Hwang Woo-suk, el embustero rey de los clones

Hwang Woo-suk

Fue uno de los mayores ídolos científicos a prinicpios de este siglo, y con justa razón. Tras alcanzar inéditos avances en la clonación de células madres, prometió al mundo una cura para un sinfín de enfermedades degenerativas. Eso, hasta que una serie de investigaciones develaron todas sus mentiras. A 18 años de la polémica, un nuevo documental de Netflix vuelve a poner la imagen del controversial investigador surcoreano en la palestra. Aquí, todos los detalles de su insólita historia.


El 2005 prometía ser un año crucial para la medicina moderna. Para entonces, Hwang Woo-suk, un destacado científico surcoreano licenciado en veterinaria, ya contaba con una prometedora carrera en el campo de la clonación. Primero fueron animales como vacas y cerdos. Y pronto alcanzó un hito sin precedentes en la historia: el nacimiento del primer cachorro de perro clonado, que fue bautizado como Snuppy y que derribó una de las barreras de la biología molecular.

Pero su ambición era mucho mayor. El próximo objetivo de Hwang fue bastante más controversial, y se trataba nada menos que de la clonación de células madre humanas. Algo que, en su momento, aseguró haber conseguido. Sus investigaciones fueron cuestionadas alrededor del mundo por motivos religiosos y éticos. ¿Qué tan “moral” era experimentar con embriones? ¿Cuáles deberían ser los límites de la ciencia? Sin embargo, la sociedad surcoreana lo transformó en un verdadero ídolo cultural.

Hwang Woo-suk. Fotografía de REUTERS.
Hwang Woo-suk. Fotografía de REUTERS.

Con un club de fans con cerca de 15 mil miembros, el reconocimiento de la Universidad de Seúl y el patrocinio económico del gobierno para llevar a cabo sus investigaciones, Hwang Woo-suk figuraba como una carta segura para que Corea se posicionara como una verdadera potencia científica. Eso, hasta que una serie de investigaciones comenzaron a desmoronar la ilusión.

Los primeros cuestionamientos fueron a sus métodos. Ese año, la revista de ciencias Nature publicó un reportaje que revelaba una serie de “grietas éticas” en los métodos empleados en su laboratorio. Al poco tiempo, un programa televisivo emitió el testimonio de uno de sus colaboradores, el que aseguraba que los óvulos utilizados en los estudios eran conseguidos de forma irregular, con donaciones de las mismas trabajadoras del laboratorio y a través del mercado negro.

Hwang se defendió y el público lo apoyó, priorizando los avances por sobre las denuncias. Tampoco fue una piedra de tope para que el gobierno le encomendara la tarea de dirigir el primer banco mundial de células madre.

Hwang Woo-suk junto a Snuppy, el primer cachorro clonado de la historia. Fotografía de AP.
Hwang Woo-suk junto a Snuppy, el primer cachorro clonado de la historia. Fotografía de AP.

Pero su racha estaba a punto de quebrarse. A los pocos meses de anunciar que su equipo logró la clonación de células madres humanas, comenzaron a resonar los cuestionamientos de algunos colegas que encontraron varias fallas en los papers publicados en la revista Science. En diciembre del 2005, el prestigioso director del Hospital Mizmedi, Roh Sung-il, acusó a Woo-suk de utilizar células madre falsas en su investigación.

Dicha declaración generó conmoción en las autoridades. Tanto así, que el primer ministro Li Hae-chan convocó una reunión de emergencia que resolvió iniciar una revisión de aquel informe. “El Gobierno de Corea del Sur ha decidido que las investigaciones del doctor Hwang Woo-suk deben ser verificadas por un comité científico. Cuando se reconozcan sus conclusiones se tomarán las medidas que correspondan”, señalaron en un comunicado posterior.

Hwang Woo-suk
Hwang Woo-suk

El resultado conmocionó al mundo. Las conclusiones del comité fueron lapidarias: encontraron serias deficiencias en los procedimientos, pruebas simuladas y datos fraudulentos en los presuntos resultados exitosos. Eso, sumado a que los exámenes realizados por tres laboratorios independientes confirmaron que la mayoría del material genético utilizado en las clonaciones de 2004 y 2005 no coincidían con el ADN del supuesto donante.

