El intenso rol de las rectoras y rectores en el proceso constituyente

Las rectoras Pino (U. Aysén), Araya (Umce) y Durán (Utem), en su cita de fines de octubre con Elisa Loncón.

Desde encuentros con mujeres que encabezan sedes de educación superior hasta citas con los dirigentes de las entidades más antiguas del país, la presidenta de la Convención, Elisa Loncon, junto al vicepresidente Jaime Bassa y otros convencionales han sido parte de una variada gama de actividades con las casas de estudio, que persiguen colaborar y ser parte técnica del proceso.


Casi en paralelo al inicio del trabajo de la Convención Constitucional, el rol de los rectores y rectoras de las universidades en este proceso comenzó a hacerse notar: el 6 de julio y tras encontrarse con “problemas técnicos”, como se justificó en la ocasión, para sesionar en el ex Congreso Nacional, la mesa directiva del órgano constituyente sostuvo una reunión con Ennio Vivaldi, rector de la U. de Chile, quien ofreció sus instalaciones para suplir las falencias.

Y aunque el traslado no ocurrió, en lo concreto esa fue la primera cita -de muchas- que diversos constituyentes han sostenido con los directores de las entidades de educación superior, tanto en terreno como donde la Convención tiene su base.

Las universidades públicas pusieron sus capacidades e infraestructura a disposición de la instalación del trabajo de la Convención”, dice Jaime Bassa, vicepresidente de la instancia, quien argumenta que los mecanismos de participación ciudadana incidente “son una arista fundamental, donde la vinculación con las casas de estudios superiores del país es valiosa y necesaria, no solo por sus aportes en términos de creación del conocimiento, de investigación y academia, sino también por la articulación del trabajo territorial que estamos desarrollando”.

Y agrega: “La solidaridad interterritorial, conversar y escucharnos desde nuestras diferentes identidades y territorios, es una oportunidad que sabemos se verá fortalecida en la vinculación activa y generosa de diversas universidades públicas del país junto a diversas comunidades”.

Así, poco a poco, los máximos representantes de las casas de estudios chilenas se han transformado en aliados recurrentes. Aliados que, en todo caso, también tienen cosas que decir.

Esa primera reunión entre Vivaldi y la mesa directiva encabezada por Elisa Loncon y Bassa, y que sorprendió al gobierno, nació por iniciativa del rector de la Casa de Bello, aunque también incluyó en las gestiones a otros constituyentes, como Cristina Dorador, exalumna de la institución. Allí, las dependencias de la U. de Chile quedaron a disposición de la Convención, así como también UChileTV, para transmitir las sesiones.

“La relación con la Convención siempre se dará en una actitud de ponernos nosotros a disposición de ella. En ese contexto, la universidad ha ofrecido a la Convención su apoyo, facilitando no solamente las propias instalaciones en la Casa Central, sino también personal de la universidad y soporte técnico en diferentes etapas, entre ellas la de participación ciudadana”, señala Vivaldi.

Adicionalmente, dice la máxima autoridad de la institución, “la rectoría ha promovido la participación de las y los académicos y de la comunidad universitaria en general en el debate de ciertos temas que serán esenciales para el desarrollo de la Constitución y que son de enorme relevancia para el trabajo universitario a través del proyecto UChile Constituyente, abordando materias como educación, salud, medio ambiente, ciencia y tecnología, régimen político, Estado y democracia”.

Pero no es lo único, puesto que el 18 de agosto el rector, a nombre de la universidad, firmó un convenio con la mesa directiva, con la finalidad de contribuir con el proceso. El mismo Vivaldi, el día anterior, había sido parte de una cita entre el Consorcio de las Universidades del Estado y la mesa directiva, para reiterar el apoyo de todas esas instituciones.

Casi un mes antes de ese acuerdo, otro rector también se reunió con la directiva. Esa vez fue Ignacio Sánchez, de la U. Católica, quien se juntó con ellos para analizar las medidas sanitarias al interior de la Convención. Entre los presentes estaba Bassa, exalumno, quien, según cuentan cercanos, ha sido siempre deferente con su casa formadora.

