Qué es la sedación paliativa: el tratamiento que busca aliviar el dolor de una enfermedad terminal

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Luego de lidiar con un cáncer a la sangre, Luis Larraín decidió recibir sedación paliativa "para pasar estos últimos momentos en paz y sin sentir los efectos del cáncer destruyendo mi cuerpo”.


Durante este fin de semana se informó sobre el fallecimiento de Luis Larraín, activista por los derechos LGBTQ+ y cofundador de la Fundación Iguales. Luego de lidiar con un cáncer a la sangre, y debido a que ningún tratamiento respondió de forma positiva, decidió recibir sedación paliativa para su muerte fuera sin dolor.

“En vista de que no hay más tratamientos disponibles y pensando en mi calidad de vida, conversando mucho con mi familia y amigos, decidí que me seden para pasar estos últimos momentos en paz y sin sentir los efectos del cáncer destruyendo mi cuerpo”, es parte del último relato de Larraín.

Su caso ha puesto la opción de la sedación paliativa en debate. Sin embargo, ¿Qué es? ¿Es igual a la eutanasia? ¿En qué se diferencian?

¿Qué es la sedación paliativa?

La sedación paliativa es un tratamiento que forma parte de la medicina paliativa. El médico de la Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital Sótero del Río, Andrés Perry, explicó que esta línea de la medicina “se dedica al acompañamiento de personas con patologías graves progresivas y cuentan con variadas intervenciones y medicamentos para el alivio de las múltiples formas de sufrimientos que pueden tener estas personas, así también rol en prevención y educación”.

En este tratamiento, se administran medicamentos que permiten reducir la conciencia del paciente, para que no pueda sentir el dolor, molestias o efectos que acarrea una enfermedad terminal. Según lineamientos internacionales, se utiliza en personas que sufren síntomas graves o refractarios. Estos últimos, son aquellos que no responden a ningún tratamiento paliativo e intensivo.

“Con ello, la persona dejaría de percibir su sufrimiento, considerado intratable, y, al mismo tiempo, perdería eventualmente la capacidad de comunicarse con su entorno. El medicamento de uso, como primera línea, se llama midazolam. Dado que el esfuerzo del tratamiento es evitar que se perciba el sufrimiento, y el compromiso de conciencia es la consecuencia de nuestra intervención, pero no nuestro deseo; se debe ocupar la dosis de medicamento más baja posible, pero que alivie dicho sufrimiento”, detalló el doctor Perry.

Asimismo, explicó que la sedación paliativa no implica suspender otras terapias como la morfina. “La morfina no se usa para sedación. Hay desinformación en redes sociales que estigmatiza al medicamento, cuando su indicación es para dolor y ahogo. Sería un error suspender el medicamento o evitar su uso cuando está indicado, por miedo a ser sedado”, aclaró.

En Chile, los cuidados paliativos por enfermedades oncológicas están cubiertas por las garantías AUGE, y dentro de ellos está el tratamiento del dolor. Estos se encuentran tanto en el sistema público como privado, donde se realiza el acompañamiento al paciente y a la familia.

¿En qué se diferencia con la eutanasia?

La eutanasia se define como la acción u omisión producida por un médico u otro miembro del equipo de salud, con la intención de provocar directamente la muerte de un paciente, para aliviar su sufrimiento y contando con su consentimiento o de su representante legal.

Entonces, la diferencia principal entre ambos tratamientos es el objetivo. Mientras que la sedación paliativa busca que el paciente pierda la conciencia para no sentir los efectos de su enfermedad, por otro lado, la eutanasia busca provocar la muerte de la persona que esta en la fase terminal.

“La sedación paliativa no tiene como objetivo ni efecto buscado que se provoque o precipite el fallecimiento de la persona, pudiendo ni siquiera coincidir temporalmente con una fase de fin de vida por la enfermedad. La sedación paliativa es una práctica validada en el ejercicio de la medicina con indicaciones precisas y con efecto finito y reversible incluso”, señaló Andrés Perry.

Junto con ello, precisó que es importante debatir respecto a estas “coyunturas” porque “son una oportunidad para hablar de nuestras comprensiones de muerte digna y las varias formas en que puede pensarse”.

En Chile, el proyecto para legalizar la eutanasia ha estado más de 10 años en el Congreso, ya que se ingresó en 2011 y quedó congelado hasta 2014, cuando una moción avanzó hasta ser aprobada en general en diciembre de 2020 y en particular en 2021, para pasar a segundo trámite constitucional y quedar en la Comisión de Salud del Senado.

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