¿Necesito una vacuna de refuerzo para el Covid? Seis preguntas para entender cómo mantenerse protegido

La creciente prevalencia de las nuevas variantes del coronavirus está planteando preguntas sobre qué tan bien protegidos están aquellos que ya han recibido sus inyecciones de Covid-19 contra las formas en evolución del virus Sars-CoV-2. Aquí, el especialista en microbiología y enfermedades infecciosas William Petri de la Universidad de Virginia responde algunas preguntas comunes sobre las vacunas de refuerzo Covid-19.

Los refuerzos son una dosis adicional de una vacuna que se administra para mantener la protección inducida por la vacuna contra una enfermedad. Se usan comúnmente para reforzar muchas vacunas porque la inmunidad puede desaparecer con el tiempo. Por ejemplo, la vacuna contra la influenza necesita un refuerzo cada año y la vacuna contra la difteria y el tétanos cada 10 años.

Los refuerzos suelen ser idénticos a la vacuna original. En algunos casos, sin embargo, la vacuna de refuerzo se ha modificado para mejorar la protección contra nuevas variantes virales. La vacuna contra la influenza estacional, sobre todo, requiere un refuerzo anual porque el virus de la gripe cambia muy rápidamente.

Aún no. A principios de julio de 2021, ninguna de las autoridades del gobierno de EE.UU. recomienda un refuerzo. Esto incluye los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC su sigla en inglés), la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA, su sigla en inglés) y el Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización de los CDC.

Si bien la inmunidad inducida por la vacuna puede no durar para siempre, no está claro cuándo se necesitará un refuerzo.

Es alentador que todas las vacunas Covid-19 autorizadas actualmente inducen una memoria inmunitaria sólida contra el coronavirus. La vacuna le enseña a las células B de memoria de su sistema inmunológico a producir anticuerpos cuando está expuesto al virus. Los investigadores han detectado niveles altos de células B de memoria en los ganglios linfáticos de personas que recibieron la vacuna Pfizer durante al menos 12 semanas después de recibir la inyección.

Los estudios también sugieren que las vacunas Covid-19 autorizadas continúan ofreciendo protección incluso contra las cepas emergentes del coronavirus. Un estudio encontró que la vacuna de Johnson & Johnson tenía entre un 73% y un 82% de efectividad para prevenir enfermedades graves de la variante beta. Y un estudio preliminar que no ha sido revisado por pares encontró que la vacuna Pfizer es 88% efectiva contra la variante delta.

La otra fuente de respuestas de anticuerpos de larga duración contra el coronavirus son las células llamadas plasmablastos que residen en la médula ósea. Estas células producen anticuerpos de forma continua y no necesitan refuerzo para mantener su actividad. Afortunadamente, se han detectado plasmablastos en la médula ósea de personas que recibieron la vacuna Covid-19 durante hasta 11 meses, lo que indica cierto grado de memoria inmunitaria duradera.

Es posible que deba esperar a que se produzca un brote en las personas vacunadas. Los investigadores todavía están descubriendo la mejor manera de medir la fuerza de la inmunidad inducida por la vacuna de alguien. Las vacunas Covid-19 han sido tan efectivas que no hay muchas fallas para probar.

El mejor candidato para medir son ciertos anticuerpos que la vacuna induce a producir al sistema inmunológico. Reconocen la proteína de pico que permite que el coronavirus ingrese e infecte las células. La evidencia que respalda la importancia de los anticuerpos anti-picos incluye un estudio que muestra que las vacunas de ARNm algo más efectivas como Pfizer y Moderna generan niveles más altos de anticuerpos en la sangre que las vacunas de vectores de adenovirus como Johnson & Johnson y AstraZeneca. En un estudio preliminar que aún no ha sido revisado por pares, los niveles de anticuerpos anti-picos fueron más bajos en las personas que contrajeron Covid -19 después de haber sido vacunadas con la vacuna Oxford-AstraZeneca.

A los trabajadores médicos les encantaría poder hacerles a los pacientes un análisis de sangre que les diga qué tan bien protegidos están o no contra el Covid-19. Eso sería una indicación clara de si se necesita una inyección de refuerzo.

Pero hasta que los investigadores sepan con certeza cómo medir la inmunidad inducida por vacunas, la siguiente indicación de que pueden ser necesarios refuerzos son las infecciones de avance en los adultos mayores que ya han sido vacunados. Las personas mayores de 80 años producen niveles más bajos de anticuerpos después de la vacunación, por lo que su inmunidad puede disminuir antes que la de la población en general. Los ancianos también serían probablemente los más susceptibles a las nuevas variantes virales que evaden la protección que brindan las vacunas actuales.

Los refuerzos pueden ser necesarios para las personas inmunodeprimidas. En un estudio, 39 de 40 receptores de trasplante de riñón y un tercio de los pacientes de diálisis no produjeron anticuerpos después de la vacunación. Otro estudio identificó a 20 pacientes con enfermedades reumáticas o musculoesqueléticas que tomaban medicamentos que inhiben el sistema inmunológico y que tampoco tenían anticuerpos detectables. Ambos estudios se realizaron después de que los pacientes recibieron la dosis completa de la vacuna.

Se ha demostrado que los potenciadores ayudan en estos casos. En un estudio, un tercio de los pacientes con trasplante de órganos sólidos que tuvieron una respuesta subóptima a dos dosis de las vacunas Pfizer o Moderna pudieron desarrollar una respuesta de anticuerpos con una tercera dosis.

Aquellos que están inmunodeprimidos pueden preguntarse si la vacuna que recibieron está generando inmunidad con éxito en su cuerpo. Un estudio preliminar que aún no ha sido revisado por pares encontró que una prueba que se dirija específicamente a los anticuerpos anti-pico que desencadenan las vacunas puede ser útil para determinar si la vacuna funcionó. Pero por ahora, la FDA no recomienda las pruebas de anticuerpos para evaluar la inmunidad.

Probablemente no. Investigaciones recientes han demostrado que las vacunas de ARNm, como Pfizer y Moderna, se pueden mezclar con vacunas basadas en adenovirus como AstraZeneca con resultados comparables.

*Profesor de Medicina, Universidad de Virginia