En lo personal he tenido una relación muy cercana y de mucha confianza con un número importante de constituyentes. Tenemos profesores de la universidad, más de 20 exalumnos, a quienes conozco, que están en la Convención, con quienes he conversado en varias oportunidades”, señala el rector Sánchez.

Tiempo después, fue él mismo el que convocó a un homenaje de la PUC a Loncon, con quien tiene una relación de afecto, cercanía, y que ya cuenta otros encuentros, el último de ellos en el contexto de la entrega de resultados de la iniciativa “Tenemos que hablar de Educación”, que se dio en el Instituto Nacional hace algunas semanas. “Solo tengo reconocimiento por la forma en que ella ha estado presente y recibido los aportes de la UC”, asevera.

Ambos rectores –Sánchez y Vivaldi- ya habían encabezado iniciativas incluso antes del inicio del trabajo de la Convención, como el “Tenemos que hablar de Chile” o un encuentro telemático en el que habían invitado a los 155 constituyentes, cumbre a la que faltaron los representantes del PC.

El rol de los rectores y fundamentalmente de las universidades es clave para entregar el aporte de profesores y profesoras a quienes representamos. Las universidades concentran un número importante de investigadores que tienen mucho conocimiento en distintos ámbitos”, cierra Sánchez.

Solo mujeres

Y aunque se dio más adelante, hay otro encuentro que quedará marcado a fuego por la relevancia en materia de género. Ocurrió el 28 de octubre, también en el ex Congreso. Hasta ahí llegaron solo mujeres: las rectoras Natacha Pino (U. de Aysén), Elisa Araya (Umce) y Marisol Durán (Utem), además de Lonon, quien en esa oportunidad dijo que la cita “refuerza la demanda que tenemos las mujeres por la paridad y porque ésta se haga como principio con políticas paritarias”.

“Este espacio de conversación nos permitió abordar una serie de temáticas fundamentales para las universidades estatales, como liderazgos femeninos en las comisiones y futura Constitución”, recuerda la rectora Pino, quien añade que “es muy importante poder traspasar a la Convención la mirada regional en la educación superior y poner sobre la mesa las particularidades propias de cada territorio, aún en los más aislados y extremos, para asegurar así la equidad en su acceso y modelo de financiamiento”.

La rectora Araya refuerza: “Fue un encuentro muy ameno, pero además muy solidario, de mucha sororidad, cuidado y respeto; de conversar sobre ejercer liderazgos de esta naturaleza, tanto en universidades, donde generalmente ha habido hombres, o en una Convención, que es inédita”. Y agrega: “Conversamos de diversidad, de por qué a las mujeres nos interesa tanto hablar de estos temas. Creo que es porque finalmente somos madres, hermanas o esposas”.

Las rectoras, además, se han reunido con otras constituyentes por motivos similares (otra vez con Cristina Dorador entre ellas), pero también dentro de los compromisos está volver a juntarse con Loncon y la Comisión de Igualdad de Género del Cruch, así como participar de futuras conversaciones y audiencias públicas presentando sus perspectivas.

Otros encuentros

Así como en los inicios del trabajo de la Convención fueron Vivaldi y Sánchez los que ofrecieron sus casas de estudio, también hubo otros: el primer encuentro formal entre Juan Manuel Zolezzi, de la Usach, y Loncon y Bassa, se produjo el 22 de julio, también en el ex Congreso. Ahí, el rector puso a disposición recursos humanos y técnicos de la institución de la cual Loncon es académica. Por ello, cuentan sus cercanos, fue una cita especialmente emotiva para ella y donde se volvió a sentir cerca de los estudiantes.

Casi tres meses después, otro convenio de colaboración sería adscrito por la Convención, con la propia Usach, donde nuevamente se encontraron Loncon y Zolezzi y esto llevó a que días después, con la presencia del rector, convencionales del distrito 8 (Pamela Figueroa y Bernardo de la Maza, entre ellos) se reunieran por primera vez en las dependencias de la institución.

