10 razones para amar Euphoria

Con su segunda temporada, que finaliza este domingo, la serie de HBO ha consolidado su éxito de público y crítica. El primer ciclo la había vuelto objeto de culto, pero esta vez creció gracias a que su creador tuvo más relajo, desde darse el lujo de filmarla en 35 mm. hasta sumar numerosos guiños a la cultura pop. Pero hay más razones que la han vuelto una imprescindible.


Zendaya

Exestrella de Disney y cantante, gracias a la serie ha marcado a fuego sus capacidades como actriz. En 2020, y gracias a la primera temporada de Euphoria, obtuvo el Emmy a Mejor Actriz de Drama, de manera sorpresiva -es la intérprete más joven en ganarlo y la Academia no suele premiar shows debutantes- y ya no sería sorpresa si lo vuelve a obtener por su segundo ciclo. Especialmente por el quinto episodio, que es casi un unipersonal, donde cae al fondo de sus problemas de adicción, con largos parlamentos, gritos, puertas que destroza y una ira con la que salpica a su madre, su hermana y sus amigos. En ese capítulo, quizás como nunca, cambia de ánimo, se involucra en largas persecuciones y hace gala de su histrionismo.

Zendaya, icono de la Generación Z, es actriz, cantante y productora ejecutiva de Euphoria. Es el corazón de la serie y consigue que la audiencia empatice con Rue, un personaje nada cool y que puede ser a ratos entrañable y otras veces detestable. Pero en el contexto de su rol, la pérdida de su padre le da soporte a sus acciones. Sin ella, la serie no sería la misma y es un personaje que marcará su carrera.

Sus momentos musicales

Que Euphoria sea un hit en TikTok no es casual. Hay momentos que parecen hechos para difundirse en esa red social. Y parte de ellos suelen ir acompañados por su banda sonora, que combina nuevas canciones con otras antiguas.

En esta segunda temporada hay tres secuencias particularmente bien logradas: Zendaya despertándose en su casa y bailando Call me irresponsible, de Bobby Darin. La de Cal, en su juventud, bailando con su mejor amigo Never tear us apart, de INXS, en un bar gay. Y la de Lexi con Frezco, terminando de ver la película “Cuenta conmigo”, mientras suena y ellos cantan Stand by me, de Ben E. King.

Los momentos musicales, que son muy fáciles de viralizar, ya habían dado prueba de su efectividad en el primer ciclo, con varias escenas a cargo de Labrinth, especialmente Still don´t know my name y, al final de la primera temporada, con la canción All for us, con Labrinth y Zendaya.

Eso sí, si hay que hablar de momentos musicales, el capítulo de la obra de Lexi se gana un espacio. Especialmente cuando suena Holding out for a hero, de Bonnie Tyler, parte del soundtrack de Footloose, revivida en Shrek y ahora en la apuesta de HBO.

Su guion

Si bien la serie está basada en la ficción israelí del mismo nombre, esta versión corre por una vereda propia gracias a Sam Levinson, creador y director de varios episodios. La apuesta por enfocarse en un grupo de adolescentes -remitiendo a los adultos, salvo el personaje de Cal, a ser muy secundarios- y mezclar sexo, drogas y momentos oscuros la hacen particular. Claro, a ratos parece Skin, pero en otros se la juega por un musical y a momentos no se toma tan en serio y juega a la diversión estilo Gossip girl. Esa mezcla improbable, en que puedes ver una serie que parece que va a arrasar en el Emmy y luego “solo” una serie muy entretenida -incluso divertida- es una razón para que Euphoria sea entrañable.

Hay pocos capítulos que parecen de transición -suele ocurrir con las series- y buena parte de ellos mantienen la tensión y la entretención, con giros de trama, diálogos que calan sin llegar a la cursilería y un tono respecto de la adicción de la protagonista que nunca glorifica las drogas pero tampoco busca aleccionar.

