Aprendiendo del rival

Liliana Salazar
Liliana Salazar, capitana de Independiente Santa Fe, muestra el trofeo de la liga a la multitud en El Campín.

Colombia estrenó en 2017 una liga profesional femenina. El presidente de la Dimayor, Jorge Perdomo, explica el éxito del primer año. Desde chile, la organización que agrupa a las jugadoras (Anjuff) analiza esta iniciativa y la posibilidad de desarrollarla también en el país.



"El fútbol femenino jamás progresará si lo vemos sólo como un apéndice de otras disciplinas u organizaciones", explica Jorge Perdomo, abogado y presidente de la Dimayor, entidad que rige los torneos de fútbol profesional en Colombia.

Lo afirma sobre la base de la experiencia. Colombia decidió, hace dos años, crear una comisión autónoma de fútbol femenino. En Chile, la actividad es parte de la Comisión de Fútbol Joven de la ANFP, aunque en ella esté inserto el campeonato nacional adulto de damas.

Aunque parece detalle administrativo, finalmente fue uno de los pasos que dio Colombia para establecer la Liga Profesional Femenina, iniciativa que ha tenido un éxito rotundo, como lo explica Perdomo: "A la final, en el estadio El Campín, asistieron 33.327 personas pagadas. Para nosotros, ese partido marca un hito". El campeón fue Independiente Santa Fe de Bogotá, que venció 3-1 al Huila.

Desde Chile, Camila García, presidente de la Anjuff (Asociación Nacional de Jugadoras de Fútbol Femenino), ve en esa experiencia un ejemplo que podría imitarse. "Entendemos que falta gestión para aprovechar el potencial de negocios que existe tras el fútbol femenino, pese a que valoramos el tremendo esfuerzo que hace la ANFP con la Selección", dice la dirigenta (29 años), una magíster en relaciones internacionales que trabaja en la Cancillería.

El año pasado, la Conmebol estableció la obligación de contar con equipos femeninos para que los clubes puedan participar en torneos internacionales. "Estamos bien atentas a cómo funcionará eso. La norma es muy amplia y los clubes podrían convertirla en el simple hecho de prestar el nombre", dice García.

Razones para tal temor existen. Palestino, por ejemplo, es financiado por las propias jugadoras y actúa como local en Estación Central, con el apoyo de la alcaldía.

En contraste, en Colombia la liga tiene planes de ampliación. "La liga cuenta con 18 equipos y crecerá a 23, con normas precisas en cuanto al número de jugadoras profesionales, juveniles y extranjeras", sostiene Perdomo. El último punto no es poco. Actualmente hay 70 futbolistas provenientes de 12 países, entre ellos la mayoría de los sudamericanos, además de EE.UU. y Rusia. De Chile, acaban de emigrar dos ex Colo Colo: Carla Guerrero (Independiente Santa Fe) y Yipsy Ojeda (Cúcuta).

Un paso esencial fue evitar "una liga fantasma", como la denomina Perdomo. Así, los partidos se disputan como preliminares del torneo masculino (salvo las finales). "Eso garantiza un apoyo más amplio de los auspiciadores al fútbol femenino, pues sus productos y servicios son expuestos ante una gran cantidad de público", dice. La resonancia se multiplica si se considera que el campeonato femenino es transmitido en televisión por cable.

Tan bien les ha ido con este esquema, que se repartió un millón de dólares en excedentes. La idea, explica Perdomo, es que "todos los equipos tengan una base pareja de recursos para aumentar la competitividad". Por eso, la liga destina fondos para cubrir todos los traslados aéreos, hotelería y equipamiento.

En contraste, y pese a que la ANFP cubre los ítems relativos a los viajes, en el medio chileno son muchos los equipos con carencias impactantes, más allá de la situación de Colo Colo o la U. "Esas dificultades son muy fuertes en el Norte. Las jugadoras no tienen balones, no entrenan en terrenos reglamentarios y hasta carecen de agua potable o lugares para cambiarse", explica García, según los testimonios recogidos en la última asamblea general de la Anjuff, realizada en diciembre.

"Lo esencial son los contratos. Así serán más las chicas interesadas en jugar, vendrán más extranjeras y aumentará la competitividad de la liga", sostiene García. "Y que el nivel profesional sea un fenómeno nacional, no sólo metropolitano".

Uno de los factores que relativa la condición profesional de la liga colombiana es su duración: tres meses, aunque la próxima meta es prolongarla. "Las jugadoras y los cuerpos técnicos se ven obligados a realizar otras actividades o retomar estudios", dice García, a veces con escenarios poco compatibles.

Con todo, el recuento de logros es aplastante. Colombia ha clasificado a dos copas del mundo adultas, una Sub 20 y tres Sub 17 (cuatro, si se suma Uruguay 2018, en octubre), y los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y Brasil 2016. Además, ha sido subcampeona de las dos copas América previas.

Chile sólo clasificó al Mundial Sub 17 de Trinidad y Tobago 2010. Fue subcampeón de la Copa América 1991 (donde participaron tres equipos). Desde la ANFP, no entregaron un testimonio aduciendo sobrecarga de la agenda directiva.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.