“Las universidades por esencia son centros de cultivo de cultura, ciencias, tecnología, humanidades, artes y, por lo tanto, parte importante del conocimiento fue generado ahí y los rectores son los líderes que pueden convocar a sus diferentes académicos a aportar y opinar”, dice Zolezzi, quien cree que la ciudadanía confía en las universidades. “Haciendo uso de esa confianza, nos sentimos con el deber de entregar la mayor cantidad de información a la Convención”, asegura.

Asimismo, Eduardo Hebel, rector de la U. de la Frontera (donde se tituló Loncon), ofreció a los convencionales de los distritos 22 y 23, al día siguiente de ser electos, las dependencias de su universidad. Semanas después logró reunirse con algunos de ellos, como Eduardo Castillo, Helmuth Martínez y Rosa Catrileo, mismos con quienes se juntó también Aliro Bórquez, rector de al U. Católica de Temuco, quien, a su vez, ya le hizo entrega a Loncon de un libro escrito por algunos de sus académicos. Él, además, ya solicitó reunión a nombre del G9 (red de universidades públicas no estatales).

El rector de la U. de Valparaíso también ha tenido participación en el proceso: apenas electos, Bassa y Christian Viera, académicos de la UV, se dieron cita (luego también lo haría María José Oyarzún, exalumna) con Osvaldo Corrales, quien, a mediados de julio, acudió al ex Congreso para ofrecer apoyo logístico y administrativo. Dos semanas después se firmó uno de los primeros convenios entre una universidad del Estado y la Convención. Esa conversación, dicen algunos testigos, fue más humana y dialogante que la primera, que había sido más técnica. De hecho, cuentan presentes, Loncon pidió una foto “de familia”, como una forma de agradecer la relevancia del apoyo.

Y apenas la semana pasada la propia Loncon llegó hasta la institución porteña. Allí fue recibida por el rector, quien le entregó la medalla de la universidad, además de sostener una conversación con estudiantes de Trabajo Social.

Somos una universidad pública y el primer deber es el bien general del país y obviamente la Convención está desarrollando el trabajo más relevante para las bases de una buena convivencia entre ciudadanos y los pueblos originarios”, expone el rector Corrales.

Emilio Rodríguez, rector de la U. de Tarapacá, es otro ejemplo, toda vez que a inicios de agosto, en el Museo del Sitio Colón 10, se reunió con los tres convencionales del distrito 1: Carolina Videla, Pollyana Rivera y Jorge Abarca. Allí dispuso las dependencias de su institución para articular futuras sesiones.

En tanto, desde la U. de Concepción, envuelta en una polémica hace poco por la primera salida a terreno de la Convención, tampoco se han quedado al margen: encabezada por su rector Carlos Saavedra, ha creado una serie de iniciativas, como el Programa Foro Constituyente UdeC, además de la cita del 21 de octubre en el que se exploró la firma de un convenio de colaboración con la Convención.

Hemos puesto a disposición nuestra infraestructura, medios y conocimiento, porque entendemos que esa es la forma de construir juntos una Carta Fundamental representativa, diversa e inclusiva”, expone Saavedra, quien cuenta que el convenio se firmará durante la primera salida territorial de la Convención Constitucional, la que justamente se hará en el Biobío la semana venidera, “de manera que el centro político del país se reunirá a debatir y dialogar en el centro geográfico de Chile, el espacio donde siempre ha estado la U. de Concepción”.

Habrá también otras oportunidades en que los rectores digan presente, como la visita de esta semana de Loncon a Magallanes, que incluye, por ejemplo, un encuentro con comunidades indígenas en el patio de la Facultad de Ingeniería de la U. de Magallanes, donde se espera esté presente el rector Juan Oyarzo.

Con todo, Bassa concluye: “Seguir avanzando de manera conjunta y colaborativa en los desafíos de contenido, cronograma y participación ciudadana nos permiten fortalecer la esperanza colectiva, que en definitiva es el mandato ciudadano, de organizar democráticamente nuestras formas de existencia política y social, garantizando la libre participación política en un proceso democrático, abierto y deliberativo”.

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