El imaginario visual

Para rodar la segunda temporada de Euphoria se utilizó mayoritariamente película Kodak Ektachrome y también 500T. La fabricación del celuloide Ektachrome -responsable de las primeras fotografías del hombre en la Luna- se terminó en 2012 y Kodak lo revivió en 2018 para fotografía en 35 mm y películas en 8 y 16 mm. Pero para filmar en 35 mm hay que pedir por encargo, debido a las dificultades entre el formato fijo y en movimiento. El director Sam Levinson se contactó con Kodak y llegaron a un acuerdo que permitiera rodar los ocho capítulos de este ciclo.

“Si la primera temporada fue una fiesta en casa a las 2 am, la segunda temporada debería sentirse como a las 5 am, mucho más allá del punto en el que todo el mundo debería haberse marchado a casa”, explicó Levinson sobre sus pretensiones, que se notan al ver el ciclo completo, con una textura que se ve muy diferente al resto de las series actuales y le da un aire de nostalgia y preciosismo.

El imaginario visual de Euphoria es un punto alto: la niñez de Fezco, por ejemplo, se rodó como si se tratara de una película de gángsters de Scorsese o Tarantino; los momentos en que Rue se droga dan pie a imágenes oníricas y, particularmente, en el cuarto capítulo de esta temporada, se dieron el trabajo de recrear imágenes románticas inolvidables de la cultura pop, con Rue y Jules como protagonistas. Así, aparecen como la clásica foto de John Lennon y Yoko Ono recostados; como DiCaprio abrazando por detrás a Kate Winslet en Titanic o a Patrick Swayze y Demi Moore en Ghost o a Jake Gyllenhaal y Heath Ledger en Brokeback mountain o como en un cuadro de Frida Kahlo. Son solo un par de minutos en total y podrían descolgarse por completo de la trama, pero se nota ahí una dedicación particular por impactar visualmente que se agradece.

Sydney Sweeney

Aunque la mayoría de los personajes de la serie son queribles, Cassie ha ido robándose la atención gracias a los cambios y contexto que le han dado al personaje mayor profundidad. Su traumática niñez, con un padre drogadicto que las abandonó y una madre alcohólica, las inseguridades para entablar relaciones sentimentales -pasa de una relación tóxica a otra- y el giro que tuvo en este ciclo, al fijarse en el exnovio de su mejor amiga la han convertido en el otro personaje -junto a Rue- que mueve los hilos de la trama.

Parte de ese encanto corre por cuenta de la actriz Sydney Sweeney, quien a sus 24 años ha conformado una carrera que va camino al estrellato, gracias al olfato de ella -y probablemente de su mánager- para escoger libretos. Estuvo en la serie El cuento de la criada, luego en Everything sucks! (Netflix) y el año pasado en la miniserie The White Lotus, donde interpretó a una caprichosa e inteligente adolescente, donde también se robaba cada escena donde estaba.

Su talento ha ido a la par de algunas escenas en Euphoria que se han viralizado. Especialmente en el primer ciclo, donde protagonizó escenas de desnudo completo que se viralizaron en la web. En entrevista, ella ha dicho no tener problemas en hacerlas, aunque también reconoce que pueden distorsionar la carrera que pretende llevar.

Sydney Sweeney - The Cut

Jules

Al contrario de Sydney Sweeney, no sabemos si Hunter Schafer irá a llevar una carrera como actriz de Euphoria. Este es su debut, luego de desempeñarse como modelo. La adolescente transgénero que interpreta tiene una naturalidad propia de la Generación Z, pero inusual en una serie. El guion la cuida casi en todo momento -más que a ningún otro personaje- y, aunque se establecen los traumas de su niñez, su vida en el colegio y en casa parece ser de las más felices. Si es que se puede de hablar de felicidad en una serie como Euphoria.

Si Zendaya, como Rue, es el corazón de la serie, Jules y Hunter Schafer es el alma de Euphoria y la declaración de principios sobre la diversidad y la inclusión de la trama, donde sus problemas principales no son el que sea transgénero, sino los mismos del resto de los adolescentes. Por años hemos visto, en cine y series, a personajes transgéneros violentados solo por ser lo que son, con una carga dramática enorme, y ya era momento que la TV estadounidense se atreviera a ir más allá y donde lo importante fuera el personaje en sí. Para ello, es clave la dulzura y carisma de Schafer, que jamás delata que es una actriz principiante.

