¿Dónde podría ocurrir el próximo gran terremoto? A 11 años del 27F, especialistas afirman que un evento en esa misma zona es poco probable

terremoto

Por la energía acumulada, los investigadores creen que un evento de esas características podría ocurrir en las costas del norte del país.


“Cuando chico pasé por el terremoto de 1960 en Traiguén. Tengo algunos recuerdos de ese momento, fue bastante impactante, ya que fue de día. Uno podía ver los efectos en las casas antiguas. Lo ocurrido en 2010 se acercó bastante”.

Así lo recuerda Sergio Barrientos, director del Centro Sismológico Nacional y testigo del terremoto más potente que tenga registro la humanidad, el ocurrido en Valdivia en 1960 con una magnitud de 9,5 MW.

El 27 de febrero de 2010 en Cauquenes, los registros se aproximaron y mucho a este registro histórico mundial. A las 3:34 de la mañana, un sismo alcanzó una magnitud de 8,8 MW. Con una profundidad de 30,1 kilómetros y con una duración de 4 a 5 minutos, el evento telúrico tuvo gran repercusión a nivel nacional, dejando muchas construcciones con daño irreparables, y lo peor de todo, 525 personas muertas y 23 desaparecidas.

Cuando faltan tres días para que se cumplan 11 años de aquella fatídica fecha, y a pesar de la latencia que se presenta en el lugar, Barrientos señala que si bien podría repetirse un sismo en la zona, “probablemente sea en varias décadas o cientos de años. Es muy poco probable que sea pronto, que ocurra algo así. Nuestras estimaciones de cuánto se ha desplazado la placa de Nazca bajo la Sudamericana, es alrededor de 20 metros en la zona de Constitución”.

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El terremoto ocurrido el 27 de febrero de 2010 dejó 525 personas muertas y 23 desaparecidas.

“Esos 20 metros se acumulan a razón de 6,5 centímetros por año, eso da cuenta de más de 200 años, casi 300 años. Es una zona que acumula energía equivalente, de desplazamiento, por mucho tiempo, por siglos. Si pasa algo sería menor”, explica Barrientos.

Pablo Salucci, geólogo de la Universidad Católica, concuerda con Barrientos. “En el área en donde se produce el terremoto, es decir 400 km. de extensión, es muy poco probable que vuelva a ocurrir un terremoto con las características de lo ocurrido el 27 de febrero de 2010 (registra más de 10.000 réplicas). Esto porque este tipo de terremotos requieren entre 200 a 300 años para acumular energía y generar un evento como el observado”.

En Chile, “por un gran terremoto de magnitud 9, hay aproximadamente diez de magnitud 8 y unos 100 de magnitud 7. El de magnitud 9 ocurre cada 500 o más años”, argumenta Barrientos.

De Arica a La Serena: zona de potencial peligro

En relación a lugares o zonas donde sí podría ocurrir un gran sismo o es más probable que suceda, una falla que recurrentemente es analizada, es la de San Ramón, ubicada en Santiago.

A pesar de que no hay un gran terremoto ahí hace 7 mil a 8 años, Barrientos explica que “la tasa de acumulación de energía equivalente es mucho menor, entonces los períodos de recurrencia son de miles de años. No así en zonas de subducción, donde hay impacto entre la placa de Nazca y la Sudamericana”.

A diferencia del norte del país, lugar señalado como de riesgo, según las estadísticas.

“Entre la ciudad de Ilo (Perú) y Pisagua aproximadamente, entre el sur de Perú y el norte de Chile, está una de las zonas de mayor riesgo en este momento. Desde Arica al norte, desde 1868 que no ocurre un terremoto grande, y desde Arica al sur desde 1877. En esa zona es más probable que ahí ocurra algo”, señala Barrientos, Doctor en Ciencias de la Tierra de la Universidad de California, Santa Cruz, Estados Unidos y Magíster en Ciencias mención Geofísica de la Universidad de Chile.

Punta Patache es una localidad chilena ubicada en la comuna de Iquique, Región de Tarapacá, a 65 kilómetros al sur de la capital regional. Crédito: Wikipedia

Tampoco hay que descartar la zona desde el sur del aeropuerto de Iquique, “eso es Punta Patache aproximadamente. También en la zona de Atacama, al sur de Tal Tal y hasta La Serena, donde ocurrió el gran terremoto de 1922 de 8,5″, añade Barrientos.

Sin lugar a dudas hemos avanzado en monitoreo y preparación después de febrero de 2010, “en donde durante y después del evento quedaron a la vista todas las debilidades a pesar de ser un lugar con larga data de registros sísmicos. Y hoy poseemos una red sísmica mucho más extensa y robusta. En 2010 buena parte de la red sísmica estaba instalada en el norte gracias a un convenio de cooperación con Alemania”, concluye Salucci, docente de la Universidad San Sebastián.

“Este espacio de mejora tiene que ver con mejorar “nuestra visión” de los sismos, ya que, la mayoría de éstos son origen costeros, bajo el mar, es importante mejorar nuestro monitoreo en esta zona, debido a que en el momento que en las ondas sísmicas tocan el continente las comenzamos a “ver” por la tanto en ese sector estamos un tanto ciegos aún”, añade Salucci.

“Creo que desde el terremoto de 2010 hasta ahora, hemos avanzado muchísimo en la parte de observación, en la instalación de instrumentos de observación, que permiten poder definir y caracterizar cualquier terremoto en Chile continental, a los cinco minutos ya tenemos una localización y una magnitud”, determina Barrientos.

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