este universo que estábamos creando, y tomamos la decisión definitiva de solo trabajar con los audios. Fue una forma de intentar descartar lo anecdótico y encontrar la pulsión de lo que se vivía en esa época”, plantea Jorquera.

Ruiz, también productor ejecutivo del filme, se detiene en cómo ha calado personalmente la realización, un apronte a una etapa de su todavía vigente trayectoria artística. “Al encontrar los materiales y a las personas que habían participado, uno se fue dando cuenta de que habíamos hecho un traspaso desde la vida a la obra y desde la obra a la vida en ese periodo. Eso es muy fuerte. Y ha significado una revisión muy intensa para nuestras vidas, como amigos, como personas, como excolaboradores. Realmente pasamos por muchos momentos de alegría, de plenitud, pero también por algunos de dolor”, expresa.

Foto: Gonzalo Donoso

El documental es parte de una investigación más amplia entre los realizadores y el artista, que lo involucra tanto a él como a sus contemporáneos. Luego de su estreno oficial en salas en mayo, la cinta será una de las piezas de la exhibición Under: Resistencia cultural, del Trolley a Matucana 19, que se mostrará entre septiembre y octubre en el Museo Nacional de Bellas Artes.

Cardone observa una arista más global que el filme esboza y que puede continuar explorándose. “Vicente inventó un método original e impresionante, tanto físico como mental. Después de todo este proceso, algo que todavía no he logrado entender por completo es qué le pasa a los performistas dentro de estas obras. Ese tema es un capítulo no resuelto que me encantaría que alguien lo desarrolle, pero tendría que ser a través de las mismas personas que estuvieron metidas en esto”.

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