Es cierto que Jules ha tenido menos protagonismo en este segundo ciclo, luego de todo el que tuvo en la primera temporada, pero habrá que esperar a que el que venga sigan profundizando su trama.

Personajes femeninos fuertes

Esta es una serie protagonizada por mujeres. Los hombres, de hecho, tienen papales antagónicos y que más podrían ser situados como “villanos” dentro de la trama. Todas las adolescentes retratadas tienen personalidades fuertes e incluso las que no, como Lexi, consiguen empoderarse. También Kat (Barbie Ferreira), que se acompleja de su virginidad y luego se vuelve muy segura de lo que quiere en el sexo. Todas, además, tienen una relación fuerte con sus respectivos padres, ya sea para bien o para mal. Y entre ellas hay una cofradía que no es irrompible -mal que mal, se trata de adolescentes- pero que sí es muy intensa.

Los tiempos han cambiado y las series han ido evolucionando, con mujeres fuertes en roles centrales y no como en antaño, donde podían ser las comparsas del marido de la ficción. Lo interesante, además, es que si bien a varias actrices les toca mostrar su físico en escenas sexuales, acá hay más momentos de hombres realizando desnudos -varios de ellos frontales-, lo que subvierte una tendencia histórica y pone las cosas en paridad.

Euphoria Elenco

Guiños pop

Que la hermana de Rue vea la serie El mundo de Angela y Zendaya le haga prometer que nunca se enamorara de un Jordan Catalano es gracioso, porque la serie de culto seguramente nunca la ha visto la Generación Z a la que apunta Euphoria, pero es un guiño para la Generación X. Lo mismo cuando retratan la juventud de Cal y se desborda el soundtrack con temas de los años 90, especialmente de INXS. Otro guiño a la cultura popular de los X, así como que dos personajes vean la película Cuenta conmigo y se emocionen compitiendo por quién la ha visto más veces. Probablemente no tantos Z la han visto, pero ahí está la mención.

La banda sonora es particularmente hábil para sumar guiños de temas desde los años 60 en adelante, también la ya mencionada secuencia de grandes momentos románticos en la cultura popular.

¿Más ejemplos? Jules imitando la escena final de la cinta de culto Las ventajas de ser invisible -arriba de un auto y cantando-; Rue caminando por las paredes de una casa, como en Inception; Jules vestida con alas, como Claire Danes en Romeo+Juliet o aquella secuencia animada en que cuentan el supuesto romance entre dos integrantes de One Direction, que es hilarante.

No tomarse tan en serio

Euphoria es un drama, se ha ganado varios premios y efectivamente hace un lúcido retrato de la moral de la Generación X. Pero su creador, Sam Levinson, nunca olvida que esto es una ficción y no un documental. Y, como tal, mezcla muy bien el tono indie que tiene algunos momentos más densos con otros más propios de una telenovela. Los tríos amorosos, los enredos entre las amigas, el hecho de que nunca se le ve a los personajes estudiar en el colegio y la lista puede sumar y seguir sobre cosas improbables que suceden en la trama.

¿Importa? La verdad es que no. Hay una idealización sobre la juventud y, al final del día, esto se trata de televisión. Su creador lo tiene claro y eso es aplaudible, porque una de las mejores cosas que hace Euphoria es entretener. Si para eso le tiene que añadir cosas imposibles, lo hace y uno lo perdona. A veces, pareciera como si se tratara de un largo videoclip. Uno con el que se pasa estupendamente bien.

El montaje

Que uno piense a ratos que es un largo videoclip no es una crítica negativa. De hecho, es exactamente lo contrario. En eso, la edición de los capítulos provoca una adrenalina que no se quita durante todo el episodio. Hay un bombardeo visual, de canciones que se pegan en la mente, de momentos fuertes, sexuales o controvertidos, como si uno fuera en una montaña rusa. Eso es adictivo. Y fue fundamental en tiempos de pandemia. Euphoria debutó antes del Covid, pero muchos vieron el primer ciclo durante las cuarentenas. Era como ver un mundo más entretenido del que se estaba viviendo. En gran parte por las numerosas sensaciones que provoca la serie, como pocas que vienen desde Estados Unidos, debido a su certero montaje.

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