El mecanismo con el que Nueva Zelandia no va a arbitraje con algunos socios del TPP11 y que considera el programa de Boric

This photo taken on November 4, 2021 shows New Zealand's Prime Minister Jacinda Ardern speaking to a reporter during an interview about climate change at the parliament in Wellington. - Ardern has warned the Glasgow climate summit is "make or break" in the fight to curb global warming, saying the world is now paying the price for decades of procrastination. (Photo by Marty MELVILLE / AFP) / TO GO WITH UN-climate-COP26-NZealand-Ardern,INTERVIEW by Neil SANDS

El programa del candidato de Apruebo Dignidad menciona que respecto a los tratados comerciales suscritos por Chile, buscarán "eximirse de la aplicación de mecanismos de solución de controversias en tribunales ad-hoc (tal como lo ha hecho Nueva Zelandia)", país que hizo un mecanismo con solo algunos países respecto al TPP11.


Aunque antes de que el entrara en vigencia el TPP-11, el 1 de enero de 2019, Nueva Zelandia figuraba como uno de los siete países que ya lo había ratificado en su Congreso, la discusión interna sobre la merma en la soberanía que implicaba el mega acuerdo, fue uno de los primeros desafíos políticos que enfrento en su primer año de gobierno, la todavía primera ministra Jacinda Ardern.

El asunto no sólo inquietaba al Partido Verde, parte de la coalición oficialista y organizador de masivas protestas de años previos en contra del pacto, sino que al propio partido Laborista de Ardern, que había compartido la negativa cuando era la votación.

Por eso, cuando llegaron al gobierno, las side letter (cartas recíprocas, en español) fueron el mecanismo que utilizaron para aliviar los cuestionamientos y avanzar hacia un consenso lo suficientemente amplio como parar aprobar el Acuerdo Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP o TPP-11) el 25 de octubre de 2018.

Esta alternativa desplegada por el gobierno de Jacinda Ardern para el TPP11 ha tenido eco en Chile y más particularmente en el programa de gobierno recientemente presentado por el candidato a la presidencia de Apruebo Dignidad, Gabriel Boric, donde se hace una referencia, pero con la idea de aplicarlo a los tratados en vigencia de Chile (que hasta ahora no incluye el TPP11).

Tal como lo había adelantado Nicolás Grau, uno de sus asesores económicos, el programa especifica que “Chile no alterará ningún tratado comercial de forma unilateral”. Sin embargo, señalan en términos amplios que se buscará “actualizar aspectos relativos a los capítulos de inversiones”.

Respecto a esto último, destacan que “se debe solicitar eximirse de la aplicación del mecanismo de solución de controversias en tribunales internacionales ad-hoc (tal como lo ha hecho Nueva Zelandia)”. De acuerdo al programa de Boric, “se busca garantizar los efectos positivos de los acuerdos (ampliar la escala de demanda de nuestros productos de exportación), superando las restricciones que han impuesto para la aplicación de políticas necesarias para el nuevo momento de crecimiento necesario para el país”.

El conflicto

Aunque a principios de 2018 Ardern señalaba que con la salida de Estados Unidos se disipaban varios temores, dado que se retiraban una veintena de clausulas sobre patentes y farmacéuticas, admitía que en la negociación su país no había conseguido eliminar la resolución de disputas entre inversionistas y Estados (ISDS), comprendida en la Sección 9B del Capítulo 9 del acuerdo, lo cual complicaba el avance del proyecto.

Según lo describe un sitio oficial del gobierno neozelandés, se trata de “un mecanismo que permite a los inversionistas extranjeros buscar remedios directamente contra una parte CPTPP en relación con infracciones de las disposiciones de inversión CPTPP”. Agregan que, según lo establecido en el TPP-11, “las reclamaciones de ISDS deben relacionarse con las infracciones del capítulo de inversión en sí y aspectos limitados del capítulo de servicios financieros”.

En el marco de la discusión, una vocera y diputada de los verdes, Golriz Ghahraman, señalaba que la presencia de ISDS tenía “un efecto paralizador en nuestra soberanía nacional, significa que las grandes corporaciones internacionales pueden desafiar a nuestro gobierno si hacemos cambios de política que afecten sus ganancias”.

En ese marco, Ghahraman señaló que “evitar que otros estados puedan usar ISDS en Nueva Zelanda es una pequeña cosa que debemos hacer para sacar el mejor provecho de una mala situación”.

La salida

Justamente para atender aquello, David Parker, el entonces secretario de Comercio, paralelamente a la negociación del CPTPP buscó llegar a acuerdos bilaterales que anularan de forma recíproca las disposiciones de resolución de disputas entre inversionistas y Estados.

Las side letters, que se pueden utilizar para diversas materias que acuerdan dos países al margen de lo dispuesto en un acuerdo multilateral, en este caso Nueva Zelandia las “negoció con Australia, Brunei Darussalam, Malaysia, Perú y Vietnam, para que los aspectos obligatorios del capítulo sobre ISDS no apliquen entre Nueva Zelandia y esos países de forma bilateral”, se lee la información entregafa por el gobierno neozelandés.

Allí, también indican que “más generalmente, forman parte del tratado compromisos claros y protecciones robustas que limitan el alcance de los mecanismos de ISDS para proteger el derecho del Estado de regular y prevenir el abuso de este mecanismo”.

Aunque de acuerdo a lo consignado en el medio local Stuff, Ghahraman reclamó en su momento que era decepcionante que las side letters fueran con “naciones relativamente pequeñas”, mientras que Japón y Chile “todavía son libres de demandar a nuestro gobierno por el acceso”, lo cierto es que el mecanismo convenció a una porción suficiente de la clase política neozelandesa como para que se aprobara el TPP-11, entre la cual también hay consenso de que no se firmarán nuevos acuerdos que contemplen disposiciones como la de ISDS.

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