El impacto caló hondo en la comunidad científica. Más que mal, los supuestos avances de Hwang significarían tremendas innovaciones en cuanto a la donación de órganos, la cura de enfermedades degenerativas y la rehabilitación de personas postradas. Incluso se le perfilaba como un posible candidato al Nobel.

A 18 años del estallido de la polémica, un nuevo documental de Netflix volvió a poner el nombre de Hwang Woo-suk en la palestra mediática. Bautizado como El rey de los clones: La caída del Dr. Hwang Woo-suk y dirigido por Aditya Thayi, el largometraje aborda todas las dudas, cuestionamientos e ilusiones que arrastró consigo este escándalo, que reactivó la discusión en torno a los límites de la clonación y que pasó a la historia como uno de los mayores fraudes científicos de todos los tiempos.

El hombre detrás del ídolo

¿Cómo comprender la influencia de Hwang Woo-suk? Uno de los entrevistados presentes en la producción de Netflix no duda a la hora de describirlo como “el hombre más popular de Corea” de principios de los dos mil, comparando su nivel de reconocimiento con el que actualmente tiene la banda de k-pop BTS.

Nacido en 1953 en un pequeño pueblo ubicado a 70 kilómetros de Seúl, sus primeros años de vida no fueron del todo sencillos. Su padre falleció cuando tenía sólo cinco años, dejando a la madre con varias dificultades económicas. Una tragedia que se situó en los años más álgidos de la guerra de Corea.

Ese origen sencillo fue crucial para su vocación. Se licenció en medicina veterinaria y se especializó en reproducción animal con el fin de mejorar la vida y economía de los campesinos dedicados a la ganadería. Justamente por eso, su primer animal clonado fue nada menos que una vaca. Pero no una común, pues el clon de Hwang fue una suerte de súper animal con varias mejoras genéticas.

Hwang Woo-su. Chung Sung-jun / Getty Images
Hwang Woo-su. Chung Sung-jun / Getty Images

El 2002 comenzó a experimentar con cerdos, ahora con la intención de facilitar los trasplantes entre ese animal y los seres humanos. Esa fue la piedra angular en lo que luego sería su proyecto más ambicioso: la clonación de células madres de humanos. Para él, los descubrimientos en ese campo eran vitales para avanzar en los tratamientos para enfermedades complejas, como el párkinson, la diabetes, el Alzheimer o incluso los daños medulares.

Pero esa misma ambición terminó por derrumbar sus intenciones iniciales. A pesar de estar consciente de que su trabajo no estaba dando resultados, afirmó a varios pacientes con problemas de movilidad que los levantaría de sus sillas de ruedas, en un gesto que algunos participantes del documental de Netflix tildaron de “mesiánico”.

En una entrevista con la BBC, dijo tener una fotografía de un paciente tetrapléjico en su oficina porque le recordaba “la gente real a la que quiero ayudar”. También confesó que de no haber sido científico hubiese sido monje budista, y que su película favorita es Lo que el viento se llevó.

Defensores de Hwang Woo-suk
Defensores de Hwang Woo-suk

Tras los descubrimientos del comité encargado por el gobierno surcoreano, toda esa mitología y carisma construidos en torno a su figura se derrumbó. Finalmente, optó por reconocer sus errores y marginarse de la escena pública, sin antes afirmar que sus investigaciones sí iban hacia buen puerto y que pronto lograría su cometido.

Las consecuencias de su engaño fueron su expulsión de la Universidad de Seúl, el cierre de su laboratorio, una condena a dos años de cárcel que no se llevó a cabo y la acusación de malversación de fondos. Además, se impulsó una normativa en Corea que limita la investigación de biología molecular al uso de óvulos descartados de inseminaciones artificiales.

Hoy, su vida sigue ligada a la ciencia: en estos años, ha trabajado clonando mascotas, camellos de grandes familias árabes e incluso estuvo involucrado con el gobierno ruso en los intentos por concretar la clonación de un mamut. Y aunque al final del documental afirma que continúa interesado en la clonación de células humanas, no ha habido nuevos avances en su investigación.

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