Saddam Hussein bailaba Sinatra y cantaba hip hop

Acaba de salir en España un libro que detalla los gustos musicales y las canciones favoritas de los más diversos personajes de la historia reciente, desde líderes políticos hasta escritores y músicos. ¿Con qué vibraba Hitler? En contraparte, ¿qué canción odiaba Frank Snatra?


Hay personajes que siempre nos han parecido demasiado ocupados. Sea lo que sea que hubieran hecho, siempre nos parece que tenían poco tiempo para explorar un hobbie como escuchar música. No es así: hasta los hombres que han querido conquistar el planeta tenían una banda sonora en la que refugiarse.

Canciones que ponían cuando el vértigo había pasado y llegaba el minuto de enfrentarse a la soledda de su mundo privado. Eso es lo que presenta Están tocando nuestra canción, libro del periodista español Máximo Pradera que indaga en los gustos melómanos de las más relevantes e influyentes figuras de nuestra historia reciente, revelando pasiones que no siempre resaltan los relatos más oficiales.

Por ejemplo, en el libro -ya a la venta en España y a través de Busca Libre a cerca de $32.000- documenta que Adolf Hitler disfutaba de Tchaikovski, un autor ruso y homosexual, en secreto.

También Saddam Hussein. Tal como relata Pradera, durante los seis meses que estuvo detenido tras su captura, los soldados que le vigilaban le permitían escuchar la radio y descubrieron que el iraquí era fan de la cantante estadounidense Mary J. Blige. La reina del soul-hip-hop tiene una canción llamada My life, y cada vez que sonaba en una emisora, Hussein ponía el volumen a tope para disfrutarla en todo su esplendor. Su favorita, sin embargo, era Strangers in the night, un tema de Frank Sinatra que solía ponerse en su palacio de Bagdad a la caída de la tarde mientras bailaba con una de sus concubinas.

En contrapunto, el propio Sinatra odiaba ese tema y lo presentaba en sus shows como “esta es de las que no me gustan”. Así de tajante.

En el caso de la Reina Isabell II, su canción favorita es -cómo no- Dancing Queen de ABBA. “Siempre intento bailar esta canción cuando la escucho, porque soy la reina y me gusta bailar”, habría dicho la monarca, según cita el mismo texto. Otras canciones fundamentales en la playlist real de Isabel II son Cheek to cheek en la versión original de Fred Astaire y The white cliffs of Dover de Vera Lynn.

Pradera también analiza los gustos de estrellas de la música actual, como Bruce Springsteen. Y la favorita del ‘boss’ no es otra que Like a rolling stone de Bob Dylan

“Yo sostengo que cada uno de nosotros tiene una especie de banda sonora de su vida. Si, al final de tu existencia, te pidieran que escogieras 10 canciones para marcar distintas épocas, cada uno de nosotros lo tendría superclaro. Lo que más veces has escuchado o lo que más veces te ha servido de consuelo”, dijo el escritor en entrevista con El Confidencial.

Luego ha agregado, con respecto a su investigación: “También me he encontrado con algo que todos sospechábamos, que es la falsedad y la hipocresía del régimen nazi, que es un poco lo que comparte con todas las derechas. Como la derecha de aquí, tanto la pepera como la de Vox... Lo que más comparte la derecha es la hipocresía. En el caso del régimen, la de perseguir a judíos y a los eslavos. Pero luego encontraron una caja llena de discos de músicos judíos y rusos entre la colección musical de Adolf Hitler. Eso es muy sorprendente y creo que, políticamente, muy relevante. Si lo hacía Hitler, evidentemente lo hacían todos. Me he encontrado con muchas cosas que no esperaba, excepto quizá los gustos musicales de Franco, de los que no esperaba nada”.

“Lo que la política divide, la música une. Es verdad, la canción que te gusta podría ser también la favorita de Sadam Husein. La música tiene ese poder unificador porque es un lenguaje abstracto. Su esencia es la tensión y la distensión. Cualquier pieza de música, desde ‘Moon River’ a una sinfonía, parte de una situación de relajación que se va alternando con la tensión. Si el compositor es hábil y el viaje es agradable, bien. Si no, puede que falte tensión y la obra resulte aburrida. O que haya demasiada, y la obra resulte abrumadora. Al final, la música te puede unir a la gente más dispar y te puede llevar al mismo momento musical que Sadam Husein, Hitler o Stalin”.

Otros personajes citados en su libro son Audrey Hepburn, Francisco Franco, Stalin, Lenin, Lauren Bacall, Audrey Hepburn, Murray Burnett, Joan Baez, Julie Andrews, Cat Stevens, Deborah Kerr, Victoria de los Ángeles, Patricia Highsmith, Paul McCartney y Sophia Loren.

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